El espíritu del avión Concorde continúa en la actualidad más presente que nunca gracias a las nuevas iniciativas y proyectos que buscan rescatar el concepto de viajes supersónicos que permitía unir ciudades como Madrid y Nueva York en menos de 3 horas. La NASA, como punta de lanza de muchas de las tecnologías aplicadas a la aeronáutica, se encuentra actualmente inmersa en un programa avanzado para dar con las soluciones a los problemas que propiciaron su retirada en 2003.
La propia agencia espacial estadounidense, según han explicado en un comunicado, ha investigado recientemente la viabilidad comercial de los viajes aéreos supersónicos a bordo de aviones que "teóricamente podrían viajar entre Mach 2 y Mach 4". La unidad de medida Mach corresponde a la velocidad del sonido, por lo que la NASA plantea trayectos que alcancen los 4.939 km/h. Por no cambiar de ejemplo, en el mejor de los casos podría ir de Madrid a Nueva York en menos de 2 horas.
Los estudios concluyeron que "existen mercados potenciales de pasajeros en alrededor de 50 rutas ya establecidas que conectan ciudades", indican. "Dado que Estados Unidos y otras naciones prohíben los vuelos supersónicos sobre tierra, los hallazgos de los estudios abarcaron los viajes transoceánicos, incluidas las rutas de gran volumen del Atlántico Norte y las que cruzan el Pacífico".
Precisamente, estas regulaciones prohibitivas se han convertido en el objetivo de la NASA bajo el desarrollo del avión X-59. Un supersónico especialmente diseñado para ser silencioso y que la característica explosión al traspasar la barrera del sonido se minimice al máximo. Según explican, pretende proporcionar datos a los reguladores estatales que ayudarían a cambiar los vuelos supersónicos terrestres y así cambiar la legislación.
El avión de la NASA
Esta nueva iniciativa de la agencia espacial se concentra dentro del Advanced Air Vehicles Program (AAVP o Programa de Vehículos Aéreos Avanzados) que actualmente se encuentra preparando la siguiente fase. En él se incluye la emisión de dos contratos de 12 meses de duración cada uno a empresas para que desarrollen sus propios diseños conceptuales y hoja de rutas tecnológicas.
Las hojas de ruta a las que hace referencia la NASA "explorarán las posibilidades de viajes aéreos, describirán los riesgos y desafíos e identificarán las tecnologías necesarias para hacer realidad los viajes a más de 2 veces la velocidad del sonido". El primer contrato se lo ha llevado Boeing como líder del equipo junto a GE Aerospace, Georgia Tech Aerospace Systems Design Laboratory y Rolls-Royce Norteamérica, entre otros. El segundo es el liderado por Northrop Grumman con Blue Ridge Research, Boom Supersonic —que cuenta con participación española— y Rolls-Royce Norteamérica.
Cada equipo desarrollará elementos de la hoja de ruta que incluyen aspectos tecnológicos tan importantes como la estructura de la aeronave, la potencia, los sistemas de propulsión, la gestión térmica y los materiales compuestos que puedan resistir altas velocidades supersónicas. También crearán diseños no propietarios para vehículos conceptuales.
"Es realmente importante tener en nuestras manos los conceptos de diseño y las hojas de ruta tecnológicas cuando las empresas terminen", declaró Mary Jo Long-Davis, gerente del Proyecto de Tecnología Hipersónica de la NASA. "También somos colectivamente conscientes de la necesidad de tener en cuenta consideraciones de seguridad, eficiencia, económicas y sociales. Es importante innovar de manera responsable para devolver beneficios a los viajeros y no dañar el medioambiente".
En esta misma línea y como avanzadilla, la propia NASA se encuentra desarrollando el ya mencionado X-59. Se trata de un concepto de aeronave —por el momento banco de pruebas— que tiene la intención de demostrar y desarrollar algunas tecnologías clave para el futuro avión supersónico de pasajeros.
Del diseño del X-59 se está encargando un equipo de ingenieros del departamento Skunk Works de Lockheed Martin que son los que tradicionalmente reciben los pedidos más complejos y especiales. La aeronave salió a principios de julio de la línea de montaje y se trasladó a la "línea de vuelo", la antesala a entrar en pista de despegue, donde se someterá a algunos test en tierra.
El diseño del X-59 cuenta con un ala en delta —igual que el Concorde— y con un morro realmente afilado. "A diferencia de las aeronaves convencionales, el ala del X-59 está diseñada para interactuar con otras características del avión, como su larga nariz, el motor situado en la parte superior y los canards [superficies aerodinámicas horizontales] ubicados estratégicamente", tal y como explican desde la NASA.
Esa forma tan puntiaguda y estilizada responde a la necesidad de controlar y aminorar la fuerza de las ondas de choque que se generan al romper la barrera del sonido. El denominado boom supersónico. "Las ondas de choque que generan las superficies de la aeronave son las principales responsables de la molesta explosión que puede asustar a las personas y a los animales en tierra firme", aseguran. Esta es la razón de más peso de la prohibición de sobrevuelo supersónico en una buena cantidad de países de todo el mundo.
Todas estas innovaciones permiten que el X-59 consiga una huella sónica menor de 75 dB. "Como cuando se cierra la puerta de un coche", indica Lockheed Martin en la ficha técnica del avión. Esta aeronave se espera que alcance una velocidad de crucero de Mach 1,4 (unos 1.500 km/h) a una altitud de 16.700 metros. Las velocidades más elevadas vendrán después, presumiblemente de la mano de algunas de las empresas privadas que han conseguido este último contrato y que ya integrarán las novedades.
Boom con sello español
Boom Supersonic, una de las compañías que ha ganado el concurso junto con Northrop Grumman, se ha consolidado como una de las más avanzadas del mundo en el ramo de los aviones supersónicos. Con sede en Estados Unidos, las ramificaciones del proyecto llegan hasta la sevillana Aernnova que estará encargada del diseño de las alas de su avión Overture y hasta Miranda de Ebro (Burgos) con la compañía Aciturri, que hará lo propio con el empenaje.
Hace un par de meses, en el Paris Air Show, Boom Supersonic presentó algunos elementos esenciales del Overture como la aviónica, los controles de vuelo, el sistema hidráulico, los sistemas de combustible y el tren de aterrizaje. El motor, denominado Symphony, también fue otro de los protagonistas del evento ya que su desarrollo está suponiendo todo un desafío tecnológico.
El Boom Overture tendrá una velocidad de crucero de Mach 1,7, el equivalente a 1,7 veces la velocidad del sonido y unos 2.100 kilómetros por hora. Prácticamente el doble que cualquier aeronave comercial actual, por lo que podrá realizar vuelos de largo radio como desde Madrid a Nueva York en aproximadamente 3 horas y media, cuando lo normal es que no baje de 7.
En la hoja de especificaciones, la compañía hace una distinción entre la velocidad sobre el agua y sobre tierra firme, siendo esta última sólo un 20% más respecto a los aviones tradicionales. Esto es debido a las restricciones de ruido que actualmente se encuentran vigentes en los países y el objetivo último de la NASA es cambiarla.
El Overture contará con 61 metros de largo donde se acomodarán entre 64 y 80 pasajeros, dependiendo de la elección de cada aerolínea, y volarán a una altitud máxima de 18.000 metros. Según los datos que maneja la propia compañía, esta aeronave podría ser rentable en más de 600 rutas de todo el mundo gracias a que la autonomía asciende a 7.800 kilómetros.
Actualmente, la compañía se encuentra en pleno proceso de prueba de un prototipo —llamado XB-1— que se está empleando como banco de pruebas del Overture. Los últimos datos conocidos apuntan a que el prototipo realizará la primera campaña de vuelos durante este 2023, mientras que la entrada en servicio del avión de pasajeros hará lo propio en 2027.
También te puede interesar...