En 2021, tres magnates se disputaban el cielo, Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson competían por ser los principales impulsores de un mercado satelital en ciernes. Hoy el tercero de estos multimillonarios se ha quedado atrás en la carrera. Virgin Orbit, empresa destinada a colocar satélites en órbita, ha sido dividida en partes en una subasta, tras declararse en bancarrota a principios de abril. Se ha vendido hasta el Boeing 747 modificado que se ha visto desde España servir como lanzadera para los satélites comerciales que transportaban.
Richard Branson, tras conquistar el cielo con su aerolínea, se puso metas más lejanas, dos en concreto: el turismo espacial con Virgin Galactic y el transporte de satélites con Virgin Orbit. La segunda es la que se despide ahora del mercado, después de un año complicado.
A pesar de los éxitos que ha tenido esta empresa en años anteriores, ha sido una muerte anunciada tras el fracaso de su primer lanzamiento orbital europeo a principios de año, la compañía no ha protagonizado más que malas noticias. En el mes de marzo se anunció el despido de la mayor parte de la plantilla al no poder asegurar nuevas inversiones, explica BBC. Después se declaró en bancarrota en EEUU hace dos meses. Ahora se confirma el fin de esta compañía espacial privada con la venta por partes de sus propiedades a diferentes compradores.
[Así será Iris2, la ambiciosa constelación de satélites europea para tener internet en todo el mundo]
La planta donde se fabricaban los cohetes ha sido comprada por la empresa Rocket Lab por 16,1 millones de dólares (14,9 millones de euros). Su Boeing 747 reconvertido en lanzadera y apodado Cosmic Girl se ha vendido por 17 millones de dólares (15,7 millones de euros) a Stratolaunch. Por último, la empresa Launcher ha adquirido por 2,7 millones de dólares (2,50 millones de euros) las instalaciones en el desierto de Mojave desde donde se realizaban los lanzamientos.
"Es a través de sus esfuerzos colectivos que la Compañía ha podido lograr hitos significativos y hacer contribuciones duraderas al avance del lanzamiento de satélites en los Estados Unidos y el Reino Unido" indica el comunicado de despedida. Se refieren al cohete LauncherOne de 21 metros de largo que consiguió despegar a principios de año frente a la costa suroeste de Irlanda, impulsado por el Boeing 747, y siguió el rumbo estimado hasta que en el directo se informó que algo había salido mal.
LauncherOne contaba a sus espaldas con cuatro lanzamientos realizados con éxito, pero en la última misión realizada desde Europa se rompió la racha. Aunque en el fallo se perdieron todos los satélites que debía haber colocado en órbita, el intento fue catalogado como un paso importante en la exploración espacial del Reino Unido. Se esperaba que la empresa convirtiera a este país en un jugador global en su competencia con SpaceX de Elon Musk o Blue Origin de Jeff Bezos, pero la pérdida de los nueve satélites de diferentes clientes puede haber influido en la caída definitiva de la compañía.
Una investigación posterior declaró que el problema fue de un filtro de combustible desalojado dentro de LauncherOne, y se incorporó una modificación en el próximo cohete que estaba programado para volar a finales de este año.
No obstante, la otra empresa espacial impulsada por Branson sigue compitiendo por hacerse un hueco. A finales de abril, Galactic seguía realizando pruebas con VSS Unity, su nave suborbital que llevó en 2021 hasta la órbita al propio Richard Branson. Estos vuelos turísticos al espacio cuestan 450.000 dólares, y contaban con más de 700 personas, incluyendo a Elon Musk entre los interesados.