El telescopio James Webb se ha convertido en el principal observatorio de ciencia espacial de la humanidad. No es para menos; en España no paramos de recibir un constante goteo de imágenes e información provenientes del telescopio, con instantáneas increíbles que dan una visión del universo hasta ahora nunca vista. Ahora, el Webb ha captado el preludio de una supernova, algo bastante raro de ver.
Tal y como explica la NASA en un comunicado, el Webb ha capturado los instantes previos a la supernova de Wolf-Rayet 124 o WR 124, una de las estrellas más masivas, luminosas y detectables que se conocen. De hecho, esta fue una de las primeras observaciones del Webb, allá por junio del 2022. Ahora, la nueva fotografía muestra la estrella con un nivel de detalle sin parangón y todo el efecto de la explosión alrededor en una imagen que quita el aliento.
Esta estrella, situada a 15.000 años luz de distancia de la constelación de sagitario, está en proceso de cumplir uno de sus últimos ciclos de vida. Y es que entre las estrellas masivas, solo unas pocas pasan por una fase denominada por la NASA como 'Wolf-Rayet' antes de convertirse en supernova. Las observaciones del Webb en esta fase, bastante rara de ver, son muy valiosas para los astrónomos.
Nuevo hito del Webb
WR 124 tiene unas 30 veces la masa del sol, y ha arrojado material equivalente al de 10 soles hasta la fecha. Estas estrellas Wolf-Rayet están en proceso de desprenderse de sus capas externas, lo que da lugar a los característicos halos de gas y polvo presentes en la fotografía. A medida que el gas expulsado se aleja de la estrella y se enfría, se forma polvo cósmico y brilla en la luz infrarroja detectable por el Webb.
El origen de este polvo cósmico, que puede sobrevivir a la potencia de la explosión de una supernova y "contribuir al 'presupuesto de polvo' general del universo" según la agencia espacial es de gran interés para los astrónomos. El polvo es básicamente una de las piedras angulares del funcionamiento del universo; alberga estrellas en formación, se reúne para contribuir a la formación de planetas y sirve como plataforma "para que las moléculas se formen y se agrupen, incluidos los componentes básicos de la vida en la Tierra", reza el comunicado.
Pero hay un matiz: hay bastante más polvo en el universo del que las teorías de formación de polvo de los astrónomos pueden explicar. Es decir, el universo está funcionando con un excedente de presupuesto de polvo, todo ello a pesar de las muchas funciones esenciales de este elemento en el universo. El Webb es la puerta para estudiar detalles en ese polvo cósmico, que se observa mejor en longitudes de onda de luz infrarrojas.
Es aquí donde entra en juego el Webb y sus instrumentos. La cámara de infrarrojo cercano NIRCam equilibra el brillo del núcleo estelar de W 124 y los "detalles nudosos en el gas circundante más débil". Por otro lado, el instrumento de infrarrojo medio del Webb revela la estructura de la nebulosa de gas y polvo del material expulsado, que ahora rodea a la estrella masiva.
Y es que antes del Webb, los astrónomos no podían tener acceso a suficiente información detallada para explorar las cuestiones referentes a la producción de polvo cósmico en entornos como la supernova de WR 124. Tampoco podían determinar, por ejemplo, si los granos de polvo eran lo suficientemente grandes y abundantes para sobrevivir a una supernova y convertirse en una contribución al ya llamado presupuesto general del polvo.
Todo esto ahora es investigable con datos reales. Por otro lado, las estrellas como WR 124 también sirven como una analogía para ayudar a los astrónomos a comprender períodos cruciales en la historia temprana del universo, con estrellas moribundas similares que primero sembraron el universo joven con elementos pesados forjados en sus núcleos. Elementos que ahora son comunes actualmente, incluso en la Tierra.