El James Webb sigue sorprendiendo tiempo después de que comenzara a surcar el espacio. España ha sido testigo de varias de sus hazañas, además de deleitarse con las brutales imágenes que este portento tecnológico arroja de vez en cuando. Ahora, un equipo de científicos ha conseguido más información de un desconcertante planeta calificado por la NASA como un 'mini-Neptuno'.
Todo gracias al Webb, que ha observado a este planeta situado a una distancia considerable de nuestro sistema solar. La NASA explica que este es un mundo diferente a todo lo que hay en nuestro sistema solar, y que cuenta con una atmósfera de vapor brutalmente densa, de ahí que se le califique como 'mini-Neptuno'. Gracias a los avances del Webb, han conseguido saber un poco más de su atmósfera, algo imposible con observaciones anteriores.
¿Y por qué? Simple; el planeta está totalmente cubierto por una capa de nubes casi impenetrable, y la atmósfera quedó oculta bajo el manto. Lo que hizo el equipo de investigación es aprovechar una observación estándar de la luz de la estrella anfitriona del planeta y rastrear el planeta a lo largo de casi toda la órbita alrededor de la estrella para conseguir penetrar la atmósfera.
Un planeta misterioso
Hablamos de GJ 1214 b, un planeta que se considera demasiado caliente para que pueda albergar océanos de agua líquida. No obstante, esta agua permanece en la atmósfera en forma de vapor, considerándose una parte importante de la misma. Los expertos aseguraban que si el planeta era rico en agua, este podría haber sido un mundo de agua, con grandes cantidades de material acuoso y helado en el momento de su observación.
La técnica usada para ver a través de la atmósfera fue tremendamente ingeniosa. Se usó el instrumento de infrarrojo medio del Webb (el MIRI) que es capaz de ver longitudes de onda de luz fuera de la parte del espectro electromagnético visible para los seres humanos. Con MIRI, los investigadores pudieron crear un mapa de calor del planeta a medida que este orbitaba la estrella que observaban.
Dicho mapa de calor pudo confeccionarse justo antes de que la órbita situara al planeta detrás de la estrella. Fue cuando la órbita se completó y el planeta pudo emerger del otro lado de la estrella que se pudieron observar los detalles de la composición de la atmósfera de GJ 1214 b.
Según Eliza Kempton, investigadora de la Universidad de Maryland y autora principal del artículo de investigación sobre GJ 1214 b publicado en la revista Nature, la "capacidad de obtener una órbita completa fue realmente fundamental para entender cómo el planeta distribuye calor del lado diurno al lado nocturno. Hay mucho contraste entre el día y la noche; el lado de la noche es mucho más frío que el lado del día".
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Kempton revela, que las temperaturas en estas fases sufrieron cambios muy notorios, pasando de 279 grados a 165 en el lado nocturno. Según la NASA, un cambio tan grande "solo es posible en una atmósfera formada por moléculas más pesadas, como agua o metano, que parecen similares cuando se observan con el MIRI".
La investigadora prosigue asegurando que esta no es ni mucho menos "una atmósfera primordial", y que no refleja "la composición de la estrella anfitriona alrededor de la cual se formó". Explica que perdió muchísimo hidrógeno, y que o bien comenzó a formarse con una atmósfera rica en hidrógeno o bien se formó a partir de elementos más pesados.
Lo más sorprendente de las observaciones del James Webb sobre GJ 1214 b es que se ha llegado a la conclusión de que pese a que el planeta es brutalmente cálido, es mucho más frío de lo esperado. Su atmósfera es "inusualmente brillante", lo que lleva a que se refleje una gran fracción de la luz de su estrella madre sobre la misma, en vez de absorber dicha luz y aumentar en temperatura.
Este descubrimiento tiene muchísimas ventajas. Una de ellas es que dichas observaciones podrían desembocar en descubrimientos más profundos sobre esta clase de planetas imposibles de discernir hasta ahora. Debido a que planetas como el GJ 1214 b (de nuevo, 'mini-Neptunos') están fuera de nuestro sistema solar, son directamente una incógnita a resolver, y estos indicios podrían dar más datos sobre esta clase de planetas.
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Por otro lado, también se dan posibles respuestas sobre el propio GJ 1214 b. Según Rob Zellem, investigador de exoplanetas del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, durante casi la última década "lo único que sabíamos sobre este planeta era que la atmósfera estaba nublada o nebulosa. Este documento tiene implicaciones realmente geniales para interpretaciones climáticas detalladas adicionales, para observar la física detallada que sucede dentro de la atmósfera de este planeta".
No obstante, no hay que cantar victoria. Por ahora, habrá que seguir realizando observaciones sobre GJ 1214, ya que para sacar conclusiones sostenibles sobre estos planetas 'mini-Neptuno' hay que recabar más datos y realizar observaciones en profundidad, lo que a su vez es fascinante, ya que podría darnos todavía más datos sobre estos curiosos planetas.