Cuando hablamos de ingeniería naval de grado militar en España, es de prever que sus estándares de seguridad y protocolos de construcción sean impecables. Por eso, cuando nos enteramos de que un submarino nuclear está siendo ensamblado con pegamento, saltan todas las alarmas. Es lo que ha ocurrido con un submarino nuclear de la Royal Navy de Reino Unido, que ha despertado la polémica después de saberse que unos trabajadores usaron pegamento para pegar unos pernos en la cámara del reactor.
Hablamos del HMS Vanguard, un submarino de 16.000 toneladas de peso que, según The Sun, está envuelto en una chapuza de consecuencias imprevisibles. Altos mandos de la propia Royal Navy han abierto una investigación oficial para aclarar lo sucedido.
Las reparaciones fallidas de las tuberías de refrigeración solo se descubrieron cuando uno de los pernos reparados con pegamento se cayó durante las revisiones. Por lo que parece, un ajuste excesivo de los pernos provocó la rotura de sus cabezas. En vez de dedicar tiempo a resolverlo, perforando los ejes dañados, el personal simplemente volvió a pegar las cabezas con superglue.
La gran chapuza
Los responsables engrosan el personal civil del contratista de defensa Babcock, que está llevando a cabo un reacondicionamiento y reabastecimiento en dique seco en HMNB Devonport. Las obras para revisar a fondo este submarino nuclear comenzaron en 2015 y a sus repetidos retrasos, que acumulan más de 4 años sobre la fecha prevista, suma un sobrecoste de 336 millones de euros por encima del presupuesto inicial. Ben Wallace, secretario de Defensa del Reino Unido, exigió una reunión urgente con Babcock y "garantías sobre el trabajo futuro".
Por lo que revela The Sun se cree que había, al menos, siete pernos pegados que estaban sujetando todo el aislamiento de las tuberías de refrigeración del reactor nuclear del propio submarino, las encargadas de reducir la temperatura para que no se produzca un accidente como el de Chernóbil. Se encontraron, además, poco antes de que los ingenieros realizaran un encendido del reactor a plena potencia para comprobar su estado.
Aunque los trabajadores reportaron el problema en el procedimiento, se guardó silencio sobre los detalles, incluyendo todo lo relativo a los pernos y el pegamento. Babcock no dijo absolutamente nada a la Marina, provocando la ira de los integrantes de la Royal Navy, que lo han calificándolo de "vergüenza".
Así lo expresó una fuente de The Sun, que explicó que en una situación así, "no se pueden tomar atajos. Los estándares son los estándares. Los estándares nucleares nunca se ven comprometidos". Actualmente, los investigadores están revisando los registros para determinar la fecha exacta del suceso y quiénes fueron los responsables.
Fuentes de la Royal Navy británica han querido arrojar un poco de tranquilidad ante la preocupación producida por este hecho, asegurando que los problemas de seguridad nuclear habían sido resueltos. Incluso aunque se hubiera realizado el encendido del reactor, no habría habido ninguna avería o explosión. Aún así, no deja de ser un riesgo tremendamente alto y un agujero de seguridad que podría ser fatal.
Actualmente, Babcock tiene contratos de todo tipo con la Royal Navy, incluyendo el mantenimiento de las flotas de submarinos Astute y Vanguard en Escocia y revisiones de material militar en Devonport.
Los submarinos Vanguard
La clase Vanguard es la espina dorsal de la flota de submarinos de Reino Unido. Se trata de un sumergible con propulsión nuclear desarrollado en los años 80 y cuyo primer ejemplar -el que da nombre a la clase y ha protagonizado este incidente- se puso en servicio en 1993. Fue el elegido por la Royal Navy para equipar los misiles Trident con las cabezas nucleares. Se construyeron en total 4 unidades, todas ellas actualmente se encuentran en activo.
La longitud de los submarinos de la clase Vanguard asciende a los 150 metros propulsados por un reactor nuclear firmado por Rolls-Royce, una velocidad máxima sumergida de 25 nudos, una tripulación de 135 personas y todo tipo de sensores y armas dedicadas a la guerra electrónica.
En cuanto a su armamento, los Vanguard disponen de los misiles nucleares Trident II. Cada uno de ellos tiene un peso de 59 toneladas, una longitud de 13,5 metros, un diámetro de 2,11 y son capaces de acarrear diferentes configuraciones de cabezas nucleares. Reino Unido anunció en 2016 que el submarino en 'modo patrulla' podría equipar un total de 40 cabezas nucleares y 8 misiles Trident II.
Cabe señalar que los contínuos retrasos sufridos por las operaciones de reacondicionamiento del HMS Vanguard afectado por la avería han provocado que otros submarinos británicos como los HMS Vengeance, HMS Victorious y HMS Vigilance tengan que realizar patrullas más amplias y largas.