Ismael Marinero Izan González

En el Arsenal de Cartagena, el submarino S-81 Isaac Peral ha pasado a formar parte de la flota de la Armada española. Casi 12 años después de la fecha inicialmente prevista, y una vez superados todos los desafíos económicos y tecnológicos, el primero de la nueva generación de buques sumergibles españoles ha sido entregado por Navantia en un acto oficial y su primera dotación ya se ha embarcado en él.

"Hoy es un día muy importante para la Armada, damos un paso de gigante en este programa del submarino S-80", ha señalado la Ministra de Defensa, Margarita Robles. Por su parte, Antonio Piñeiro, almirante jefe de Estado Mayor de la Armada, ha calificado la entrega del "deseado S-81" como "un hito que nos permite continuar avanzando en la necesaria modernización y evolución de nuestra arma submarina y que resulta vital para mantener una flota equilibrada y eficaz". 

Se trata del primero de una familia de batiscafos diseñado y fabricado íntegramente en España, que posiciona a la industria de defensa nacional dentro del selecto grupo de países con capacidad plena e independiente de desarrollo de sumergibles. "Es gratificante llegar aquí y poder decir que el submarino está perfecto, operativo y funcionando: la Armada está encantada", declaró a EL ESPAÑOL Ignacio Núñez, jefe de producción del astillero de Navantia en Cartagena.

La dotación del submarino S-81 Isaac Peral Armada Española Omicrono

Tras la entrega, la dotación encargada del Isaac Peral trasladará la embarcación al aledaño Arsenal que la Armada tiene en la misma zona portuaria y comenzará un periodo de integración en la flota naval. Cuando se culmine este proceso, el submarino ya estará listo para realizar entrenamientos, maniobras y cualquier tipo de misión que se le encomiende.

Máximo sigilo

"Si hablamos de un submarino, la primera característica que nos viene a la mente es la discreción", según declaró a IDS el almirante general Antonio Martorell Lacave. Esta característica innata le permite "operar sigilosamente en escenarios donde sólo este tipo de buques pueden hacerlo". Martorell también destacó el "enorme poder de disuasión y un gran valor estratégico, puesto que, la sola sospecha de su presencia en una zona, supone por sí una amenaza potencial".

No sido un camino fácil hasta llegar aquí. Los plazos de entrega originales que se manejaban desde Defensa para los sumergibles S-80 preveían la puesta en servicio de la primera unidad en octubre de 2011 con una cadencia anual y la finalización en 2014 con la cuarta.

Los astilleros españoles se fueron encontrando una serie de retos tecnológicos que dilataron todo el proceso de desarrollo durante años. En 2013, Navantia solicitó una auditoría técnica a la Armada de Estados Unidos y a Electric Boat, que identificaron algunos problemas importantes y propició una redefinición de todo el programa S-80, que por fin se ha hecho realidad. El coste total del programa S-80 ha supuesto el desembolso de 3.907 millones de euros en los que se incluye la construcción de las 4 plataformas.

Sensores y armas a bordo

Los submarinos de la familia tienen 81 metros de eslora por 7,3 de diámetro y alcanzan un desplazamiento en inmersión de 2.965 toneladas. De la propulsión se encarga un motor eléctrico de 3.500 kW que se complementa con tres grupos generadores diésel que generan la energía necesaria para alimentar al primero. Gracias a ellos consigue una velocidad en inmersión de 35 km/h y 18 km/ en superficie.

El alto grado de automatización y los sistemas avanzados han conseguido reducir a 32 tripulantes la dotación básica de los S-80. Como extra, cuenta con espacio para 8 personas más que puede ocupar, por ejemplo, personal militar de operaciones especiales.

El submarino S-81 Isaac Peral en el Arsenal de Cartagena Navantia Omicrono

Por su naturaleza, los submarinos de la clase S-80 están provistos de las últimas tecnologías en la rama de la sensórica naval. La también española SAES ha sido la encargada de desarrollar dos sistemas de sensores acústicos compuestos por un sónar remolcado y un sistema de supervisión de ruidos propios y de vibraciones generadas por el propio buque.

En la rama del armamento, tanto el Isaac Peral como el resto de buques hermanos contará con el torpedo DM2A4 desarrollado por la compañía Atlas que emplea un cable de fibra óptica para su guiado. Incorpora a bordo un carrete donde va enrollado el hilo transmisor y existen actualmente dos versiones disponibles de 50 y 140 kilómetros de alcance, ambas con una velocidad máxima de 90 km/h. Los S-80 han optado por el primer tipo y se lanzarán desde los tubos lanzatorpedos de 533 milímetros que tienen en la proa.

Submarino S-81 Isaac Peral en una de sus últimas inmersiones antes de entregarse a la Armada EFE

Otra de los tipos de munición a bordo de las naves serán los misiles Sub-Harpoon, la versión submarina de los ya conocidos Harpoon presentes en varias plataformas de las Fuerzas Armadas. Están fabricados por Boeing, tienen un alcance de 240 kilómetros y están enfocados en ataques terrestres gracias a sus 220 kilogramos de explosivos.

La Armada también integrará los misiles noruegos NSM dentro de los submarinos S-80. Esta munición es capaz de atacar a objetivos marítimos de superficie y terrestres, principalmente aquellos cercanos a la costa. Se sabe que Navantia se encuentra actualmente trabajando en su integración y que el NSM llegará también a las fragatas F-100 clase Álvaro de Bazán como a las F-110 clase Bonifaz.

La entrega del S-81 Isaac Peral a la Armada española supone también un hito internacional y coloca a España dentro de los 11 países con capacidad submarina total. Navantia ya ha anunciado de forma oficial la participación en varios concursos públicos en el extranjero para exportar estos buques. La empresa pública opta a contratos en la India, Filipinas, Canadá, Turquía y Polonia.

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