Entramos en el hangar del avión español sin piloto: 17.000 placas solares para espiar durante meses
La aeronave ha llamado la atención del Departamento de Defensa de EEUU y también podrá servir como un repetidor de cobertura móvil.
5 diciembre, 2022 03:25Un ruido atronador, como si se cayera el cielo sobre nuestras cabezas, nos recibe a la entrada de la base aérea de Albacete-Los Llanos. Son varios cazas F-35 despegando con pocos segundos de diferencia y ascendiendo raudos sobre los campos de cultivo colindantes con las instalaciones militares.
Este aeródromo, uno de los más importantes del Ejército del Aire y del Espacio de España, también cuenta con una zona mucho más sosegada donde la vida se aleja de lo supersónico. Skydweller optó por abrir aquí su cuartel general para desarrollar un concepto de aviación en las antípodas de los cazas mencionados. No hay queroseno ni pilotos a bordo.
Por el contrario, la energía solar y el vuelo autónomo son los pilares sobre los que se asienta su aeronave. El buen clima español —sobre todo si se compara con los vecinos norteños—, un cielo poco congestionado de tráfico aéreo y unas instalaciones con suficiente espacio como para montar una gran carpa en forma de hangar fueron las claves para que Skydweller ubicara su sede en la capital manchega.
La compañía comenzó a dar sus primeros pasos en 2017 con la búsqueda de una plataforma aérea de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR, de sus siglas en inglés) "que pudiera mantenerse en el aire de forma casi perpetua", explicó a EL ESPAÑOL - Omicrono Sebastien Renouard, director de operaciones de Skydweller Aero. Eligieron entonces al avión Solar Impulse 2 como base, una aeronave que hacía poco tiempo había conseguido dar la vuelta al mundo empleando únicamente energía solar proveniente de los paneles instalados sobre las alas y fuselaje.
"Todos los drones o aviones tienen un problema de autonomía" en misiones que requieren una captura de datos prolongada. "Con la energía solar esto se arregla de una vez. Podemos volar durante semanas o meses sin tener que aterrizar". Renouard y su equipo consiguieron levantar 40 millones de euros y se hicieron con la propiedad intelectual del Solar Impulse 2, que incluía la propia aeronave.
Buscando el vuelo perpetuo
El verdadero arranque de Skydweller se produce entre agosto y septiembre de 2019 cuando firman el contrato de compraventa del avión y comienzan a contratar a personal para que se unan al equipo. Empezaron con 20 ingenieros que comenzaron a trabajar en las oficinas en Madrid y actualmente el equipo lo componen un total de 140 personas repartidas entre España —Albacete y Madrid— y Oklahoma (Estados Unidos).
El Solar Impulse 2 llegó a Albacete por piezas almacenadas en cajas y los ingenieros comenzaron los trabajos de reconstrucción para que la aeronave estuviera operativa. Todo ese proceso tan solo supuso el aperitivo de los retos tecnológicos en los que Skydweller todavía trabaja para afrontar la creación del dron solar.
El primero y más importante es la eliminación del piloto, sustituyéndolo por un sistema de vuelo autónomo con respaldo en tierra firme. Algo que a diciembre de 2022 todavía no han conseguido. Por el momento, un piloto debe permanecer en la carlinga del Solar Impulse 2 por si algo no va bien, aunque la gran parte del control ya se realiza desde el centro de mandos situado dentro del propio hangar en Albacete.
"Estamos realizando vuelos autónomos desde hace meses, el piloto solo toca los mandos si se lo pide el equipo de ingeniería", comentó Renouard. "Lo único es que hay que darle más robustez". Se están realizando modificaciones críticas en la aeronave como la implementación del fly-by-wire que emplea la electrónica en lugar de sistemas mecánicos para controlar las superficies de vuelo.
El objetivo a corto plazo —antes de terminar el año incluso— es llegar a un acuerdo con las autoridades para decidir sacar al piloto del avión. Se pasaría al control desde tierra en una primera fase y al vuelo totalmente autónomo al final, lo que pondrá la guinda a su trabajo en esta rama.
Para este próximo 2023, Skydweller tiene planeado un calendario muy denso de demostraciones de vuelos con clientes. Se llevan la aeronave al Caribe para poder llegar a compañías y organismos gubernamentales americanos —Estados Unidos incluido— y tienen agendadas otras reuniones con Francia o Luxemburgo. También "nos va a permitir afinar el uso de esta plataforma y el uso de la carga útil que vamos a poner a bordo", indica. "Va a tener cámaras, antenas, repetidores de comunicaciones...".
Gigante solar
La envergadura de 72 metros de la aeronave es, sin duda, el aspecto visual que más impacta. Son 8 metros más que un Boeing 747, considerado uno de los aviones comerciales más grandes del mundo. Así, consigue unos 300 metros cuadrados de superficie donde se han instalado 17.000 placas solares que componen el sistema de generación de energía.
Según comentó Renouard, son suficientes para alimentar los motores, recargar las baterías a bordo y sostener todo el sistema eléctrico de la aeronave, incluidos los sensores o elementos que equiparán en un futuro. Esas grandes alas le proporcionan una gran capacidad de planeo que, unido a las 2,5 toneladas de peso total, hacen que el consumo energético sea mínimo y permita la operación continuada durante meses.
Cuenta con 4 motores eléctricos de 18 caballos que giran las hélices a una frecuencia muy baja para ahorrar la máxima energía y consiguen velocidades de crucero de hasta 80 kilómetros por hora. "Es muy lento, pero es bueno para los sensores que se equiparán en el dron". A esas velocidades y con un bajo régimen de vueltas de los motores, las vibraciones se reducen al máximo, consiguiendo capturar imágenes en alta definición, por ejemplo.
"Este avión puede volar de forma perpetua y es algo que se puede ver en otros desarrollos de plataformas solares llevadas a cabo por los mayores grupos aeronáuticos". El ejemplo más inmediato es el avión solar Zephyr impulsado por Airbus. Una carrera en la que "queremos ser uno de los primeros, si no los primeros, en volar con carga útil" para responder a las necesidades tanto civiles como gubernamentales.
Skydweller tiene planeado abrir varias líneas de ensamblaje en todo el mundo. En Italia con su socio Leonardo y también en China. En cuanto a España, Renouard indicó que han conseguido la concesión durante 15 años en el aeródromo de Valdepeñas (Albacete) donde abrirán también una fábrica. "En Valdepeñas pensamos tener una parte de nuestra capacidad de producción, de ensamblaje, de mantenimiento... Pero habrá seguramente más", con el fin de satisfacer las necesidades de los clientes en todo el mundo.
Nacional e internacional
"Desde el inicio, la DGAM [Dirección General de Armamento y Material] nos dio una carta de interés estratégico para la Defensa española". También se encuentran trabajando directamente con las diferentes ramas de las Fuerzas Armadas, el JEMAD y el INTA para desarrollar la nueva generación de pila de combustible que "pensamos también que vamos a embarcar en este avión como extensión de la capacidad".
Renouard explicó que el Ministerio de Defensa también está siendo un apoyo clave en todos los procesos de autorizaciones de vuelo para el futuro dron. "Estamos planteando demostraciones con el Ejército del Aire y con la DGAM; hay muchas sinergias, básicamente por este tema de ISR es muy importante y ahora más".
Aplicaciones de espionaje e inteligencia serán el campo de actuación más común de la aeronave en el ámbito militar. "Las Islas Canarias o el Estrecho" son zonas sensibles donde podrían permanecer vigilando durante meses gracias al buen clima de esas zonas.
También tiene espacio en aplicaciones civiles. "Es la parte más importante del iceberg. El mercado gubernamental es bastante confidencial, estamos hablando [que se necesitan] de unos 200 y pico aviones solares a nivel mundial, según nuestros estudios". La parte de las telecomunicaciones comerciales, apuntó Renouard, "es un mercado que, como mínimo, es 10 veces más grande".
"Llevamos trabajando con Telefónica desde noviembre de 2021 y estamos planificando pruebas de repetidor de comunicaciones de una antena para hacer que este avión sea un hito, una torre volante". Renouard señaló que esta aplicación "tendrá un mercado enorme", aunque reconoce que todavía está en desarrollo. "Según las simulaciones que hemos realizado, puede sustituir entre 40 y 80 torres terrestres" que podrían ser claves para zonas donde el despliegue de esta infraestructura todavía no se ha hecho o es demasiado complejo.
La eliminación del piloto de la ecuación —junto a todo su equipamiento necesario a bordo— deja libres hasta 400 kilogramos para la integración de sistemas a bordo. Algo que en 2020 llamó la atención del Departamento de Defensa de Estados Unidos, país que aglutina prácticamente la mitad del presupuesto mundial en temas aeronáuticos.
"El programa comenzó en 2020 y tiene una duración de 3 años, terminará con las demostraciones en 2023", anuncia. "Pero ya sabemos que hay seguimiento con Estados Unidos para más demostraciones y para la puesta en marcha de esta tecnología". Los norteamericanos abrieron paso a otros países como Francia o Luxemburgo, aunque "España también está muy comprometida".