Además de los misiles lanzados desde tierra firme, una parte esencial de la estrategia nuclear de Putin pasa por los bombarderos. Estas aeronaves, que España no tiene, están especializadas en ejecutar ataques a miles de kilómetros de sus bases. Unos trayectos que realizan esquivando las defensas antiaéreas, apoyándose en su velocidad supersónica y en un diseño especialmente ideado para ser invisibles a los sensores. Todos esos ingredientes están presentes en el Tu-160M, también conocido como Cisne Blanco.
Esta aeronave es, además, una de las apuestas más personales de Putin, que tras algo de retraso comienza a tomar forma. Según recoge la agencia de noticias TASS, un nuevo bombardero portamisiles estratégico Tu-160M acaba de realizar el vuelo inaugural tras someterse a una profundísima actualización y salir de las instalaciones del fabricante Tupolev, parte de la Corporación Aeronáutica Unida (UAC).
Durante el vuelo, los pilotos a bordo realizaron maniobras para verificar la estabilidad y el control de la aeronave en el aire, la capacidad operativa de sus sistemas de vuelo y motores y la comprobación del equipo radioelectrónico a bordo, según señalaron de UAC. Todas las pruebas resultaron satisfactorias aunque todavía tendrá esperar para pasar al servicio activo.
Cisne Blanco actualizado
El Tu-160 —sin la M final— es uno de esos proyectos que nacieron al calor de la Guerra Fría. Los servicios de inteligencia de Moscú habían informado de que Estados Unidos se encontraba desarrollando un bombardero que pretendía combinar la capacidad de carga y autonomía de un gigante como el B-52 con la velocidad supersónica que el Departamento de Defensa ya había experimentado con algunas aeronaves. El proyecto cristalizó finalmente en el B-1 Lancer, que se convirtió en el objetivo a batir del Kremlin.
Entonces, la Unión Soviética inició en 1972 un programa para que varias oficinas de diseño aeronáutico estatales plantearan sus propuestas de un bombardero estratégico con alas de geometría variable y con la capacidad de alcanzar 2,3 veces la velocidad del sonido. Prácticamente un calco de lo que Estados Unidos ya tenía casi listo con el B-1 Lancer.
La ganadora del concurso fue Tupolev, que era la mejor posicionada en cuanto a tecnología, gracias a que contaba en su porfolio con el avión supersónico de pasajeros Tu-144. Una experiencia que fue decisiva para el desarrollo del Tu-160, que levantó el vuelo por primera vez en 1981 —9 años después del americano— y entró en servicio en 1987.
En la primera década de los años 2000 Rusia inició varios programas de mejora ya bajo la denominación Tu-160M para equipar nuevo armamento, la instalación de nuevos sistemas de navegación, motores más modernos y también algunos sensores clave. Esta corresponde a una fase de actualizaciones de aeronaves ya construidas que permitirá ampliar su vida útil, aunque actualmente y debido a varios retrasos —incluso antes de la guerra con Ucrania— muy pocas unidades habrían recibido las mejoras.
La otra fase del Tu-160M se inició en abril de 2015, cuando el ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu anunció la adquisición de 50 nuevas unidades del bombardero. Lo que supuso la reactivación de la cadena de montaje de la aeronave ya con todas las mejoras planteadas instaladas de serie. Estos aviones tienen previsto entrar en servicio a partir del año que viene o el próximo, si todo sale según lo previsto.
El bombardero tiene espacio para 4 tripulantes acomodados en 54 metros de longitud por 55 metros de envergadura cuando las alas están totalmente desplegadas. Esto último es una de las señas de identidad del Cisne Blanco, que dispone de un sistema hidráulico con el que variar la posición de las alas respecto al fuselaje. Cuando necesita volar a velocidades supersónicas repliega totalmente las alas para tener más forma de flecha, mientras que para vuelo a menor velocidad las despliega tomando la forma de un avión convencional.
La masa máxima al despegue del Tu-160M es de 275 toneladas, mientras que su peso en vacío se sitúa en 110 toneladas. Como sistema de propulsión emplea 4 motores NK-32 de nueva factura, que le proporcionan 13.000 kilómetros de autonomía a velocidad subsónica. Por su parte, consigue alcanzar 2,5 veces la velocidad del sonido, mientras que el crucero se sitúa en 1.100 km/h, justo por debajo de la velocidad del sonido.
Misiles Daga
Una de las novedades que también han ido incorporando en las últimas versiones del Cisne Blanco es la capacidad para acarrear al misil KH-47M2, también conocido con el sobrenombre de Daga (Kinzhal). Se trata de un armamento hipersónico que Rusia ya ha empleado en Ucrania con éxito, según las agencias estatales de Moscú.
Se trata de un misil aire-tierra especialmente diseñado para penetrar a través de las defensas aéreas de la OTAN, como por ejemplo los Patriot que Biden acaba de anunciar que enviará a Ucrania dentro de unos meses.
El sistema de lanzamiento del Daga comparte la primera etapa con el Iskander, otro de los misiles con los que Rusia lleva bombardeando Ucrania desde el inicio de la guerra. A eso se une una apariencia externa muy similar y que ambos pueden acarrear ojivas nucleares, según TASS.
El Kinzhal tiene la capacidad de acarrear hasta 480 kilogramos de ojiva con versiones nucleares y convencionales. Sus 8 metros de longitud por 1 de diámetro alcanzan un rango entre 1.500 y 2.000 kilómetros, con una altitud máxima de 20.000 metros. También dispone de un sistema de guiado satelital y otro inercial y una velocidad máxima situada entre 10 y 12 veces la velocidad del sonido.