La carrera armamentistica entre las principales potencias militares, entre las que no se encuentra España, está de nuevo al rojo vivo, amplificada por la guerra de Ucrania y las crecientes tensiones entre China y Taiwán. En ese contexto, en el que cada anuncio tiene un importante componente propagandístico, una de las últimas piezas del complejo rompecabezas geopolítico es el bombardero nuclear furtivo B-21 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
Tras siete años de desarrollo en secreto, la aeronave fue presentada en sociedad el pasado 2 de diciembre con un escueto comunicado y unas pocas imágenes, en las que no se podían apreciar la mayoría de sus componentes, para no dar pistas a terceros países sobre su arquitectura. Ahora podemos contemplar en todo su esplendor este avión destinado a convertirse en la columna vertebral de la estrategia nuclear aérea estadounidense, gracias a dos nuevas imágenes compartidas por la Air Force, en las que aparece junto a la omnipresente bandera estadounidense.
Así, antes de que podamos verlo alzando el vuelo a finales de este año, cuando están previstas sus primeras pruebas, el B-21 Raider se muestra de nuevo en público. Y lo hace a través de un primer plano de su fuselaje y una toma más general desde un ángulo superior. Aún así, el secretismo sigue siendo la norma, hasta el punto de que no se conocen siquiera sus dimensiones.
Desarrollo
El programa que finalmente ha cristalizado en el Raider arrancó en el año 2009 bajo el sobrenombre de Long Ragen Strike Bomber (LRS-B o Bombardero de Ataque de Largo Radio, en castellano) y tras la paralización de un proyecto hermano que buscaba la creación de otro bombardero mediano. La Fuerza Aérea, dada la situación económica de aquellos años, quería evitar las facturas astronómicas de otros desarrollos realizados en décadas anteriores. El perfecto ejemplo es el B-2 y los 2.000 millones de dólares que costaba fabricar cada unidad.
Lockheed Martin y Boeing se unieron para participar como candidatos en 2013 y Northrop Grumman anunció lo propio en 2014. Finalmente, en octubre de 2015 se anunció que esta última compañía sería la encargada de llevar a cabo el programa de bombardero nuclear que, desde sus inicios, ha estado rodeado de rumores sobre si realmente será un dron o habrá tripulación a bordo. Este último término todavía no se ha aclarado de forma oficial, aunque los últimos reportes indican que la idea se habría desechado por el momento.
Así, el Northrop Grumman B-21 Raider será el primer bombardero de sexta generación del mundo que condensa todo el conocimiento de tres décadas de tecnología de ataque y sigilo. De esta forma, se convertirá en la próxima gran evolución de la flota de bombarderos estratégicos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Está desarrollado con la última generación de tecnología furtiva, con capacidades de conexión avanzadas y una arquitectura de sistemas abiertos que le permitirá incorporar nuevas funciones y características con el paso de los años. "El B-21 está optimizado para el entorno de amenazas de alto nivel", según indican desde Northrop Grumman.
Vida operativa
Cuando comience su vida operativa, "desempeñará un papel fundamental para ayudar a la Fuerza Aérea a cumplir sus misiones más complejas". Precisamente su capacidad furtiva, que le permitirá pasar desapercibido a los radares enemigos, es uno de los pilares de la aeronave.
Toda la tecnología alrededor de esta característica permanece en el más absoluto de los secretos y en las fotos mostradas en la presentación no aparece ninguna de la parte posterior para no dar pistas a otros países sobre cómo han solucionado la salida de gases de los motores.
En cuanto a su capacidad de desplegar cargas útiles —bombas—, podrá acarrerar tanto convencionales como nucleares y, según indican, "será uno de los aviones más efectivos en el cielo". El armamento específico que viajará en la bahía de carga del bombardero también es un secreto, aunque se conoce que Estados Unidos se encuentra inmerso en varios programas de desarrollo armamentístico con municiones hipersónicas y nucleares.
El calendario previsto contempla un primer vuelo de demostración del B-21 Raider a lo largo de este año y una entrada en servicio en entre el 2026 y 2027, con seis unidades ya en producción.
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