Launcher, la conocida empresa espacial, ha perdido recientemente otra de sus naves. Se trata del remolcador Orbiter SN3, que viajó el pasado 12 de junio en la misión de transporte compartido Transporter-8 de SpaceX, que ha realizado más de 1.000 cambios en Starship para evitar su destrucción en su próximo lanzamiento, y que se ha descontrolado tras su separación.
El Orbiter SN3 es una nave que se ha diseñado para transportar satélites más pequeños, como los cubesats -que se construyen de forma estandarizada en cubos-, y colocarlos en sus órbitas adecuadas tras separarse de su vehículo de lanzamiento. Sin embargo, este remolcador, tras separarse de su vehículo de lanzamiento, un Falcon 9 de SpaceX, empresa de Elon Musk, cayó rápidamente "en una rotación incontrolable".
"Poco después de la separación desde Falcon 9, Launcher se comunicó con éxito (tanto el enlace ascendente de comando como el enlace descendente de telemetría) con el vehículo. Desafortunadamente, el conjunto inicial de telemetría recibido indicó que el remolcador estaba experimentando una anomalía en la que se impartía una alta tasa de rotación en el vehículo desde su sistema de control de actitud a bordo", según ha explicado la compañía en un comunicado oficial.
Un problema de software
El remolcador Orbiter SN3 transportada las cargas útiles de tres clientes distintos que debían ser entregadas en sus órbitas específicas. "Las baterías del Orbiter no se cargaban correctamente debido a que la orientación solar no era óptima y existía un riesgo creciente de no poder contactar con el vehículo en pases posteriores a la estación terrestre", explica la empresa.
Dado que el suministro de energía de la nave se agotaba rápidamente, los operadores de esta misión apostaron por desplegar las cargas útiles de sus clientes antes de tiempo para evitar arriesgarse a que no se desplegaran. Mientras tanto, los sistemas no críticos a bordo del remolcador Orbiter SN3 se apagaron en un esfuerzo por preservar las baterías de la nave espacial, pero no fue suficiente para evitar la pérdida eventual de energía.
En total, el Orbiter SN3 llegó a completar seis transferencias de comunicaciones adicionales con las estaciones terrestres del lanzador. Algo que permitió a los operadores de la misión la posibilidad de descargar la totalidad de los datos telemétricos de la nave. La carga principal del remolcador procedía de Starfish Space, una empresa que desarrolla tecnologías de mantenimiento de satélites.
Su nave Otter Pup sirvió como demostración de acoplamiento en órbita, utilizando el Orbiter SN3 como vehículo objetivo. Sin embargo, antes de la separación del remolcador se transfirió una cantidad significativa de rotación a dicha nave, por lo que no tuvo éxito. "Desafortunadamente no podremos servir como objetivo de acoplamiento para el Otter Pup de Starfish Space. Nos gustaría pedir sinceras disculpas a nuestros clientes y a sus equipos, socios y clientes finales por esta degradación de la misión", escribió Launcher en un comunicado.
Tras analizar la situación, Launcher aseguró que la principal causa de la anomalía parece haber sido un problema de software. "Hemos iniciado la aplicación de medidas correctoras para garantizar que esta anomalía no vuelva a producirse en futuras misiones y que el vehículo sea más robusto ante este tipo de errores", indicaron. Ahora, el próximo vuelo de Orbiter será el SN5, y está programado para febrero de 2024 como parte de la misión Transporter-10 de SpaceX.
También te puede interesar...
- El cohete Miura 1 aborta el despegue en el último segundo tras encontrar un fallo técnico
- La última foto del Curiosity es espectacular: el amanecer y atardecer de Marte en una imagen
- Así es la misión Psyche de la NASA: 3 años de viaje rumbo al asteroide que vale trillones de euros
- Un asteroide potencialmente peligroso se acerca a la Tierra: tan alto como el Burj Khalifa