Hoy el mundo vuelve a poner su atención en SpaceX, la empresa espacial de Elon Musk que volverá a intentar por segunda vez el lanzamiento del cohete más grande jamás construido, Starship. Este vuelo de prueba supondrá un hito en la historia aeroespacial, pero el lunes tuvo que ser cancelado pocos minutos antes del final de la cuenta atrás por un problema de presión. Hoy la ventana de lanzamiento se vuelve a abrir a las 14:45 horas de España, pero SpaceX sitúa el lanzamiento a las 15:28 h.
Elon Musk, CEO de SpaceX y Twitter, informaba el lunes de la cancelación del despegue a pocos minutos de que terminara la cuenta atrás. "Una válvula presurizante parece estar congelada, por lo que, a menos que comience a funcionar pronto, no se lanzará hoy", tuiteaba.
Hoy se emitirá el segundo intento en directo para poder ver cómo se encienden los 33 poderosos motores Raptor que harán despegar al imponente cohete de más de 50 metros de altura, Starship, junto a FalconHeavy de 69 metros, la primera etapa que debe impulsar la nave hasta el espacio. No obstante, el intento no deja de ser un reto en el que se pueden esperar errores que haya que solucionar.
Probando fallos
El lanzamiento de Starship persigue poner a prueba su tecnología, un vuelo ambicioso que tiene altas probabilidades de acabar en desastre. "Garantizo emoción para que no sea aburrido. Creo que tiene, con suerte, más del 50% de posibilidades de completarlo [el despegue con éxito]", reconocía el máximo responsable de SpaceX en una entrevista con Morgan Stanley hace unas semanas.
La compañía espacial no espera que todo suceda al pie de la letra, se trata del primer vuelo espacial de este potente vehículo, por lo que se cuenta con que surjan diferentes problemas antes y durante la misión. Pero minimizar los riesgos es importante para evitar perder el cohete.
El plan de vuelo indica que Super Heavy debe caer en el Golfo de México tras haberse separado de Starship y hacer la maniobra de giro correspondiente, mientras que la Starship amerizará en el Océano Pacífico tras superar la velocidad orbital y realizar el giro de entrada correspondiente, 90 minutos después de lanzamiento. Ambos se recuperarán en el mar en vez de descender en vertical como acostumbran los cohetes de SpaceX
El cohete más grande
El cohete no es sólo un prodigio de la ingeniería, sino que también es el cohete que está llamada a revolucionar la industria aeroespacial pues es con el que Elon Musk ambiciona para llegar tanto a la Luna como a Marte. El sistema se compone realmente de dos elementos: el cohete Super Heavy, encargado de la propulsión para el lanzamiento hasta la órbita, y la nave Starship, donde se situarán los tripulantes y la carga útil.
La parte superior, correspondiente a la Starship, mide 50 metros de altura y 9 de diámetro, y cuenta con una capacidad de 1.200 toneladas de propelente, además de un empuje de 1.500 toneladas-fuerza. De la propulsión en órbita se encargarán seis motores, tres Raptor y tres Raptor Vacuum (RVac), diseñados para su uso en el vacío.
El Super Heavy, por su parte, alcanza los 69 metros de altura y los mismos 9 de diámetro. Su capacidad para el propelente llega a las 3.400 toneladas, y su empuje de despegue a las 7.590 toneladas-fuerza gracias a esos 33 motores Raptor, que se han colocado 13 en el centro y los 20 restantes en el perímetro de la popa del propulsor.
Ambos gigantes son reutilizables, técnica habitual de SpaceX que permite abaratar los costes de cada lanzamiento hasta unos niveles nunca vistos. En la última conferencia de SpaceX, Musk aseguró que los lanzamientos de Starship se podrían encadenar cada seis u ocho horas, mientras el Super Heavy estaría listo cada hora.