El módulo de aterrizaje Vikram de la misión india Chandrayaan-3 marcaba ayer un hito en la historia de la exploración espacial al alunizar con éxito en el polo sur de la luna a las 14:34 de la España peninsular. La India y medio mundo fueron testigos de este logro, nunca antes conseguido por otro país por las dificultades de esa región lunar. Ahora la sonda tiene por delante un arduo trabajo para estudiar las reservas de agua para el que solo tienen dos semanas de margen hasta que la noche lunar cubra esa región.
El objetivo de la misión, además de demostrar que era posible el aterrizaje seguro, es comprender las propiedades térmicas y físicas de la superficie lunar en esa región. Para ello, el rover ya ha descendido del módulo de aterrizaje y ambos están estudiando el terreno en busca de agua.
El polo sur lunar se ha convertido en una de las zonas más codiciadas del astro. La presencia confirmada por la NASA de agua en forma de hielo puede suponer un punto de inflexión en los viajes interplanetarios tal y como están planteados en la actualidad. El hidrógeno y el oxígeno que componen la molécula del líquido elemento conforman una de las fórmulas más empleadas para alimentar a los motores de los cohetes.
La agencia india ha publicado las primeras imágenes enviadas por el módulo de aterrizaje que ha tomado su cámara cuando se acercaba a la superficie. Una imagen adicional de la cámara Landing Imager, compartida un poco más tarde, muestra un vistazo del lugar de aterrizaje, además de una parte de la pata de aterrizaje de la nave espacial y su sombra.
Vikram y Pragyan
Tras la euforia provocada por el alunizaje completado, la agencia india ha realizado las comprobaciones pertinentes y cuatro horas después se desplegaba una rampa para que Pragyan descendiera hasta la superficie lunar. Bautizado como 'sabiduría' en sánscrito, este vehículo de seis ruedas y casi 30 kilogramos está rodando en una zona de cientos de metros a la redonda explorando el terreno.
Está equipado con dos instrumentos para analizar la composición química del terreno. El primero lanza un potente láser para descomponer los materiales y analizar los componentes del suelo. Es capaz de detectar hasta 16 elementos diferentes como oxígeno e hidrógeno para reconocer la acumulación de agua.
Por su parte, el módulo de aterrizaje seguirá trabajando con otros cuatro instrumentos científicos a bordo y que sirven, por ejemplo, para medir la temperatura del subsuelo y encontrar las reservas de hielo bajo tierra. No es el único objeto a bordo, tampoco todos son de la agencia espacial india, un reflector fabricado por la NASA permite disparar un rayo láser desde la Tierra y recibir el reflejo para medir la distancia con precisión. La agencia estadounidense también utilizó en su momento un instrumento similar en sus primeras misiones a la Luna durante la década de los 60.
A contrarreloj
El alunizaje se ha producido en el momento justo, como se había planeado, cuando está amaneciendo en el polo sur lunar. Los días en la Luna duran hasta 14 días terrestres, el mismo tiempo que ocupan sus noches oscuras y heladas. Sin el calor del Sol, las temperaturas pueden bajar hasta 200 grados bajo cero e impedir el funcionamiento de muchos de los sistemas que integran los rovers o sondas que el ser humano manda al satélite.
A diferencia de otros intentos en los que se ha recurrido a uranio radiactivo, la sonda india no cuenta con generador de calor, solo con los paneles solares para proveerse de energía, de ahí que tenga los días contados. Su tiempo de vida son los 14 días en los que esa región estará bañada por la luz solar. No obstante, los responsables creen que esta máquina puede durar más tiempo.
Del éxito de esta misión también dependen las próximas visitas de país a regiones aún más inhóspitas. Con la misión LUCAX, la ISRO y la agencia japonesa JAXA quieren llegar a las zonas del satélite donde nunca llega el sol, por lo que habría más hielo. Un destino también marcado por Estados Unidos para el 2025.