El telescopio espacial James Webb es famoso no solo por sus increíbles capacidades para mostrar los misterios del universo en sus impresionantes fotografías, sino por desentreñar algunas de sus cuestiones más importantes. En España ya se ha visto esta situación repetirse en ocasiones, y ahora vuelve a suceder esta vez con la Nebulosa del Anillo, una zona del espacio que ahora ha sido investigada por el telescopio.
Según ha recogido la NASA en un comunicado al respecto, el Webb ha posado su vista sobre esta nebulosa planetaria de gran fama. Y es que gracias a las imágenes recogidas por el telescopio, se han descubierto estructuras intrincadas pertenecientes a lo que se conoce como una estrella moribunda en sus últimas etapas.
Estas observaciones, explican los propios investigadores detrás del proyecto, han otorgado a su equipo una importantísima visión sobre cómo se forman y evolucionan este tipo de objetos. Consideran que la Nebulosa del Anillo, más ahora que nunca, es un objetivo "ideal para desentrañar algunos de los misterios de las nebulosas planetarias".
La Nebulosa del Anillo
Para empezar, la NASA expone los detalles referentes a una nebulosa planetaria. Roger Wesson, de la Universidad de Cardiff, expone cómo se pensaba que las nebulosas planetarias eran simples objetos redondos en el espacio que tenían en su centro una estrella a punto de morir. De hecho, se nombraron "nebulosas" por su aspecto neblinoso, borroso, captado por telescopios de baja potencia.
Respecto a la estrella, esta suele ser una estrella que antaño era una gigante roja que perdía la mayor parte de su masa. El núcleo caliente, justo antes de morir la estrella, ioniza o calienta el gas expulsado. Es ahí cuando la nebulosa responde con una emisión de luz altamente colorida, ideal para las observaciones.
Esto ha cambiado con la tecnología actual. "Las observaciones modernas muestran que la mayoría de las nebulosas planetarias muestran una complejidad impresionante", asegura Wesson. De ahí surge una pregunta: ¿cómo crea una estrella esférica este tipo de estructuras intrincadas? Es ahí donde entra la Nebulosa del Anillo.
Es un objeto relativamente cercano, ya que está solo a 2.200 años luz de distancia. Por si fuera poco, también es una nebulosa bastante brillante, haciendo incluso que sea visible con binoculares desde el hemisferio norte. Es decir, no hace falta equipamiento avanzado para observarla, siempre y cuando se den las condiciones lumínicas adecuadas.
El Webb hace su magia
Todas estas propiedades hacen que la Nebulosa del Anillo sea perfecta para que el Webb la observe con algunos de sus instrumentos, como la ya famosa NIRCam (la cámara de infrarrojo cercano) o el MIRI (el instrumento de infrarrojo medio). Apenas unas semanas después de que las operaciones científicas del Webb comenzaran, el equipo de Wesson pudo captar en imágenes a la Nebulosa del Anillo.
Las revelaciones fueron muchas. "Cuando vimos las imágenes por primera vez, nos sorprendió la cantidad de detalles que contenían. El brillante anillo que da nombre a la nebulosa está compuesto por unos 20.000 grupos individuales de denso gas hidrógeno molecular, cada uno de ellos aproximadamente tan masivo como la Tierra", explica el científico.
Pero va más allá. Dentro del anillo, se constituye una "estrecha banda de emisión de hidrocarburos aromáticos policíclicos o HAP", unas moléculas caracterizadas por tener carbono y que los científicos no se esperaban encontrar. Pero dentro del anillo, se encontraron todavía más sorpresas.
[El James Webb revela misteriosos detalles sobre la estrella más lejana a la Tierra jamás registrada]
Así lo explica Wesson. "Fuera del anillo brillante, vemos curiosos "picos" que apuntan directamente en dirección opuesta a la estrella central, que son prominentes en el infrarrojo pero que sólo eran visibles muy débilmente en las imágenes del Telescopio Espacial Hubble".
Creen, tanto el investigador como su equipo, que esto podría deberse a moléculas que pueden formarse "en las sombras de las partes más densas del anillo, donde están protegidas de la intensa y directa radiación de la caliente estrella central". El Webb ayudó a proporcionar una visión increíblemente nítida del halo molecular fuera del anillo brillante gracias a su instrumento NIRCam.
La pregunta que surge entonces, es clara. Teniendo en cuenta que según Wesson se encontraron hasta 10 rasgos concéntricos regularmente espaciados dentro del halo, y que estos arcos debieron formarse aproximadamente cada 280 años ¿cómo es posible que una estrella esférica formó una nebulosa tan "estructurada y complicada"? Esa es una de las muchas cuestiones que el Webb sin duda ayudará a resolver.