Una flota de portaaviones ligeros de EEUU para frenar a China en Taiwán: 240 aviones de combate
Estos buques de asalto anfibio de la Marina de Estados Unidos transportan menos carga que un portaaviones, pero cuesta menos y son más versátiles.
14 diciembre, 2022 03:33El ministro de Relaciones Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, ha reconocido estos días que China está buscando el "pretexto para practicar su futuro ataque" en la isla. Hace ya cuatro meses desde que incluso en España se estuviera pendiente del viaje de la expresidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, bajo amenaza del gigante asiático. Sin embargo, las últimas informaciones que manejan en el pequeño estado insular han provocado que EEUU incremente su defensa ante la creciente amenaza china.
El último movimiento por parte del país estadounidense implicaría aprovechar los conocidos como Lightning Carriers, según los informes citados por el vicealmirante Karl Thomas, oficial al mando de la Séptima Flota de los EEUU. Thomas propone utilizar una docena de estos buques (ahora mismo sólo hay dos construidos, el tercero empieza su primera fase este mismo mes) para defender Taiwán de una futura injerencia china.
Estos portaaviones relámpago transportan cazas furtivos como el F-35B Lighting II, de aterrizaje vertical y despegue corto (STOVL, por sus siglas en inglés). A diferencia de un portaaviones de flota, que puede transportar más de 70 aeronaves, los portaaviones ligeros solo llevan 20 aviones cada uno.
El concepto de portaaviones relámpago también ha sido adoptado por la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón. Y es que este tipo de buques se ha introducido exclusivamente en la zona del Pacífico occidental, donde EEUU teme la creciente fuerza numérica y cualitativa de la Armada del Ejército Popular de Liberación de China.
Menos volumen, más versatilidad
Los estrategas navales estadounidenses destacan de estos portaaviones ligeros su gran capacidad para adaptarse a la carga que llevan. Así, Thomas presumió de que un día es posible tener un F-35B en la cubierta de vuelto mientras que al día siguiente se pueden transportar los MV-22 Osprey, con los que situar a los cerca de 1.800 infantes de marina que viajan a bordo en la costa rápidamente.
Los buques anfibios de clase América son portaaviones optimizados para apoyar operaciones de ala fija y rotatoria. Aunque su mayor ventaja es que pueden llevar el doble de combustible y un 30% más de artillería de aviación en comparación con sus predecesores de clase Wasp. Además, cuenta con más espacio para realizar las operaciones de mantenimiento de las aeronaves.
Tanto los buques estadounidenses como los japoneses que circularán por la zona del Pacífico occidental son portaaviones de asalto anfibio, por lo que tienen una cubierta plana sin ningún tipo de mecanismo de lanzamiento de aeronaves basado en saltos o catapultas. Esto se debe a que los aviones de despegue vertical como el F-35B o los helicópteros pueden despegar por su propio impulso.
Eso sí, la cubierta plana también podría afectar a la capacidad de carga útil del los buques de la clase América. No es su mayor virtud, sobre todo si se compara con la del imponente USS Gerald R. Ford, el portaaviones más moderno y potente del que dispone su armada. Ahora bien, el Ford tiene un coste que ronda los 10.000 millones de dólares, frente a los 3.400 de estos buques.
Las cifras de los buques de la clase América son apabullantes. Pesan más de 45 toneladas con la carga máxima y miden 257 metros de eslora por 32 de manga. De su propulsión se encargan dos turbinas de gas que producen 70.000 caballos de potencia. Gracias a ellos alcanza una velocidad de crucero de 20 nudos (37 km/h). Además de cuatro radares para detectar cualquier amenaza por tierra, mar y aire, estos portaaviones ligeros disponen de seis lanzadores de misiles (Rolling Airframe, Sea Sparrow y Phalanx), además de tres ametralladoras Mk 38 y siete metralletas duales de calibre .50.
Sin embargo, las características de estos portaaviones relámpago demuestran que EEUU no pretende —por el momento— atacar ningún territorio asiático, pues están pensados principalmente para realizar una función de control o rechazo marítimo. Utilizarlo en una operación ofensiva resultaría un movimiento muy arriesgado por parte de la superpotencia norteamericana.
Portaaviones de asalto
El buque anfibio de clase América USS Trípoli ya se puso a prueba entre los meses de marzo y abril de este año. El resultado fue exitoso, pues 20 aviones de tres escuadrones de ataque de cazas de la Infantería de Marina operaron sin problema. La tripulación completó 2.502 horas de operaciones de vuelo y viajó casi 75.000 kilómetros durante el ejercicio de apoyo. De esta forma, se demostró que podía actuar más como un portaaviones ligero que como un barco anfibio estándar.
Durante los meses de prueba, el USS Trípoli navegó con más de una docena de F-35B. Se trata de la variante de despegue corto y aterrizaje vertical del F-35 Joint Strike Fighter, un caza de quinta generación con capacidades avanzadas, con una autonomía de entre 800 y 900 kilómetros.
Al oficial al mando del Trípoli, Karl Thomas, no le convence el término "portaaviones relámpago". Él prefiere llamarlo "portaaviones de asalto". De hecho, el vicealmirante estadounidense está convencido de que el buque de asalto anfibio es más fiable que cualquiera de los dos portaaviones que tiene China actualmente en servicio.
Sin embargo, las cifras no parecen darle la razón, pues Fujian —el portaaviones que China presentó el pasado julio— se suma a la flota de 350 buques de guerra del gigante asiático, frente a los 296 con los que cuenta la Armada de EEUU. Entre sus barcos destacan otras joyas de la armada china, como Nanchang, el buque de guerra más poderoso del mundo.
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