En España, la Armada continúa en su proceso de modernización de sus submarinos para recuperar capacidad naval. Mientras la esperada clase S-80 Plus no deja de acumular retrasos, en los últimos tiempos se han dado por finalizadas tanto las tareas de renovación del S-71 Galerna, tras una gran carena de 5 años, como los 4 meses de mantenimiento del S-74 Tramontana.
Ahora, en este proceso de renovación de la flota submarina española, el Ministerio de Defensa acaba de iniciar la subasta pública de otra de las unidades de la clase Agosta, el S-73 Mistral. Según recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE) en una resolución firmada por la Junta Delegada de Enajenaciones y Liquidadora de Material de Cartagena, el buque se subasta con un precio base de 136.078,53 euros, el importe de partida para unas ofertas que tienen 30 días como plazo máximo para su presentación, además de presentar una fianza de 27.215,70 euros.
Si la subasta fracasa, puede dar lugar a un caso como el SH-3D, el helicóptero que España vendió por 100 euros a Perú. En todo caso, sería una solución más honrosa que la que ha sufrido el São Paulo, el portaviones que la armada brasileña hundió en el Atlántico tras comprobar que nadie lo quería.
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El caso del Mistral es la crónica de una 'muerte' anunciada. En diciembre de 2019, la Armada anunció que no alargaría la vida operativa del submarino, debido a la "buena marcha" de la construcción del S-81 Isaac Peral, que debía terminarse en octubre de 2020. Pese a las demoras en la puesta a punto del nuevo submarino, el Mistral quedó inmovilizado en junio de 2020 y causó baja en la Lista Oficial de Buques de la Armada el 27 de febrero de 2021.
Un histórico de la Armada
La construcción del S-73 Mistral, la tercera unidad de la clase Agosta, se inició en 1980 en el astillero Bazán (actual Navantia) de Cartagena, donde fue botado el 14 de noviembre de 1983 en presencia del presidente del Gobierno de aquel entonces, Felipe González.
Su construcción corresponde a un diseño francés efectuado por la compañía estatal DCNS a finales de los años 60, que comenzó a construirlos a principios de los 70. La Marina Nacional de Francia diseñó este nuevo submarino como relevo de la Clase Daphné, mejorándolo e incorporando la nueva tecnología de la época.
España, por su parte, tenía en su poder la misma Clase Daphné —conocida internamente como Clase Delfín o S-60— y había sido un gran aliado de Francia en todo lo relativo con la industria naval submarina. Ya los S-60 se fabricaron en Cartagena con licencia de DCNS y la Clase Agosta —bautizada después como S-70— siguió esos mismos pasos.
En 1975 se firma la orden de ejecución para la construcción de las 2 primeras unidades en los mismos astilleros cartageneros. Un par de años después se firmó una ampliación para otras 2 unidades y se cerró el periodo de compra con un total de 4 submarinos.
Clase Agosta
Los 4 buques de la clase Agosta tienen un desplazamiento de 1.490 toneladas y 1.740 toneladas en inmersión, que se reparten en una eslora de 67,9 metros y en una manga de 5,4 metros. En el apartado de la propulsión, cuentan con un par de motores diésel que generan 3.600 caballos de potencia.
Tiene una velocidad máxima en inmersión de 38 kilómetros por hora, con una profundidad de operación máxima de 300 metros. La autonomía en inmersión está condicionada por la motorización diésel que necesita de aire para funcionar, por lo que puede mantenerse un máximo de 648 kilómetros. Mientras que si usa el esnórquel —sisteman para obtener aire de la superficie mediante un tubo— alcanza los 15.700 kilómetros.
La autonomía también está limitada a 45 días por almacenamiento de víveres y la tripulación la componen 60 personas. Los submarinos de la Clase Augusta —tan solo el S-71 y el S-74 están en activo— cuentan con 4 tubos lanzatorpedos de 550 milímetros con espacio para hasta 20 torpedos y la capacidad de lanzar minas. También disponen de todos los sensores necesarios para la navegación y herramientas de guerra electrónica.
En concreto, el S-73 Mistral ha participado en varias operaciones de la OTAN, como la Active Endevour que tuvo lugar en aguas del Mediterráneo oriental en 2010. En 2011 fue inmovilizado para que los técnicos de Navantia llevaran a cabo una gran carena, con un coste de 30 millones de euros. En 2014 volvió al servicio activo, tras una evaluación operativa exitosa.
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