Quedan escasos días para que 2022 llegue a su fin. Ha sido un año muy especial en lo que se refiere a la exploración del espacio exterior, y España ha sido testigo de ello en numerosas ocasiones. Los telescopios espaciales y otros dispositivos de las distintas agencias espaciales nos han dado una vista sin precedentes de lugares inhóspitos y fascinantes, como Marte. Y la NASA ha querido conmemorar el fin de año de una forma muy curiosa: repasando el invierno marciano.
Las estaciones marcianas, como el resto del Planeta Rojo, han sido dignas de estudio. Y una de ellas es el curioso invierno de Marte, ya que no se parece en absoluto al de la Tierra, como es lógico. Eso ha quedado reflejado en una serie de imágenes recogidas por la NASA que sin duda no te dejarán indiferentes.
Desde la formación de la nieve marciana hasta estampas de cómo queda el terreno del planeta cuando llegan estos inviernos, pasando por una completa explicación de cómo funciona esta estación en dicho territorio. Estos son solo algunos ejemplos del homenaje de fin de año de la NASA.
El invierno en Marte
Lo primero que hay que entender del invierno en Marte es que no funcionan como en la Tierra ni siquiera en los períodos de tiempo habituales. La órbita elíptica de Marte provoca que el invierno llegue mucho más tarde que el nuestro, ya que un año marciano equivale prácticamente a dos años terrestres.
La llegada del invierno conlleva hielo, escarcha y nieve que cubren ciertas regiones del planeta. Los polos de Marte llegan a temperaturas extremas, de menos 123 grados centígrados, pese a que no se registre en el planeta más de "unos pocos metros de nieve, la mayor parte de la cual cae sobre áreas extremadamente planas", afirma la agencia espacial.
Pero ¿cómo se forma la nieve en Marte? Existen dos tipos de nieve marciana; la que se forma con hielo de agua y el dióxido de carbono. El aire de Marte es muy delgado, y las temperaturas bajan de forma extrema, lo que provoca que la nieve helada de agua se sublime siquiera antes de tocar tierra marciana. La nieve de dióxido de carbono (o hielo seco) sí que toca el suelo.
La nieve solo se sucede en los extremos más fríos de Marte, en sus polos, y solo cuando el cielo está cubierto de nubes y es de noche. Estas nubes son lo suficientemente densas como para cortar la vista de las naves espaciales que orbitan en Marte, y los robots como el Perseverance no son capaces de aguantar temperaturas tan gélidas.
Por ende, la forma que tiene la NASA de determinar que, efectivamente, hay nieve es mirar a través de las nubes usando el Mars Climate Sounder del Orbitador de Reconocimiento de la NASA, que es capaz de registrar la luz en longitudes de onda invisibles para el ojo humano. Así, se ha detectado la nieve de hielo seco que cae al suelo. Ya en 2008, el módulo de aterrizaje Phoenix que cayó a unos 1.600 kilómetros del polo norte de Marte, registró la nieve con un instrumento láser.
Nieve cúbica
Pero las curiosidades no acaban aquí. La forma en la que se forman los copos de nieve en Marte es distinta a la de la Tierra. Debido a la forma en la que se unen las moléculas de hielo seco, se forman copos de nieve en forma de cubo, ya que estas siempre se unen en formaciones de cuatro.
El hielo del dióxido de carbono tiene una simetría a 4, por lo que de tener un copo de nieve marciano, lo veríamos en forma de cubo. Eso si llegamos a verlos, ya que el Mars Climate Sounder ha determinado que estos copos serían más pequeños que el ancho de un pelo humano.
No obstante, el que es el descubrimiento "más fabuloso" según la NASA respecto al invierno en Marte se produce en su final. El poco hielo acumulado se "descongela" y se dispone a sublimarse en la atmósfera. En el proceso, se forman (valga la redundancia) formaciones muy curiosas que los científicos han estudiado con ansia.
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Por si fuera poco, este proceso también tiene otro efecto colateral; los géiseres entran en erupción, ya que el hielo translúcido "permite que la luz del sol caliente el gas debajo de él, y este gas eventualmente estalla, enviando abanicos de polvo a la superficie". Y sí, por si te lo preguntabas, los científicos están estudiando estos géiseres y este proceso en sí para "conocer más sobre en qué dirección soplan los vientos marcianos".