Tras casi un año de retrasos debido problemas con el software de vuelo, la misión Psyche continúa sus últimos preparativos y encara su lanzamiento programado para el próximo 5 de octubre. El objetivo es llevar una nave espacial al asteroide homónimo, situado en un órbita solar, con el fin de analizar una composición que se estima que alcanza los 10.000 trillones de euros terrícolas. Según las primeras investigaciones de la NASA, en las que no ha participado España, se compone de hierro y níquel.
Psyche está liderada por la Universidad Estatal de Arizona y en 2017 fue seleccionada por la NASA como una de los dos proyectos participantes en el Programa Discovery, una serie de misiones de bajo coste destinadas a estudiar objetos dentro del sistema solar. Por su parte, el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA es el responsable de la dirección de la misión, así como de las operaciones y de la navegación de la nave espacial.
Más allá del valor económico del asteroide, Psyche "ofrece una ventana única a la violenta historia de colisiones y acumulación que creó los planetas terrestres", según indican desde JPL. Los científicos creen que este cuerpo celeste podría dar pistas de cómo es realmente el núcleo de planetas rocosos como la Tierra, que se encuentran a miles de kilómetros de profundidad.
Seis años de viaje
La NASA ha elegido a SpaceX como proveedor de lanzamiento. La compañía espacial de Elon Musk pondrá a disposición de la misión su cohete Falcon Heavy, una variante más potente —con dos propulsores extras a cada lado— que el Falcon 9 con el que realiza la mayoría de despegues.
Una vez en el espacio, la nave espacial viajará utilizando su propio sistema de propulsión eléctrico que se alimenta de la energía solar. También empleará la fuerza gravitatoria de Marte con el fin de aumentar la velocidad y establecer su trayectoria para cruzarse con la órbita de Psyche alrededor del Sol.
Lo hace entrando y saliendo del campo gravitatorio de Marte, en una maniobra que la propia NASA denomina como "tirachinas" gracias a la cual se ahorra combustible, tiempo y gastos. Todo este proceso le tomará a la nave espacial 6 años, alcanzando al asteroide en agosto del 2029, tras recorrer 450 millones de kilómetros.
Uno de los desafíos más importantes a los que se han tenido que enfrentar el personal de la NASA está relacionado con la propia órbita del asteroide. "A diferencia de muchos otros cuerpos en nuestros sistema solar, el Psyche gira de lado", según indican desde la agencia. Además, la nave de la misión llegará al asteroide en un momento diferente al que estaba originalmente planeado, por lo que han tenido que revisar los 4 tipos de órbitas a su alrededor para captar la mayor cantidad de información posible.
"Este nuevo diseño orbital garantiza que los reproductores de imágenes de la nave espacial tengan la iluminación que necesitan" en dos de las órbitas estudiadas. Las otras dos están diseñadas para permitir mejor las observaciones que necesita el espectrómetro de neutrones, el magnetómetro y el sistema de telecomunicaciones de Psyche.
Una vez establecida, la nave tiene un plan de vuelo de 26 meses en los que realizará diferentes tareas. Durante 56 días hará trabajos de caracterización del asteroide, después 80 días dedicados a la topografía, 100 días a estudiar la gravedad de Psyche y otros 100 días donde realizará un mapeado elemental.
El asteroide
Psyche fue el decimosexto asteroide descubierto en la historia, cuando el astrónomo italiano Annibale de Gasparis lo registró en 1852. Pero lo que le da un gran interés científico es que probablemente sea rico en metal. Según indica la NASA, algunos estudios recientes indican que su composición está entre un 30 y un 60% de metal, mientras que el restante lo componen rocas de silicatos.
"Entonces, si estamos en lo cierto en que Psyche es una mezcla de metal y roca, y la roca tiene muy poco óxido de hierro, entonces tiene que haber una extraña historia sobre cómo se creó, porque no encaja con la historia estándar de creaciones planetarias", según explicó Lindy Elkins-Tanton, científica especializada en planetas.
En cuanto a dimensiones, las últimas observaciones y estimaciones indican que el Psyche tiene 279 metros en su parte más ancha por 232 y 189 kilómetros. La forma sería como una esfera muy irregular, la propia NASA lo describe como una "patata".
Los científicos tampoco saben dónde se formó el asteroide. "Podría haberse originado dentro de un cinturón, pero también es posible que naciera en la misma zona que los planetas interiores como la Tierra, o en el sistema solar exterior, donde ahora están gigantes como Júpiter", indican desde la NASA.
"El hecho de que sea tan inusual nos cuenta una nueva historia que no habíamos visto antes sobre cómo evolucionaron los asteroides", dijo Bill Bottke, científico de la misión Psyche del Instituto de Investigación Southwest en Boulder, Colorado. "Esa es una parte de la historia que no tenemos en este momento. Al juntar esa pieza con todas las demás, continuamos refinando nuestra historia de cómo se formó y evolucionó el sistema solar desde el principio".
La nave espacial
Con un tamaño similar a una pista de tenis reglamentaria, la construcción nave espacial de la misión Psyche ha corrido a cargo de la compañía estadounidense Maxar Technologies. Cuenta, por tanto, con 24,76 metros de largo por 7,34 metros de ancho, en total teniendo en cuenta los paneles solares desplegados. Por su parte, cuerpo principal es un poco más grande que un coche Smart y tan alto como un aro de baloncesto.
Incluye un espectrómetro de rayos gamma y neutrones, un generador de imágenes multiespectrales, un magnetómetro y un sistema de telecomunicaciones de radio en la banda X. "La misión Psyche también probará una nueva y sofisticada tecnología de comunicación por láser, que codifica datos en fotones para comunicarse entre la nave espacial y la Tierra", comentan desde la Universidad Estatal de Arizona.
El espectrómetro ayudará a los científicos a determinar los elementos químicos del asteroide. Mientras que un par de cámara a color forman el sensor multiespectral, que será clave para determinar la mineralogía de cualquier material rocoso que pueda existir en la superficie del asteroide.