Tras meses de incertidumbre, el tanque ruso T-14 Armata ya se encuentra en el campo de batalla contra Ucrania. Este blindado, que España no tiene, es el más avanzado de todos los que ha desarrollado Moscú en su historia y, hasta ahora, había supuesto un quebradero de cabeza para Putin al no estar operativo.
El tanque, según indica la agencia de noticias rusa RIA, todavía no han participado en operaciones de asalto directo y los ingenieros han incorporado un sistema de protección extra en los flancos. Este movimiento llega 4 meses después de que los servicios de inteligencia británicos informaran de que las fuerzas rusas se encontraban preparándose para recibir las primeras unidades.
Las mismas fuentes de inteligencia señalaron que Londres cuenta con imágenes que mostraban a varias unidades del tanque en un campo de entrenamiento al sur de Rusia. Uno que suele utilizarse para la actividad antes del despliegue sobre el terreno en Ucrania.
"Cualquier despliegue de los tanques T-14 es, probablemente, una decisión de alto riesgo para Rusia. En sus once años de desarrollo, el programa ha sufrido retrasos, reducción de flota planificada e informes de problemas de fabricación", señalaron desde Reino Unido. "Si Rusia despliega el T14, probablemente será por fines propagandísticos".
El más avanzado
El desarrollo del T-14 Armata comenzó en 2010 tras el abandono del programa T-95. Uralvagonzavod es la compañía estatal encargada del que promete ser "el tanque más poderoso del mundo", según representantes de exportación gubernamentales. La primera apariencia pública del carro fue en 2015 con la torreta cubierta y volvió a hacer acto de presencia en años posteriores en el desfile militar con motivo del Día de la Victoria de Moscú.
Desde entonces, Uralvagonzavod se ha enfrentado a múltiples problemas para llevar a cabo convenientemente su programa de desarrollo. Las sanciones impuestas a Rusa por la invasión de Crimea en 2014 redujeron notablemente su capacidad para importar algunas tecnologías clave que han tenido que sustituirse por otras.
Las cámaras térmicas diseñadas para la visión nocturna y los motores son dos de los problemas —conocidos— más importantes. Han quedado en evidencia en diferentes ocasiones, como cuando un T-14 se averió en mitad de los ensayos del desfile en 2015. Más recientemente, medios rusos han informado que los militares han rechazado el motor varias veces, porque no cumple con los requisitos necesarios.
Los planes originales de Moscú contemplaban la adquisición de 2.300 unidades de T-14 Armata que deberían entregarse entre 2015 y 2020. En 2018, ante la falta de avances tecnológicos y problemas financieros, retrasaron la fecha hasta 2025. Actualmente, según algunos medios rusos, el ejército podría tener algunas unidades —se desconoce el estado y la tecnología que incorporan— listas para entrar en batalla, aunque la producción en serie no habría comenzado.
El T-14 supuso un cambio en el paradigma del desarrollo miliar ruso. Hasta entonces, Moscú basaba su estrategia en mejorar tecnología de origen soviético creando variantes y subvariantes. De ahí la importancia de Armata como banco de pruebas para las nuevas tecnologías de Rusia.
Armas a bordo
El cañón principal del Armata es de 125 milímetros y puede lanzar una gran variedad de munición. Este calibre es el estándar dentro de las tropas rusas —en la OTAN son 120 milímetros— haciendo al tanque compatible con proyectiles perforantes como el Vacuum-1, capaz de atravesar 1.000 milímetros de acero a una distancia de 2 kilómetros.
También puede lanzar misiles guiados Invar-M con un radio de efectividad que va desde los 100 metros a los 5 kilómetros y puede derribar plataformas aéreas de vuelo bajo como helicópteros. El misil antitanque Sprinter está habilitado en el T-14 y puede alcanzar 12 kilómetros.
El tanque integra un arma secundaria de 12,7 milímetros con capacidad para 300 cartuchos y otra de 7,62 milímetros con 1.000. En el apartado del ataque aéreo, puede utilizar misiles contra aviones y promete equipar un arma de 30 milímetros en el futuro para esta tarea.
En un primer momento, el T-14 estaba destinado a equipar un nuevo cañón de 152 milímetros que se diseñó para el tanque T-95, que finalmente fue cancelado. Los ingenieros y militares rusos finalmente decidieron dejar de lado este nuevo formato de armamento por no encontrar grandes mejoras respecto al de 125 milímetros, algo que ha cambiado a raíz de la guerra en Ucrania.
Con motivo de la invasión, Moscú ha decidido realizar algunos cambios en el tanque. Quieren que equipe un dron de reconocimiento, la prometida arma de 152 mm, un proyectil penetrante hipersónico, un misil antitanque para ese mismo calibre y un sistema de detección de objetivos con radio superior a 6 km.
Blindaje
Uno de los aspectos donde más destaca el carro es precisamente en el sistema de protección activa que incorpora. Incluye un radar de onda milimétrica para detectar, rastrear y posteriormente interceptar municiones, tanto penetradora de energía cinética como en tándem. La velocidad máxima oficial a la que puede derribar una amenaza es de 6.120 km/h (5 veces la del sonido) y hay planes para que ascienda a 10.800 km/h.
En 2015, el director de Uralvagonzavoz indicó que el T-14 será invisible a los radares enemigos y a la detección por infrarrojos gracias a una pintura especial que consigue absorber la radiación emitida por los sensores para la detección. Algo que no termina de cuadrar con reportes occidentales, al verlo extremadamente complicado.
Debido a la guerra de Ucrania, el Kremlin solicitó a los ingenieros encargados del desarrollo del tanque que mejoraran el radio de detección de las amenazas, la protección contra misiles antitanque, la protección contra armas electromagnéticas y la incorporación de un nuevo sistema de desactivación de minas.
También te puede interesar...