Dentro de la categoría de los drones, los que realizan operaciones de ataque kamikaze son los que más han revolucionado el panorama militar reciente. Este tipo de aeronave no tripulada, que el ejército de España no tiene, es la especialidad de unas cuantas compañías con sede en Israel que exportan sus armas a todo el globo, incluido el Point Blank, que bien podría haber salido de una película de Star Wars.
Detrás del diseño del Point Blank se encuentra IAI (Israel Aerospace Industries) que también tiene en su catálogo alguno de los drones de espionaje más avanzados del mundo. La compañía acaba de presentar esa plataforma aérea que emplea un sistema de guiado electroóptico y puede llevarse simplemente en la mochila de un soldado.
Según explican un comunicado, el dron está diseñado para cubrir las necesidades del campo de batalla moderno tanto a pequeños equipos tácticos como a nivel de batallón, con una "capacidad independiente y orgánica para aumentar su letalidad".
IAI, como contratista principal, recibió un contrato multimillonario por parte del Departamento de Defensa de Estados Unidos para "desarrollar y entregar rápidamente" el Roc-X, una versión del Point Blank especialmente adaptada a las necesidades de las fuerzas armadas del país norteamericano. Planean entregar las primeras unidades en el año fiscal 2023 que termina en próximo mes de septiembre.
Dron kamikaze
Point Blank, indican, permite a las unidades de tierra atacar una variedad de objetivos en tiempo real con gran precisión y alta letalidad, sin necesidad de apoyo. El misil se lanza a mano, operado por un solo soldado y puede despegar y aterrizar verticalmente en la mano del propio operador.
En estos primeros meses de existencia, el dron puede equipar sistemas electroópticos para validar y recopilar información de vigilancia en tiempo real como si se tratara de una plataforma de inteligencia. IAI se encuentra trabajando en la segunda fase de desarrollo del Point Blank, cuyo objetivo es equiparlo con una ojiva para destruir el objetivo.
Los datos aportados por la compañía israelí indican que cuenta con una precisión de 1 metro gracias a ese sistema electroóptico combinado con geoposicionamiento mediante GPS para guiarse. Después del lanzamiento, el funcionamiento de este tipo de drones se basa en la búsqueda de un objetivo al que atacar.
De ahí que también se conozcan como municiones merodeadoras, que sobrevuelan una zona hasta que identifica a la amenaza y directamente se lanza contra ella a gran velocidad. En la ficha de especificaciones publicada indican que el Point Blank puede hacer detonar su carga explosiva bien por el propio impacto contra el objetivo o en las proximidades.
También recogen otras funciones esenciales como la navegación y adquisición de los objetivos de forma autónoma o bien optar por hacerlo manualmente. En este último escenario, un operador será quien vuele el dron mediante un control remoto empleando la sensórica a bordo y elija, en última instancia, la amenaza a batir.
El Point Blank tiene cuenta con un sistema de propulsión de 4 motores de una longitud de un metro y una envergadura de 80 centímetros, que le confieren cierta similitud con las naves X-Wing que utiliza la Alianza Rebelde en la saga Star Wars.
La autonomía es de 18 minutos y hasta 10 kilómetros, con un peso de 6,8 kilogramos, de los que 2 corresponden con la ojiva explosiva a bordo. Puede volar a altitudes superiores a 450 metros y a una velocidad máxima de 186 kilómetros por hora.
Drones iraníes
Israel se encuentra inmerso en una delicadísima situación con Irán. Según algunos reportes de medios de Jerusalén, ya habrían ejecutado algunos ataques contra infraestructuras estratégicas iraníes, aunque la versión de Teherán indica que consiguieron repelerlos todos.
En medio de este cruce de acusaciones y de declaraciones totalmente opuestas, Irán también cuenta con una industria de drones muy importante entre los que se encuentra la fabricación de plataformas kamikazes como los Shared-136, que se encuentran actualmente a servicio de las tropas rusas y que Irán aspira a integrar en sus primeros portaviones.
Los Shared-136 miden 3,5 metros de largo por una envergadura de 2,5 metros y un peso de casi 200 kilogramos. En el morro acomodan una ojiva explosiva y el sistema de guiado a través de un sensor óptico.
El lanzamiento de estos drones se realiza desde unas plataformas que forman un ángulo con la superficie y emplean un sistema de cohetes para lograr el impulso en las primeras fases del vuelo. Según indican desde Irán, es capaz de esquivar defensas aéreas y sistemas de contramedidas electrónicas y arremeter contra su objetivo a una velocidad de 180 km/h.