Los diversos proyectos y programas que Pekín inició hace varios años con objeto de impulsar la rama naval de sus fuerzas armadas comienzan a dar sus frutos. Una de las embarcaciones más ambiciosas, de las que España cuenta con una unidad equivalente, es el portaviones Fujian. Cuando se termine de construir y se entregue a la Armada china, será uno de los más avanzados del mundo y el buque insignia del país asiático.
A principios de este mismo año, Pekín mostró imágenes del CNS Fujian saliendo del dique seco e internándose en mar abierto dispuesto a realizar sus primeras pruebas de flotación. Ahora, las nuevas imágenes han revelado que los trabajos de construcción del buque han marchado según lo previso y se ha llevado a cabo el levantamiento de las protecciones de las catapultas electromagnéticas en la cubierta de operaciones, según recoge Eurasian Times.
Estos sistemas son los que ayudan a las aeronaves a conseguir la velocidad necesaria como para despegar de forma segura desde la cortísima pista de la embarcación. Quitar todas las protecciones es un hito importante que sugiere la puesta a punto de todos los sistemas de catapultas que permiten a los aviones despegar y aterrizar de forma segura. Del mismo modo, abre la puerta a una campaña de entrenamiento con aeronaves cazas de desarrollo chino, otro objetivo en el que está trabajando Pekín.
Durante las primeras pruebas en el mar, el foco se centrará en la evaluación de los sistemas de propulsión, navegación y comunicación del portaviones. "Se llevarían a cabo sólo en aguas cercanas a la costa, y el proceso podría durar un año", declaró Song Zhonping, antiguo instructor del Ejército de Liberación Popular, a SCMP. Dejando para una segunda fase las primeras operaciones con cazas. La puesta en servicio podría estar programada para el 2025.
El gigante chino
El portaviones comenzó a construirse a mediados de los años 2010 como parte de un programa mayor de China que pretente ser en 2049 —centenario del Ejército Popular de Liberación— el país con mayor potencia militar del mundo. En un primer momento, la Comisión Militar Central de Pekín tenía la intención de dotar al Fujian de un sistema de catapultas alimentadas por vapor, una tecnología que ha demostrado fiabilidad, pero ya está muy superada.
En 2013, antes de que comenzaran los trabajos de construcción en el astillero, se comunicó finalmente que se iba a optar por catapultas electromagnéticas. Éstas permiten a las aeronaves que operen en el buque despegar con más combustible y armamento. Y, además, China se alinea de esta forma con otras embarcaciones de similar porte y propósito como el portaviones USS Gerald R. Ford.
Como suele ocurrir con todo lo que toca la esfera militar, el gobierno chino no es muy dado a proporcionar información oficial sobre el desarrollo del CNS Fujian. Tampoco de las especificaciones técnicas detalladas ni mucho menos del armamento que un día protagonizará buena parte de la proyección operativa de la embarcación.
Tan sólo se conoce que tiene una eslora de 316 metros por una manga de 76,5 metros en la cubierta de vuelo que se reparten las más de 80.000 toneladas que tendrá de desplazamiento a plena carga. El apartado de la propulsión corre a cargo de un par de turbinas que proporcionan giro a 4 ejes con una potencia total superior a los 220.000 caballos.
Una de las cuestiones clave en este tipo de buques es su capacidad de transporte. Pues bien, se estima que el CNS Fujian podrá transportar entre 48 y 60 aviones, helicópteros y drones. Una cifra con la que China no consigue superar al USS Gerald R. Ford de Estados Unidos, con el que la Navy puede trasladar hasta 75 aeronaves.
En cuanto al armamento, podría contar con dos lanzadores de misiles PL-10 y PL-15, uno de corto alcance y otro con un alcance con más de 200 kilómetros. Sin embargo, para comprobar la efectividad de este portaaviones habrá que esperar a los primeros ensayos completos y a las maniobras en las que seguro participará una vez se integre en las filas militares.
Caza naval
Los expertos chinos anticipan que, durante las pruebas, el Fujian probablemente tenga a los cazas J-15T como los protagonistas en la cubierta de vuelo. Se trata de un avión de combate especialmente diseñado para operación naval y está equipado con el sistema para acoplarse a la catapulta.
La versión original del J-15, apodada Tiburón Volador, se basa en el caza Su-33 ruso. El desarrollo se habría llevado a cabo mediante la adquisición a Ucrania de una unidad de ese caza en 2001 y el posterior trabajo de ingeniería inversa para extraer el máximo de información posible. A partir de esa base, China ha ido fabricando versiones cada vez más modernas y adaptadas a las diferentes aplicaciones.
El J-15T cuenta con un tren de aterrizaje delantero reforzado junto con una barra integrada para acoplar la catapulta. El tren trasero también se ha reforzado para resistir los aterrizajes en la cubierta, más duros y exigentes que los realizados sobre tierra firme. Al tratarse de una modificación importante, las especificaciones técnicas de este caza no se conocen oficialmente.
Paralelamente, China se encuentra desarrollando otra versión naval del J-15 bajo la denominación J-15B. Según algunos analistas, se trata de una mejora importante respecto a la versión base ya que incorpora aviónica de quinta generación, radar AESA avanzado, nuevo fuselaje, revestimientos furtivos para ser menos detectable en el radar y compatibilidad con el lanzamiento de misiles PL-10 y PL-15; igual que el portaviones CNS Fujian.