Aunque el James Webb nos tiene ya acostumbrados en España a todo tipo de imágenes impresionantes, lo cierto es que el gran valor de este dispositivo no radica en lo bonitas que son sus fotografías, sino en la increíble información que extrae del universo que nos rodea gracias a sus observaciones. Un equipo de investigadores de la Universidad de Minnesota Twin Cities pudo realizar una impresionante observación, consiguiendo detectar una galaxia minúscula y completamente única.
Esta galaxia es tremendamente especial no solo por ser increíblemente pequeña, sino por el ritmo extremadamente alto que tiene al generar nuevas estrellas. Lo hizo observando más de 13.000 millones de años en el pasado, momento en el que pudieron descubrir dicha galaxia. De hecho, esta es una de las galaxias más pequeñas jamás descubiertas a esta distancia, alrededor de 500 millones de años después del Big Bang.
El descubrimiento de esta galaxia podría ayudar a los astrónomos a aprender más sobre, valga la redundancia, las galaxias presentes en el universo poco después de que su existencia se produjera. El hallazgo se ha publicado en la revista Science, siendo este equipo de la Universidad de Minnesota uno de los primeros en estudiar una galaxia distante usando el telescopio James Webb.
Una galaxia increíblemente pequeña
Según asegura Patrick Kelly, profesor asistente en la Universidad por parte de la Escuela de Física y Astronomía de Minnesota (y autor principal del artículo), esta galaxia "está mucho más allá del alcance de todos los telescopios, excepto del James Webb. Estas primeras observaciones de su tipo de galaxia distante son espectaculares".
El especialista continúa detallando cómo nunca se habían podido ver galaxias de este estilo "cuando el universo era tan joven", con este grandísimo nivel de detalle. "Aquí, podemos ver la mayor parte del camino de regreso al Big Bang [...] El volumen de la galaxia es aproximadamente una millonésima parte del de la Vía Láctea, pero podemos ver que todavía se forma la misma cantidad de estrellas cada año", explica Kelly.
Y es que el Webb puede observar un campo lo suficientemente amplio como para conseguir imágenes de un cúmulo de galaxias completo a la vez. Esto ha permitido a los investigadores no solo encontrar esta galaxia, sino estudiarla gracias a las lentes gravitacionales. Este fenómeno se forma cuando la luz procedente de objetos brillantes y lejanos (como un cuásar) se curva alrededor de un objeto masivo, como una galaxia. Así, la masa de estos objetos masivos dobla y magnifica la luz.
Esta lente gravitacional, proveniente de un cúmulo de galaxias, hizo posible que esta galaxia de fondo pareciera hasta 20 veces más brillante de lo que sería sin el cúmulo de galaxias aumentando su luz. Detectada, los investigadores usaron la espectroscopia para medir la lejanía de la propia galaxia, además de algunas de sus propiedades tanto físicas como químicas.
Recordemos que el Webb puede recoger unas 10 veces más luz que el Hubble, y que este es mucho más sensible a las longitudes de onda más rojas y largas del espectro infrarrojo. Así, los científicos pueden acceder a una ventana de datos completamente renovada, abriéndoles un mundo lleno de posibilidades.
El poder observar galaxias presentes en las primeras etapas de vida del universo (o al menos, cuando este era mucho más joven) es algo increíble para los astrónomos. Hayley Williams, primera autora del artículo por parte del Instituto de Astrofísica de Minnesota, deja claro que las galaxias existentes cuando el universo "estaba en su infancia son muy diferentes de lo que vemos ahora en el Universo cercano".
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El descubrimiento, en palabras de Williams, "puede ayudarnos a aprender más sobre las características de estas primeras galaxias, cómo se diferencian de las galaxias cercanas y cómo se formaron las galaxias anteriores". Williams está emocionada, ya que asegura que se están captando cosas "que los telescopios anteriores jamás habrían podido capturar".