Tras el éxito de su último despegue, visto en directo desde España, SpaceX prepara de nuevo Starship para un tercer intento, donde su tecnología debería llegar aún más lejos en precisión y distancia. Es posible que esta nueva prueba, la inmensa nave de Elon Musk se enfrente a una prueba clave y mucho más complicada que lo experimentado hasta el momento, reabastecerse después de despegar.
Esta posibilidad ha quedado plasmada en una conferencia el pasado lunes 4 de diciembre de Lakiesha Hawkins, administradora asociada de la oficina del programa Luna a Marte de la NASA. Aunque Hawkins no lo mencionara en su disertación, en sus diapositivas aparecía detallado este tercer vuelo "que incluye una demostración de transferencia de propulsión", se puede leer a las 2 horas de presentación.
La agencia ha querido quitarle importancia a la información revelada. Un portavoz ha indicado a CNBC que "no se han tomado decisiones finales sobre ese momento". Aún no se ha confirmado que el tercer intento de Starship requiera un paso tan complejo e importante, pero no es la primera vez que se plantea la posibilidad.
Repostando en el aire
Según se ha previsto con anterioridad, cuando estos cohetes estén completamente operativos podrían encontrarse con versiones de "petroleros" espaciales en la órbita terrestre. En octubre de 2020, la NASA otorgó a SpaceX 53 millones de dólares para realizar una prueba de este tipo en la órbita terrestre.
Los cohetes y las naves espaciales queman la mayor parte de su combustible solo para escapar de la fuerza de la gravedad de la Tierra, por lo que necesitarán llenar sus tanques para viajar a otros destinos del sistema solar. El contrato con la NASA exige, tal y como explica Space.com, que SpaceX transfiera 11 toneladas de oxígeno líquido entre tanques dentro de un vehículo Starship, cuyos motores Raptor de Starship funcionan con oxígeno líquido superfrío y metano líquido.
Para ello, Starship debería superar la separación de las etapas como ocurrió en noviembre y continuar sin problemas hasta alcanzar la órbita. Allí se encontraría con otra nave que serviría como petrolero para pasarle el combustible, igual que ocurre con frecuencia en vuelos militares para ampliar el alcance de sus aviones.
Sin fecha oficial
Este inmenso cohete, el más grande de la historia espacial, tiene como objetivo servir de transporte entre la Tierra y la Luna, llevando a astronautas al polo sur lunar a partir del 2025. Esta fecha se empieza a dilatar con sucesivos retrasos por la complejidad que supone fabricar y probar este cohete.
Aún tienen que probarse y demostrarse muchos pasos para que Starship haga su viaje más importante y cumpla con su cometido. El primer vuelo sirvió para detectar numerosos fallos y solucionarlos, tras su explosión cuatro minutos después de despegar. El segundo ha sido un éxito mayor, sin problemas al separar las dos etapas, pero también explotando ocho minutos después.
Elon Musk aseguró que su equipo estará listo en 3 o 4 semanas para una nueva prueba de vuelo, pero, aún no se sabe cuándo será la fecha para ese tercer intento y hasta que fase del lanzamiento se atreverá a llegar SpaceX. Cuando la empresa de Elon Musk esté cerca de conseguir una nueva licencia de lanzamiento de la Administración Federal de Aviación de EEUU, puede que informen sobre ese posible intento de reabastecimiento.