Del submarino S-81 al lanzacohetes SILAM: el año que el poderío militar español dio el gran salto
Este 2023 que está a punto de concluir ha sido clave en la resolución de varios programas que estaban pendientes y el impulso de otros nuevos.
24 diciembre, 2023 00:58El incremento de un 26% del presupuesto del Ministerio de Defensa en 2023 ya vislumbraba un año muy prolífico en adquisiciones de material militar. Dentro de los 12.825 millones de euros de la dotación general, destacó la subida del 72% —hasta los 5.000 millones— de la parte dedicada en exclusiva a la compra de armamento. Se trata de una partida récord que llegó a colación de los compromisos adoptados por el Gobierno durante la Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid en junio de 2022.
Esos 5.000 millones dedicados a adquisiciones se han ido transformando en los últimos 365 días en continuar pagando programas que ya se encontraban en marcha, como los submarinos S-80 o el blindado para zapadores Castor, e impulsando otros nuevos. La inversión "tiene como objetivo potencia la transformación y modernización de las capacidades de las Fuerzas Armadas", según indicó el Gobierno cuando se aprobaron los Presupuestos Generales del Estado a finales de 2022.
"Dotar a las Fuerzas Armadas de los mejores sistemas posibles en función de sus necesidades, potenciar las capacidades industriales estratégicas para la defensa y consolidar la base industrial y tecnológica de la defensa española". Esos son los pilares fundamentales sobre los que se ha sustentado la política de programas militares a lo largo del último año, con participación de compañías públicas como Navantia y otras privadas.
Submarinos y fragatas
El proyecto del año y, probablemente el más importante de los últimos ejercicios, es la entrega a la Armada del primer submarino de la clase S-80: el S-81 Isaac Peral. La capacidad de diseñar, desarrollar y construir esta clase de embarcaciones de forma independiente coloca a la industria naval de España en la élite mundial y abre la puerta a posibles exportaciones en las que Navantia, la encargada del programa, ya está trabajando.
La ceremonia de entrega se produjo el pasado jueves 30 de noviembre tras más de una década de retrasos respecto al plan original y un sobrecoste de 2.000 millones de euros. Los planes de Defensa pasan por la construcción de un total de 4 unidades del mismo modelo de submarino, las dos últimas incorporando ya el sistema de propulsión independiente del aire —conocido como AIP— que las dos primeras integrarán en sus respectivas grandes carenas. Este equipamiento permitirá mantener a los S-80 sumergidos hasta tres semanas.
El objetivo primordial de los submarinos es ser discretos en sus operaciones y, con esta característica, "operar sigilosamente en escenarios donde sólo este tipo de buques puede hacer hacerlo", según declaró el almirante general Antonio Martorell Lavace, a IDS. También destacan en el "enorme poder de disuasión y un gran valor estratégico, puesto que, la sola sospecha de su presencia en una zona, supone por sí misma una amenaza potencial".
Los submarinos de la familia tienen 81 metros de eslora por 7,3 de diámetro y alcanza un desplazamiento en inmersión de 2.965 toneladas. De la propulsión se encarga un motor eléctrico de 3.500 kW que se complementa con tres grupos generadores diésel que generan la energía necesaria para alimentar al primero. Gracias a ellos consigue una velocidad en inmersión de 35 km/h y 18 km/h en superficie.
El cerebro de toda la sección táctica es el núcleo integrado del sistema de combate (ICSC, de sus siglas en inglés) desarrollado por Lockheed Martin. Se encarga de gestionar todas las fuentes de sensórica y navegación a bordo del batiscafo así como de la monitorización de la plataforma y de las transmisiones de información con el resto de componentes de la flota naval desplegada.
En el terreno del armamento, los submarinos S-80 contarán con los torpedos DM2A4, misiles Sub-Harpoon para ejecutar ataques terrestres y los noruegos NSM. Estos últimos servirán tanto para ataques a la superficie marítima como terrestres, principalmente cercanos a la costa. El último vector táctico es el minado. Los S-80 cuentan con todo lo necesario para realizar este tipo de trabajos en las zonas estratégicas y de forma coordinada con los sistemas de gestión de combate.
La línea de fabricación del resto de unidades del S-80 sigue su curso. El S-82 Narciso Monturiol tiene previsto llevar a cabo el cierre del caso durante este mes de enero y Navantia espera ponerlo a flote en la primera mitad del año para entregarse a principios de 2025. En cuanto al S-83 Cosme García —el primero en equipar el AIP— y el S-84 Mateo García de los Reyes —el segundo—, se sabe que durante 2023 han estado en fase de aceros, en la que se fabrican los diferentes bloques. Se espera la recepción por parte de la Armada en 2027 y 2028, respectivamente.
En el mismo plano naval, otro de los grandes proyectos que se están realizando en España es el que tiene como protagonistas a las fragatas F-110. Los astilleros de Navantia en Ferrol (A Coruña) colocaron el pasado miércoles la quilla de la primera unidad —F-111— de esta clase Bonifaz.
El plazo que maneja la compañía estatal es que la F-111 se bote en 2025 y se proceda a la entrega a lar Armada en 2028. Hasta la fecha, 18 de los 33 bloques que conformarán la embarcación se encuentran en proceso de fabricación, con un grado de madurez del modelo 3D de la ingeniería de detalle de alrededor del 80%, habiéndose adquirido el 99% de los equipos de plataforma para todos los buques de la serie.
Navantia ha activado un plan de aceleración del programa de construcción y antes de finalizar el año comenzarán con la fabricación de la F-112. Por su parte, la entrega de los otros 4 buques del contrato tendrá una cadencia de 12 meses, hasta 2032, fecha en la que se recibirá la quinta y última.
El concepto de buque diseñado es el de un escolta multipropósito, aunque las funciones de guerra antisumbarina estarán muy reforzadas para complementar a las fragatas clase F-100 Álvaro de Bazán, especializadas en sistemas antiaéreos. Las F-110 contarán con un nutrido equipamiento de sonares y sonoboyas de última generación, así como munición especializada en repeler este tipo de amenazas sumergidas.
Otro de los pilares es la integración de un espacio multifunción que podrá servir para llevar equipamiento según la misión asignada. Por ejemplo, como almacén para todo tipo de sistemas no tripulados: aeronaves, embarcaciones de superficie o incluso submarinos. O para incorporar embarcaciones adicionales, contenedores, sistemas de buceo... Además, será la primera clase de embarcaciones en España que se equipe de un arma de rayos láser que actualmente se encuentra en plena fase de desarrollo.
Misiles y vehículos
El Sistema de Lanzacohetes de Alta Movilidad (SILAM) es otro de los programas que han cristalizado a lo largo del año. Tras la retirada del sistema Teruel en 2011, el Ejército de Tierra español carece de un lanzacohetes de corto, medio y largo alcance. En la lista de propuestas se encontraban otros lanzadores como el HIMARS estadounidense que tan buenos resultados lleva dando en Ucrania desde el comienzo de la guerra, pero finalmente se adjudicó el contrato el pasado 15 de diciembre a la española Escribano M&E junto con Rheinmetall Expal Munitions.
La tecnología presentada por esas dos compañías durante la Feria Internacional de Defensa (FEINDEF), celebrada en Madrid en mayo, se basa en el PULS de la compañía israelí Elbit Systems. Habrá una transferencia tecnológica que permitirá adaptarlo a los requerimientos y especificaciones particulares del Ejército de Tierra.
El armamento de más largo radio compatible con el sistema es el Predator Hawk, un cohete guiado de 300 kilómetros de alcance con una precisión de 10 metros y de los que PULS puede llevar 4 unidades. El segundo por es el cohete Extra con 150 kilómetros y, del cual, cada lanzador integra 8. El de menor corto radio que se ha evaluado para la versión española es el modelo Accular, que consigue 40 kilómetros y la posibilidad de llevar hasta 36 unidades. Todos ellos se fabricarán en España por parte de Expal.
La dotación presupuestaria de Defensa para el programa SILAM es de 22 millones de euros para este 2023 como una primera aportación. Los últimos datos indican que la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) pretende adquirir un primer lote de 12 vehículos lanzadores con la posibilidad de otra tanda similar y un par más de entrenamiento. En el periodo 2023 a 2028 la previsión es destinar alrededor de 290 millones de euros al programa.
El escudo antimisiles Patriot ha sido otro de los grandes protagonistas de 2023. A principios del pasado octubre, la Agencia de Seguridad de la Defensa de Estados Unidos aprobó la adquisición por parte de España de 4 baterías Patriot 3+ completas y todo el material complementario necesario.
El tope de gasto recogido por la agencia estadounidense es de 2.600 millones de euros para todo el programa. Por el momento, no está claro si lo aprobado en el Consejo de Ministros está relacionado directamente con esa compra de unidades nuevas o con la actualización de las baterías existentes, que es lo que contemplaba el plan original. De confirmarse las dos vías, España podría terminar con un total de 7 baterías en la última versión.
Actualmente, el Ejército de Tierra cuenta con un total de 3 baterías completas —con 6 lanzadores cada una— de Patriot, todas ellas a cargo del Regimiento de Artillería Antiaérea 73 con base en Marines (Valencia) y pertenecientes a la versión 2+. Una de las baterías se encuentra desplegada en Turquía como parte de las fuerzas de la OTAN en ese país, mientras que las otras dos permanecen en España.
Los programas de blindados han sido también claves en el último ejercicio en España. El Vehículo de Combate de Zapadores (VCZAP) Castor es uno de ellos y los planes de Santa Bárbara Sistemas pasaban por entregar las primeras unidades entre finales de 2023 y principios de 2024; tras más de 3 años de retraso respecto a los planes originales. El pasado día 13 se llevó a cabo la ceremonia de entrega de las primeras 6 unidades —de las 36 del total— que se han unido con el primer vehículo de prueba ya entregado hace meses.
En cuanto a especificaciones especiales de la versión Castor, destaca una elevada protección contra proyectiles y minas. Las propias necesidades de este vehículo requieren un sistema de blindaje extra que pueda absorber explosiones al tiempo que mantiene seguros a los ocupantes para continuar haciendo su trabajo de limpieza.
Han diseñado un sistema de anclajes en la parte delantera del vehículo compatible con una pala empujadora para excavar, un rodillo antiminas y un arado antiminas. Gracias a esos accesorios, el resto de la tropa desplegada puede trasladarse de forma segura.
Uno de los últimos movimientos relativos a este segmento de Defensa ha sido la publicación de la intención de desarrollar una nueva plataforma para sustituir a los Transporte Oruga Acorazados (TOA) del Ejército de Tierra. El programa, que nace bajo las siglas de VAC (Vehículo de Apoyo de Cadenas) será uno de los protagonistas a lo largo del próximo 2024 ya que en la Plataforma de Contratación de la DGAM no se han publicado algunos datos clave como el número de unidades en firme —más allá de la intención de adquirir 394 VAC— ni tampoco su distribución entre las 10 diferentes versiones que tiene previsto desarrollarse.
Eurofighter y antisubmarinos
Este pasado septiembre, el Consejo de Ministros publicó un aumento del presupuesto —hasta los 4.593 millones de euros— del programa Halcón II para la incorporación de 25 unidades del caza Eurofighter, que se incorporarán a la veintena que anunciaron en junio de 2022 como parte de Halcón I. El objetivo es la sustitución paulatina de los cazas F-18 que actualmente están llegando a final de su vida útil, siendo los primeros en retirarse los que sirven en el Ala 46 con base en Gando (Gran Canaria).
Las primeras unidades tienen previsto salir de la planta de ensamblado de Getafe a partir de 2026, mientras que los últimos harán lo propio a partir del 2030. El Ejército del Aire y del Espacio tiene actualmente 69 Eurofighter operativos de diferentes versiones y la intención, cuando se complete el programa Halcón, es disponer de 114 aeronaves de este modelo. "Esperamos que Halcón II pueda firmarse en 2024", ha comentado Jean-Brice Dumont, responsable de aviones militares de Airbus Defence and Space.
La versión de todos los integrantes del programa Halcón es la conocida como Tranche 4+, que incorpora algunas novedades importantes. Una de ellas es que incorporará el radar E-SCAN Mk1 que firma Indra en consorcio con una compañía alemana. Los Eurofighters de esta fase de diseño incorporarán también la compatibilidad con nuevo armamento, como los misiles de crucero de largo alcance Taurus —con más de 500 km de rango—, misiles Brimstone y bombas guiadas Paveway.
De los Presupuestos Generales del Estados para el 2023 queda pendiente la renovación de los cazas Harrier, que conforman el ala fija embarcada de la Armada. El único candidato disponible en el mercado y con posibilidades de recalar en España es el F-35B de Lockheed Martin, la versión de despegue y aterrizaje vertical del caza de quinta generación.
En el mismo apartado aéreo pero con un objetivo muy diferente se encuentran las dos versiones del Airbus C-295 que el Ministerio de Defensa ha encargado. El Consejo de Ministros autorizó en septiembre elevar hasta los 2.034 millones de euros la partida presupuestaria para adquirir 6 unidades de la versión patrullera para guerra antisubmarina —denominada MPA— y otras 10 de vigilancia marítima —MSA—.
El programa se prolongará durante 8 años y debe concluir en 2031 con la recepción del último de los 16 bimotores acordados. El primero de ellos tiene una fecha estimada de entrega de 50 meses —poco más de 4 años— desde que se formalice el pedido. En un primer momento, tal y como explicaron en la Revista Española de Defensa, la firma de contrato con el fabricante iba a cerrarse antes del fin de 2023; al cierre de este artículo la rúbrica todavía no se ha producido.
La unidad a la que se adscribirán los nuevos aviones todavía no está clara y es algo que debe decidir el Estado Mayor del Ejército del Aire y del Espacio. Aunque, tal y como indican en la publicación, lo más probable es que se integren en el Ala 11 con base en la localidad sevillana de Morón de la Frontera, que ya era base de los P3 Orión cuando permanecían en activo.
La misión específica del MPA "está enfocada en la guerra antisubmarina, lo que implica el empleo de armamento que, en el caso del C295, serán torpedos u otro tipo de sistemas de armas que se puedan integrar en el futuro", ha explicado el teniente coronel Enrique Montero, jefe de programa. La necesidad urgente de reponer la capacidad de guerra antisubmarina en aviones —algunos helicópteros de la Armada ya cuentan con ella— hace que el armamento para "cazar y destruir el sumergible" estará integrado en la aeronave desde el primer ejemplar de la serie.
Además de las 6 unidades para guerra antisubmarina, el Consejo de Ministros aprobó 10 más para la vigilancia marítima de las Fuerzas Aéreas españolas. En el ámbito internacional, este tipo de aeronaves se denominan MSA (Maritime Surveillance Aircraft) y tendrán como objetivo la sustitución varios aviones actualmente en servicio en el Ala 46 de Gran Canaria, Ala 48 de Madrid y Ala 49 de Mallorca.
El último de los grandes contratos de la rama aérea pasa por un dron. El Ejército del Aire y del Espacio tendrá en su flota un total de 27 unidades del Sistema Remotamente Tripulado de Altas Prestaciones (SIRTAP). Las primeras unidades se esperan que entren en servicio en el año 2026, según Defensa.
"Este nuevo hito tecnológico en el segmento de los vehículos aéreos no tripulados tácticos servirá para reforzar la soberanía nacional, en colaboración con el Ministerio de Defensa de España", ha declarado Jean-Brice Dumont. "Sirtap se desarrollará por completo en España, siendo un ejemplo de integración de las capacidades tecnológicas nacionales".
El dron puede operar día y noche bajo cualquier condición meteorológica incluyendo lluvia y ambientes marítimos. Gracias principalmente a la protección contra el hielo y a unos sistemas que rinden en una gran amplitud térmica. "Sirtap responde a una amplia gama de misiones adaptadas a las necesidades operativas y ha sido diseñado para volar en las condiciones más duras", señalan desde Airbus.
Estas características de todoterreno le permiten volar entre 40 grados bajo cero y 50 sobre cero, según la ficha técnica publicada por Airbus. El Sirtap tiene previsto una autonomía de vuelo superior a las 20 horas a una altitud máxima de 6.400 metros con una velocidad máxima por encima de los 200 km/h. Todo ello con un peso de 750 kilogramos, de los cuales 150 corresponden a la carga de pago.