Con el exitoso regreso a la Tierra de la nave Orión ayer a las 18.40, hora de España peninsular, la NASA da por concluida Artemis I, la misión destinada a marcar un antes y un después en la agencia espacial. No ha sido fácil llegar hasta aquí: un sobrecoste del 1.228% sobre la inversión inicial prevista, múltiples lanzamientos abortados, problemas de última hora... Pero ahora toca mirar al futuro, y eso se materializa en el resto de misiones Artemis previstas hasta 2030.
Ahora, cuando todavía analizan los datos obtenidos tras los 26 días que ha pasado Orión orbitando alrededor de la Luna —viaje que ha aprovechado también para captar impresionantes imágenes—, se ponen en marcha los preparativos para Artemis II. Esta misión, que llevará astronautas a la órbita lunar, tiene previsto despegar en mayo de 2024, si la NASA y sus contratistas no necesitan modificar el diseño de ningún elemento.
Este segundo despegue del gigantesco cohete SLS será el primero tripulado para la nave espacial Orión, que deberá satisfacer las necesidades básicas de los cuatro astronautas durante los 10 días que tiene planeado durar. Artemis II está diseñada para probar algunos sistemas críticos de supervivencia en una órbita alta de la Tierra.
Artemis II
Esta segunda misión del programa Artemis será la primera que lleve humanos a las proximidades de la Luna desde 1972. Será más corta que su precursora y servirá, entre otras cosas, para comprobar cómo funciona la llamada fase de inyección translunar, que llevará a los astronautas hacia el satélite en un viaje de 4 días.
La nave aprovechará la gravedad lunar para realizar una órbita y regresar a la Tierra sin emplear los propulsores, tan solo con la fuerza gravitacional, y tardará otros 4 días en ese viaje de vuelta. El objetivo tanto de los astronautas como de los controladores de la misión será recopilar datos sobre Orión y el rendimiento de la tripulación, para evaluar hasta qué punto el programa Artemis está preparado para enviar humanos a la superficie lunar.
Según la Agencia Espacial Canadiense, que participará en la misión y aportará uno de los astronautas, el objetivo de la misión es alcanzar cuatro parámetros principales de preparación: planificación de la misión, rendimiento del sistema, interfaces de la tripulación y sistemas de guía y navegación.
La fecha para el nuevo lanzamiento se desconoce, pero las previsiones de la NASA de hacerlo en 2024 parecen demasiado optimistas. Tampoco se conoce la identidad de los integrantes de la misión. Lo que sí se sabe es que Artemis II requerirá de nuevos trajes espaciales construidos para soportar el entorno cislunar, que tiene más radiación que el interior de la órbita terrestre baja.
Artemis III
Tanto Artemis I como Artemis II son el campo de pruebas para la misión realmente trascendente, con la que la humanidad regresará nuevamente a la Luna tras el viaje hace más de medio siglo del Apolo 13. Para este lanzamiento la NASA sí ha confirmado que participará la primera mujer en pisar el satélite. Si todo funciona como está previsto, ella y sus compañeros de la misión pasarán 6 días en la superficie lunar, recopilando información y muestras de todo tipo, desde regolito lunar hasta hielo.
De acuerdo con el calendario de la NASA, Artemis III debería aterrizar en la superficie de la Luna en 2025, si nada se tuerce. Sin embargo, instituciones como la Oficina del Inspector General de la NASA han expresado en reiteradas ocasiones su escepticismo sobre este plazo, llevándolo incluso hasta 2028.
Esto se debe principalmente a los retrasos en la puesta a punto del sistema de aterrizaje lunar, que utilizará la Starship de SpaceX, además de otros motivos técnicos y presupuestarios. También ha sufrido numerosos retrasos el desarrollo de los trajes espaciales que la NASA estaba creando, por lo que ha tenido que recurrir a empresas privadas como Axios Space, del español López-Alegría. Axios será finalmente la encargada de desarrollarlos, tras ganar el concurso organizado por la agencia espacial.
De momento, la NASA ha anunciado de forma preliminar los 13 lugares de la Luna en los que la misión podría aterrizar. Todos ellos están muy próximos del Polo Sur lunar, en permanente sombra y hasta la fecha inexplorado. "Artermis III será diferente a cualquier misión anterior, ya que los astronautas se aventurarán en áreas oscuras", aseguró Mark Kirasich, administrador asociado adjunto de la NASA para la División de Desarrollo de Campañas de Artemis, en un comunicado de prensa el pasado noviembre.
[La NASA utilizará un escudo hinchable para facilitar la llegada de sus naves a Marte]
Antes de que finalice esta década, el objetivo de la NASA es que la nave espacial Orión y el cohete SLS sean capaces de lanzar una misión humana a la Luna una vez al año, para establecer una base de referencia para la exploración lunar. El objetivo a más largo plazo es instalar una colonia permanente en el satélite, para lo que ya están estudiando distintas tecnologías, como un minirreactor nuclear que proporcionará energía a los astronautas.
Estación lunar
Antes de que esas colonias sean posibles, uno de los elementos más trascendentales de las futuras misiones Artemis de la NASA es la plataforma orbital lunar conocida como Gateway. Esta estación lunar será una suerte de intercambiador espacial, tanto de personal humano como de logística.
Uno de sus componentes clave, el PMAD (Power Management and Dristribution), es cien por cien español y se está construyendo a contrarreloj en Tres Cantos. Será un elemento de distribución fundamental para la gestión de la energía a bordo, un bien demasiado escaso cuando se la estación se encuentre orbitando la Luna.
Gateway tiene previsto permanecer en órbita lunar un mínimo de 15 años, aunque lo más probable es que ese plazo se vea incrementado notablemente, como ha sucedido con la Estación Espacial Internacional. Además de la base permanente, otro de los objetivos es que Gateway se convierta en punto de partida para los viajes interplanetarios hacia Marte.
"Es el lugar ideal para salir a pisar Marte por primera vez", contó al EL ESPAÑOL - Omicrono Emilio Lapeña, responsable técnico del proyecto HALO PMAD en Airbus Crisa. Las razones que detalló entonces tienen que ver con la escasa gravedad de la Luna y la órbita elegida por la NASA para emplazar a Gateway. Es una órbita que interactúa con el punto de Lagrange entre la Tierra y la Luna —un punto similar al que usa el telescopio James Webb— donde la interacción de las fuerzas gravitacionales de ambos astros hace de esa zona espacial una muy estable.
La órbita de Gateway, una vez la base esté operativa, hará mucho más sencillo el descenso a la Luna de los astronautas, ya que circula a menos de 100 kilómetros de su superficie. El otro extremo de su trayectoria elíptica también hará más fácil el regreso a la Tierra con poca energía o el impulso hacia Marte, donde la NASA quiere llevar astronautas antes de 2040.
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