Juice despega con éxito: la misión europea con participación española ya se dirige rumbo a Júpiter
Tras un breve aplazamiento, el cohete Ariane 5 ha despegado con éxito desde la Guayana francesa y la sonda Juice ya ha iniciado su periplo.
14 abril, 2023 14:19A la segunda fue la vencida. La misión Juice de la Agencia Espacial Europea (ESA), con una importante participación de España, ha despegado a las 14:14, hora peninsular desde el puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa. Comienza así un periplo espacial de 8 años y 600 millones de kilómetros hasta llegar a Júpiter y sus lunas heladas, Ganimedes, Calisto y Europa, donde los científicos esperan encontrar indicios de vida orgánica.
Tras el aplazamiento in extremis de ayer debido a las malas condiciones climatológicas, que anunciaban riesgo de rayos, todo ha salido como estaba planeado y, si no surge ningún problema en el desacople de la sonda, Juice se dirige ya hacia su destino, donde se encargará de investigar si, como creen los científicos, hay océanos bajo la superficie helada del planeta y estos tienen las condiciones adecuadas para albergar vida.
Esta misión marca la última contribución del cohete Ariane 5 del operador francés Arianespace, el mismo que se encargó de lanzar el telescopio James Webb. Como estaba previsto, el motor Vulcan 2 y los dos cohetes de combustible sólido se han encargado de elevar la nave, hasta que esta ha llegado a los 70 kilómetros de altura y se han separado de la etapa central.
Another view of @ariane5 #VA260 liftoff and ascent. For real-time mission updates, follow @Arianespace and @ESA_JUICE 👍 pic.twitter.com/1YCuYhPr2h
— ESA (@esa) April 14, 2023
Tras unas precisas maniobras de corrección, Juice se ha liberado en la órbita prevista y han llegado las primera señales de la sonda al centro de control, indicando que todo iba según lo previsto. Una hora después, se han desplegado sus enormes paneles solares de 27 metros, necesarios para que la misión llegue a buen puerto.
"La ESA, con sus socios internacionales, va camino de Júpiter", ha afirmado Josef Aschbacher, Director General de la ESA. "El espectacular lanzamiento de Juice lleva consigo la visión y la ambición de quienes concibieron la misión hace décadas, la habilidad y la pasión de todos los que han construido esta increíble máquina, el empuje de nuestro equipo de operaciones de vuelo y la curiosidad de la comunidad científica mundial. Juntos, seguiremos ampliando los límites de la ciencia y la exploración para responder a las preguntas más importantes de la humanidad."
Un largo viaje
Ahora la que se dirige hacia Júpiter es la segunda etapa del cohete, la sonda Juice, que durante las próximas dos semanas y media, desplegará sus diversas antenas y brazos instrumentales, incluida la antena de radar de 16 metros de longitud, el brazo magnetométrico de 10,6 metros y otros instrumentos diseñados para estudiar el entorno de Júpiter y la subsuperficie de las lunas heladas.
Para ello, deberá llevar a cabor unas maniobras para aprovechar la gravedad de la Tierra, la Luna y Venus con el objetivo de llegar más lejos ahorrando combustible. Eso es lo que le permitirá alcanzar su destino final tras un dilatado periplo espacial, similar al que realizó en su día la sonda Galileo de la NASA.
Allí, Juice pasará 4 años estudiando el sistema joviano, con especial atención a Ganímedes, la luna más grande del Sistema Solar, que cuenta con campo magnético propio y tiene las mayores probabilidades de albergar vida. Gracias a los 10 instrumentos científicos integrados en la nave de la ESA, los científicos podrán estudiar con detalle los posibles hábitats y el sistema de cuerpos celestes de Júpiter en su conjunto.
La aportación española a esta nave, que ha implicado una inversión total de la ESA por valor de 1.600 millones de euros, está liderada por Airbus, pero también cuenta con la contribución del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), la Universidad de País Vasco y el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA).
En total, ocho empresas de nuestro país han aportado distintos componentes, sobre todo escudos aislantes para que la nave pueda resistir los cambios de temperatura de hasta 500 grados y la fuerte radiación a la que estará sometida a lo largo del viaje.