La creación de un dron con capacidad de ataque es una de las tareas pendientes de las Fuerzas Armadas de España. Hace unas semanas, en la Feria Internacional de Defensa (FEINDEF) celebrada en Mardid, la empresa malagueña Aertec presentó en sociedad su Tarsis-W, una aeronave no tripulada que ya está probando el Ejército en un programa de desarrollo tecnológico y que contará con misiles Fox a bordo.
Aertec se encuentra actualmente trabajando en la integración de los anclajes subalares donde se dispondrán estos micromisiles guiados para ejecutar ataques aire-superficie. Además, los malagueños se han aliado con la zaragozana Instalaza, especializada en armamento, y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), dependiente del Ministerio de Defensa.
En cuanto al misil, desde Aertec señalan que ya se encuentra en un estado de desarrollo muy avanzado y que planean ejecutar las primeras pruebas de fuego tierra-tierra este mismo verano. El calendario que maneja la compañía también contempla que el dron armado podría estar listo para finales del 2025. A partir de ese momento, y si se aprueba una compra, podría entrar en servicio dentro de las filas españolas.
Desarrollo nacional
Tanto el dron como el misil, se encuentran inmersos en un programa impulsado por la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) que gestiona todas las adquisiciones para las Fuerzas Armadas. "En los últimos años ha habido un cambio significativo" en cuanto a disponer de drones con capacidad de ataque, según explicó Rafael Márquez, director de desarrollo comercial de Aertec, a EL ESPAÑOL - Omicrono.
El objetivo de la unión de las dos compañías con el INTA es "impulsar el desarrollo de tecnología nacional" que no dependa de terceros países. Algo poco común en el terreno de los drones en España que tradicionalmente se ha recurrido a sistemas extranjeros como el Predator estadounidense.
La parte de desarrollo de Aertec se ha centrado en el sistema óptico, la actuación y la electrónica. Tres pilares esenciales para el sistema de guiado del misil Fox. Por otro lado, Instalaza se ha encargado del diseño de la cabeza de guerra que se basa en la empleada en el lanzacohetes Alcotán 100, que se ha probado en Ucrania, y la espoleta mecánico-electrónica, según recoge Infodefensa.
El INTA pone el motor del cohete, que ya habían desarrollado anteriormente para otra aplicación, y la integración del resto de subsistemas de la munición. El misil Fox está especialmente diseñado para equiparse en drones clase I, como es el Tarsis-W, pero abre la compatibilidad a que se pueda integrar en más plataformas de características similares.
El misil tiene un metro de longitud y un calibre de 50 milímetros. Todo ello en una masa de 3 kilogramos, lo que permite que el dron pueda llevar hasta 4 unidades —2 debajo de cada ala— con los que ejecutar ataques.
El alcance del misil es de 4 kilómetros con una ojiva alto explosivo de 500 gramos. Podrá ser efectiva contra objetivos poco protegidos tales como vehículos sin blindaje o grupos de personas al descubierto.
Adaptación del dron
Incrementar la capacidad de carga para incorporar los misiles ha requerido algunas modificaciones en la plataforma del dron. Aertec ha tenido que incrementar 1 metro la envergadura respecto a la versión de base que solo puede realizar labores de espionaje. También se ha llevado a cabo un cambio de propulsor hacia otro más potente.
La versión del Tarsis sin armamento participa en el Proyecto RAPAZ desde el 2017. Con este programa de desarrollo armamentístico, el Ministerio de Defensa evalúa potenciales drones de vigilancia, espionaje e inteligencia de compañías españolas.
En esta línea, "ahora mismo estamos con la integración del sistema con el mando y control del ejército", apuntó Juan José Calvente, jefe de la división de sistemas de aeronaves no tripuladas. En cuanto a especificaciones, el dron Tarsis de espionaje cuenta con un peso máximo al despegue de 75 kilogramos que se reparten en 5,2 metros de envergadura por 3,8 metros de longitud y 0,96 de altura.
Dispone de un motor que le proporciona una velocidad de crucero de 100 kilómetros por hora con un techo de vuelo de 5.000 metros sobre el nivel del mar. Con la carga máxima de 12 kilogramos, puede mantenerse en vuelo 12 horas. La especificaciones que consigue el Tarsis-W con capacidad de ataque todavía no son públicas.
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