Era un secreto a voces, pero las intenciones de Polonia de entregar a Ucrania de manera inmediata varios de sus cazas de combate MiG-29 se han confirmado en las últimas horas. El presidente polaco Andrzej Duda ha sido el encargado de anunciarlo durante una comparecencia pública, en la que ha confirmado que en los "próximos días" llegarán al país presidido por Volodímir Zelenski 4 de estos aviones de la era soviética. Estos se suman a los ingentes recursos militares y logísticos proporcionados ya por los países de la OTAN, entre ellos los tanques Leopard A4 y los más de 1.000 lanzagranadas entregados recientemente por España.
Duda aprovechó su comparecencia junto a su homólogo checo Petr Pavel para explicar que los otros 24 cazas de esta clase con los que cuenta Polonia están siendo preparados para ser trasferidos también al Ejército ucraniano. Lo que no queda claro es si finalmente la fórmula escogida para esta cesión incluye a EEUU, con Washington todavía molesto por las maniobras de sus aliados polacos, que estarían intentando sustituir los MIG-29, en sus últimos años de servicio, por cazas de combate estadounidenses más modernos.
Tras el acicate que la entrega de los tanques occidentales supuso para reforzar a Ucrania, los rumores situaban a los F-16 como los mejor posicionados para entrar en alguno de los próximos envíos de armamento a Kiev. Sin embargo, el hecho de que los pilotos ucranianos están especializados exclusivamente en cazas rusos y que el entrenamiento para otro tipo de aeronaves sería largo y costoso, los MiG-29 parecen la solución más rápida y efectiva a corto plazo.
El equivalente soviético al F-16
El Mikoyan MiG-29 fue la respuesta soviética a los F-15 y F-16, por entonces la espina dorsal de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Con un diseño original que data de principios de los 70, los MiG-29 con sus diferentes versiones y actualizaciones se han convertido en la referencia de países como Ucrania.
Se planteó como un caza de superioridad aérea especialmente pensado para derribar a otros cazas y para ello se le dotó de una excelente maniobrabilidad y agilidad cuando entra en combate. Dado que entró en servicio en julio de 1982 y su éxito en los programas de exportación, el historial de combate del caza Mikoyan es casi infinito. Ha participado en Siria, Irak, en los Balcanes y actualmente en la invasión de Ucrania.
El MiG-29 tiene una longitud de 17,32 metros con una envergadura de 11,36 y una altura de 4,73. Sus 18 toneladas de peso máximo al despegue incluyen un par de motores con postquemador capaces de impulsarlo a 2.400 kilómetros por hora (más de 2 veces la velocidad del sonido) y a una altitud máxima de 18.000 metros, según las especificaciones del fabricante.
Ese mismo par de motores soviéticos le penalizan, en buena parte, en el apartado de la autonomía, que puede quedarse por debajo de 1.000 kilómetros dependiendo de la configuración de armamento. En este último apartado, el caza cuenta con un cañón de 30 milímetros, diferentes modelos de cohetes aire-tierra y de misiles aire-aire.
Antes de la invasión, el número de cazas MiG-29 ucranianos variaba entre 37 y 70, según la fuente, todos heredados de la Unión Soviética. Muy pocas unidades si se comparan con las 240 que tendría operativas Rusia. Por su parte, Polonia cuenta con 28 unidades en activo que, si todo sale bien, podrían recalar íntegramente en el ejército ucraniano. Otros países de la OTAN con aparatos MiG-29 son Bulgaria (11 unidades) y Eslovaquia (10 unidades).