El ataque de Hamás ha tenido respuesta del principal socio de Israel: Estados Unidos. El Departamento de Defensa informó en un comunicado que ha movilizado al portaviones nuclear USS Gerald R. Ford perteneciente a la Sexta Flota del país estadounidense. El buque, el más moderno de los de su clase, se encontraba en aguas italianas cuando recibió la orden de poner rumbo al Mediterráneo más oriental como muestra de apoyo militar.
El Ford no viajará solo a aguas israelíes. Además del mencionado portaviones, el grupo de ataque lo componen el crucero de misiles guiados USS Normandy perteneciente a la clase Ticonderoga y los destructores USS Thomas Hudner, USS Ramage, USS Carney y USS Roosvelt; todos ellos de la clase Arleigh Burke.
"También hemos tomado medidas para aumentar los escuadrones de aviones de combate en la región", según dijo el secretario de Defensa Lloyd Austin el pasado domingo. En concreto, un número no desvelado de cazas F-35, F-15, F-16 y A-10 que llegarán a Israel para proporcionar apoyo en misiones aire-aire y aire-tierra.
Anunció además que Washington proporcionará las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) "equipos y recursos adicionales, incluidas municiones", prosiguió. "Los primeros servicios de seguridad comenzarán a desplazarse hoy y llegarán los próximos días".
El gigante nuclear
Tras unos meses de maniobras y test, el USS Gerald R. Ford asumió en mayo el liderazgo de la Sexta Flota estadounidense que tiene su acuartelamiento en Nápoles. Desde entonces ha estado monitorizando los movimientos rusos en el conflicto con Ucrania y participando en algunos ejercicios con la Armada de Italia.
El portaviones da nombre a una nueva clase de embarcaciones que tiene planeado incorporar tres unidades adicionales actualmente en fase de montaje y una quinta pendiente de aprobación. La primera piedra del programa de portaviones nucleares Gerald R. Ford se puso el 10 de septiembre de 2008 cuando la Navy firmó un contrato de unos 5.100 millones de euros con el contratista Northrop Grumman.
En 2013 se consideró finalizada la fase de fabricación del portaaviones y fue botado por primera vez. Estaba previsto que el buque entrara en servicio en 2017, pero múltiples problemas en sistemas críticos fueron produciendo los retrasos, algo por otra parte habitual en las primeras embarcaciones de una nueva clase.
Aún así, el desarrollo del USS Gerald R. Ford ha estado envuelto en fuertes críticas por los reiterados fallos y un sobrecoste de más del 30% sobre la previsión inicial. Su dotación puede llegar a las 4.539 personas, incluyendo personal aéreo y Estado Mayor, aunque puede operar con 2.600, aproximadamente.
Tiene una eslora de 333 metros por 40 metros de manga, es capaz de desplazar 100.000 toneladas a plena carga y acomodar a 5.000 personas en su interior. Su novedoso sistema de propulsión nuclear incluye una planta y dos reactores Bechtel A1B, que generan potencia suficiente como para lograr una velocidad máxima de 30 nudos, el equivalente a 56 km/h.
En total, gracias a sus colosales dimensiones y a su propulsión con dos reactores nucleares, puede acarrear más de 75 aeronaves, entre cazas —por el momento no del modelo F-35B—, helicópteros, aviones de alerta temprana y drones de última generación como los MQ-9B, que pliegan sus alas para operar desde portaviones y espiar sin límites.
De sus avances tecnológicos, el que más problemas ha dado y más ventajas puede ofrecer en futuros despliegues es el Sistema de Lanzamiento de Aeronaves de Propulsión Electromagnética (EMALS, por sus siglas en inglés). Es el sistema encargado de lanzar los aviones que despegan mediante una catapulta que emplea un motor de inducción lineal, en lugar del pistón de vapor utilizado en la clase Nimitz. La catapulta propulsa por un raíl una pieza enganchada al avión que aumenta su velocidad para lograr un despegue exitoso.
La diferencia con sistemas anteriores es que el EMALS acelera las aeronaves con mayor suavidad, lo que implica un menor esfuerzo para los fuselajes. También pesa menos y requiere menos mantenimiento, además de poder lanzar todo tipo vehículos aéreos, tanto ligeros —drones— como pesados —cazas de combate—. Las previsiones de la US Navy son que EMALS consiga 160 lanzamientos de aeronaves al día, un 20% más que los portaaviones Nimitz.
Armamento
Para detectar los potenciales objetivos o amenazas enemigas, el USS Gerald R. Ford cuenta con un avanzado sistema de radar activo multifunción de barrido electrónico de búsqueda y seguimiento de doble banda (DBR). Está integrado por los radares Raytheon AN/SPY-3 en la banda X y VSR en la banda S. Ambos le permiten detectar aeronaves y misiles cercanos, incluso a cortas distancias (menos de 2 kilómetros). De la dirección de tiro se encargan 4 radares Mk-95 integrados en la isla.
En cuanto al armamento, cuenta con dos lanzadores para misiles SeaSparrow RIM-162, con un alcance de más de 50 kilómetros y 280 kg de peso, otros dos lanzadores para misiles RIM-116 RAM, diseñados para interceptar misiles anti-buque, y tres torretas CIWS Phalanx Mk-15, que detectan, evalúan, rastrean y atacan de manera automática cualquier amenaza de corto alcance.
En cuanto a la capacidad del Gerald R. Ford, es superior a las 75 aeronaves, entre las que se incluyen cazas F-18E, F/A-Super Hornets, aviones de alerta temprana E-2C Hawkeye y helicópteros MH-60R Sea Hawks, como los que tiene el Ejército de España. Sus novedosos sistemas también permitirán integrar drones y otros vehículos no tripulados que entren en servicio a lo largo de los próximos años.
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Aunque avanzada para su clase, la capacidad armamentística del USS Gerald R. Ford es limitada por su propia naturaleza. En cambio, el resto de embarcaciones del grupo de ataque que lidera se sitúan entre los mejores destructores y cruceros de cuantos hay hoy en día surcando los mares. De hecho, otras unidades de la clase Arleigh Burke desplegadas en Rota (Cádiz) conforman un pilar esencial del escudo antimisiles que la OTAN tiene desplegado en Europa.