El 2022 ha sido un año cargado de momentos estelares, nunca mejor dicho, para la exploración espacial con el éxito de la misión Artemis, la creación de la estación espacial china o la misión Dart para proteger la Tierra de un asteroide. De esta última fue testigo el telescopio James Webb, responsable de las imágenes más espectaculares que se han tomado del universo, por las que acaba de recibir el título de avance científico del año.
Los primeros instantes de una estrella en formación o la fusión de dos galaxias, así como revelar detalles invisibles en regiones del cosmos, son algunas de las imágenes que el James Webb ha tomado este año con todo lujo de detalles. En el medio año que el telescopio ha estado trabajando ya ha dado material de sobra para que la comunidad astronómica recabe más datos sobre cómo era el universo en sus inicios, aunque también se espera que esta herramienta ayude a buscar planetas similares a la Tierra por todo el universo.
Este reconocimiento por parte de la prestigiosa revista Science llega casi un año después de que el James Webb emprendiera el rumbo hacia su inmenso lugar de trabajo. El 25 de diciembre de 2021 el telescopio despegó desde la Guayana Francesa rumbo al cosmos. De esta forma, se ponía el broche final a 10 años de desarrollo, en el que participaron varias empresas en España, y una inversión de 9.700 millones (casi 20 veces más de lo estimado).
A pesar de la década de retraso con la que el Webb llegaba al espacio, la espera ha merecido la pena y su ojo infrarrojo y el resto de su equipamiento ofrecen ahora imágenes sin precedentes. El reconocimiento hace especial énfasis en el salto cualitativo que ha supuesto este telescopio con respecto al trabajo de sus predecesores, ya que a diferencia del telescopio espacial Hubble, el JWST puede capturar luz infrarroja, incluida la luz emitida por las primeras estrellas y galaxias que aparecieron tras el Big Bang.
Imágenes espectaculares
Centradas únicamente en el espectro infrarrojo, el alto nivel de detalle que muestran las imágenes del James Webb son obra de 3 familias de instrumentos y sensores. La primera dedicada a la obtención de datos en el espectro infrarrojo próximo, otra para el intermedio y una más dedicada a que los anteriores instrumentos apunten con precisión al lugar de estudio.
Mucho se ha hablado de su sistema NIRCAM, dentro de la primera familia y encargado de ese espectro infrarrojo próximo para detectar la luz de la población de estrellas en las galaxias cercanas, como las del Cinturón de Kuiper. Mientras que la segunda familia de instrumentos está representada por el MIRI, que cuenta con una cámara y un espectrógrafo capaces de registrar galaxias distantes, estrellas recién formadas y cometas débilmente visibles.
Con estas diferentes familias de sensores se han captado imágenes tan impactantes como esta de los Pilares de la Creación. El Hubble ya había captado estas trompas de gas y polvo, así como el Webb, pero tras varias pruebas, la NASA realizó otra adicional fusionando su imagen de infrarrojo cercano con la del infrarrojo medio y captando nuevos matices.
Para obtener el reconocimiento de Science, el telescopio ha competido con otros avances que han tenido una gran repercusión, como la rápida evolución de la IA creativa, la identificación del virus que puede causar la esclerosis múltiple o la misión del satélite DART de la NASA.