La monitorización de la salud a través de los wearables —en cualquiera de sus formatos como relojes, pulseras o incluso anillos— ha sido clave durante los últimos años, detectando problemas antes incluso de manifestarse los primeros síntomas. Este excepcional rendimiento, unido con las nuevas tecnologías que aparecen todos los años, han llamado la atención del Departamento de Defensa de Estados Unidos, el equivalente al Ministerio de Defensa en España, para el desarrollo de dispositivos para su personal.
El proyecto arrancó en el año 2020 a raíz de la Covid-19 y, actualmente, tiene el objetivo de ampliar el número de enfermedades infecciosas que es capaz de localizar. Para ello, recurrieron a la Unidad de Innovación de Defensa y a algunas compañías privadas para diseñar un dispositivo que "tuvo gran éxito durante la pandemia en la identificación de infecciones", según la nota publicada por el propio Departamento de Defensa.
"El proyecto utiliza un potente algoritmo predictivo de inteligencia artificial que se entrenó con datos adquiridos en hospitales de casos monitorizados de COVID-19", ha declarado Jeff Schneider, quien lidera el programa de Evaluación Rápida de Exposición a Amenazas (RATE, por sus siglas en inglés).
Detección temprana
El algoritmo aprovecha los datos biométricos recogidos por los dispositivos disponibles comercialmente al gran público. Según indican desde el Departamento de Defensa, permitió la detección temprana de enfermedades infecciosas hasta 48 horas antes de que aparecieran los síntomas. En algunas ocasiones, ese tiempo fue incluso mayor, llegando a informar con 6 días de antelación.
"El Departamento de Defensa invierte mucho en mantener la preparación de su fuerza laboral para realizar misiones esenciales", ha explicado Schneider. Este proyecto recoge el uso de esos dispositivos para monitorizar de forma no invasiva la salud y proporcionar así alertas tempranas de una posible infección "antes de que se propague".
Para conseguirlo, han aprobado una financiación de 10 millones de dólares, con la que podrán equipar con los wearables a 4.500 usuarios más dentro del Departamento. Uno de los grupos elegidos es el de los sargentos del Comando de Combate Aéreo, que representan el centro de todas las organizaciones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
"Esta tecnología puede mejorar sus vidas y las vidas de los aviadores a los que sirven", declaró Michael Vernale, director del ala de Gestión y Evaluaciones de Talento en Fort Meade. Dentro del programa también está Philips, que hace el papel de empresa tecnológica que respalda al proyecto estadounidense.
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"Debido a que nuestro algoritmo es independiente del dispositivo, podemos usar datos de biomarcadores de cualquier dispositivo portátil estándar y de grado comercial", explica Navin Natoewal, jefe de soluciones de tecnología integrada de Philips. Esos marcadores recogidos por el wearable se comparan con los datos clínicos almacenados en la nube de la compañía y crea una puntuación.
Esta puntuación, indica Natoewal, proporciona índices de la aparición de infecciones. "Podemos ofrecerlo a través de un modelo de licencia a cualquier persona que desee agregar esta capacidad a su dispositivo o como un servicio independiente".
Aunque el sistema de detección temprana tiene el objetivo de ser independiente del dispositivo, el despliegue actual comprende a los relojes de marca Garmin y a los anillos de Oura. A medida que Philips y la Unidad de Innovación de Defensa continúan probando el nuevo flujo de datos, tienen previsto incluir otros "tres dispositivos portátiles populares", sin detallar cuáles.
El anillo
Oura ha conseguido posicionarse como uno de los wearables más famosos del mundo gracias a su discreto forma de anillo. La simplicidad de su diseño —totalmente liso y en color negro— esconde uno de los mejores sistemas de sensores jamás creados.
La principal ventaja del formato anillo es que toma directamente las mediciones en las arterias de los dedos, una zona mucho más reducida y concentrada que las muñecas, donde suelen monitorizar los relojes. Dispone de un sensor que mide las pulsaciones y la saturación de oxígeno en sangre, que son dos de los biomarcadores utilizados por la inteligencia artificial para detectar anticipadamente enfermedades infecciosas.
Este dispositivo es un complemento muy popular entre algunos deportistas de élite, como los jugadores de la NBA estadounidense. Su principal cometido es proporcionar datos útiles de rendimiento en diferentes actividades físicas y ejercicios, así como algunos parámetros claves como la calidad de sueño.
La start-up responsable de este original wearable también ha lanzado una versión en la que ha colaborado con Gucci para unir diseño de lujo y alta tecnología. El anillo pesa solo cuatro gramos y, cuando no está puesto en el dedo, deja ver los sensores que monitorean constantemente la salud del usuario. Cuenta con 7 sensores de temperatura y 3 sensores LED, y es posible sumergirlo a 100 metros de profundidad en el agua. La marca recomienda llevarlo siempre en el dedo índice, donde se puede mantener en activo durante aproximadamente una semana de uso
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