La guerra en términos generales, y la de Ucrania en particular, es todo un campo de pruebas para las tecnologías más avanzadas. Mientras los refuerzos en forma de tanques pesados como el Challenger 2 británico siguen llegando al bando ucraniano, Rusia trata de contrarrestar el apoyo occidental ultimando las pruebas de armas tan potentes como el torpedo nuclear Poseidón o los misiles Zircón a bordo de su fragata Almirante Gorshkov.
En esta categoría también pueden incluirse los Marker, unos vehículos terrestres autónomos de combate (CUGV, por sus siglas en inglés) que, según medios rusos, van camino de la disputada región del Dombás. Así lo ha asegurado en su canal de Telegram Dimitri Rogozin, antiguo viceprimer ministro y exjefe de la agencia espacial rusa Roskosmos. Rogozin es el actual líder del grupo de asesores y del centro científico de los Lobos del Zar, una de las divisiones encargadas de probar el armamento más avanzado del Kremlin.
A falta de confirmación oficial por parte del gobierno ruso, Rogozin asegura que se enviarán varias unidades de este vehículo capaz de seleccionar objetivos y disparar contra ellos de forma totalmente autónoma. Varios Marker ya estuvieron presentes en la guerra de Siria y han participado en diversas pruebas, las últimas en el cosmódromo de Vostochny, al sureste del país. Según Rogozin, los Marker "han demostrado muy buenas prestaciones en el desempeño de labores de seguridad e inteligencia", como encargados de controlar el perímetro de estas instalaciones.
Plataforma robótica de combate
Todo lo que tiene que ver con armamento de origen ruso siempre tiene un velo de secretismo. Faltan detalles, pero las primeras noticias sobre esta plataforma robótica de combate llegaron en 2018. Es un proyecto de la empresa de ingeniería privada Androidnaya Tekhnika en colaboración con la Fundación Rusa de Proyectos de Investigación Avanzada, financiada por el propio gobierno de Putin.
Se trata de una plataforma de combate versátil de un peso cercano a las 3 toneladas que cuenta con la posibilidad de utilizar distintos módulos para ocuparse de las misiones más variadas, de manera muy similar al THeMIS que ya se ha probado en Ucrania y del que España tiene varias unidades.
En una de sus primeras pruebas, el Marker recorrió 30 kilómetros en modo autónomo por un terreno irregular gracias a sus orugas -aunque también existen configuraciones de 6x6 con ruedas-. En terrenos irregulares puede circular hasta 24 horas, que se amplían a 48 horas en carreteras asfaltadas, el equivalente a unos 500 kilómetros. En su configuración inicial, la parte trasera del vehículo cuenta con una amplia zona de carga, que puede ser utilizada para el transporte de otro equipamiento o incluso de soldados heridos, y en la parte delantera va situado el motor híbrido.
Lo realmente novedoso del Marker es su sistema autónomo de control de tiro que, según el fabricante, le permite detectar y alcanzar por sí mismo objetivos enemigos a una distancia de hasta 15 km. En los últimos años, los desarrolladores han estado centrados en mejorar ese sistema de selección y disparo autónomo, para que disponga de recursos para poder identificar y diferenciar entre unidades amigas y enemigas.
Es decir, para que los Marker funcionen con fiabilidad y no disparen contra sus propias tropas, el ejército ruso habría tenido que digitalizar a todo el personal, equipos, sistemas de armas e indicativos rusos, para que el software que guía los Marker pudiera identificarlos. Para procesar toda esa información, el Marker cuenta con software potenciado con algoritmos de redes neuronales.
Probablemente, Rusia no se atreverá a utilizar el modo totalmente autónomo de los Marker hasta que los altos mandos militares no estén seguros de su eficacia y se descarten posibles errores, ya que estos podrían ser fatales. Como el vehículo tiene un sistema de alerta temprana, identificación y seguimiento, los operadores tendrán la opción de verificar el objetivo como enemigo antes de dar la orden de abrir fuego.
El vehículo autónomo dispone de un sistema de vigilancia electroóptico, una cámara térmica y un puntero láser que señala los objetivos. Este último permitirá además mejorar la precisión de los ataques con misiles y artillería de otras plataformas de armamento rusas. Como armamento propio, la única configuración que se conoce con detalle del Marker incluye una ametralladora Kalashnikov y 4 misiles antitanque que puede disparar a distancias de hasta 15 km.
En los últimos años, ante su irregular desempeño en Siria, algunas fuentes apuntan a que se habrían mejorado las antenas de radio y las cámaras, las principales deficiencias detectadas en el vehículo. Una de sus configuraciones podría incluso lanzar un enjambre de pequeños drones de reconocimiento, similares a los Black Hornet británicos, para realizar tareas de vigilancia de forma individual o en grupo.
Themis, el 'terminator' de la OTAN
Los países de la OTAN también se han volcado en los últimos años en estos desarrollos de vehiculos autónomos, que ya están muy desarrollados en su vertiente aérea y también empiezan a despuntar en la marítima. El mejor ejemplo es THeMIS, del que España dispone de varias unidades y ha sido desplegado para un experimento operativo en Lituania, muy cerca de Ucrania.
Las siglas THeMIS corresponden a los Sistemas Modulares Híbridos de Infantería sobre Orugas, desarrollados a partir de mediados de la pasada década por Milrem Robotics. Es una familia de vehículos terrestres no tripulados, destinados a diferentes usos pero principalmente diseñados para reducir el número de tropas, y por tanto de bajas, en el campo de batalla.
Su arquitectura abierta permite configurarlo rápidamente para que pase de tener una función de transporte a estar dotado de armas, realizar operaciones de eliminación de explosivos y municiones o apoyar operaciones de inteligencia según la naturaleza de la misión. Estos UGV ya han sido adquiridos por 16 países, 8 de los cuales son miembros de la OTAN, entre ellos Francia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y España.
A pesar de sus múltiples variantes, la mayoría de estos dispositivos comparten características comunes. Sus dimensiones están en torno a los 2x2x2 metros y sus orugas y su motor híbrido alimentado con diésel y baterías los transporta a 20 km/h como velocidad máxima. Todos están diseñados para albergar el kit de integración de funciones inteligentes de Milrem (MIFIK), que cuenta con funciones de seguimiento por cable e inalámbricas, navegación por puntos de ruta y detección automática de obstáculos.
Pueden ser utilizados de dos maneras: por control remoto a través de un operador, que los dirige y puede disparar en tiempo real gracias al sistema de cámaras que incorporan, o asignándoles previamente misiones y dejando que operen de manera autónoma. También disponen de funciones de seguimiento a personas y vehículos, aunque el sistema para que se integren en enjambres de vehículos no tripulados todavía está en desarrollo.
Cuando están armados, los THeMIS pueden llevar cañones automáticos de 30 mm, lanzagranadas de 40 mm, ametralladoras ligeras o pesadas y hasta misiles antitanque. También hay versiones de transporte, de guerra electrónica y de detección y eliminación de artefactos explosivos como las minas inteligentes, el frente más silencioso y letal del conflicto en Ucrania.
Algunos de ellos pueden desplegar drones Black Hornet, los diminutos vehículos aéreos de vigilancia casi imposibles de detectar que Ucrania está utilizando contra Rusia. Es un interesante añadido que sirve para adquirir objetivos y conocer con anterioridad el entorno de la misión antes de lanzar ningún ataque.
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