A pesar del acusado descenso en el número de drones disponibles, la industria armamentística y tecnológica de Ucrania continúa desarrollando algunas plataformas avanzadas capaces de ejecutar tanto misiones de ataque como de espionaje tras la línea enemiga. Sin embargo, muchas de ellas no consiguen completarlas con éxito. Este ha sido el caso del Urkjet UJ-25 Skyline, un dron ucraniano del que se ha conocido su entrada en servicio después de la publicación de una serie de imágenes estrellado contra un tejado.
La ubicación del accidente, según algunos reportes publicados en las redes sociales, sitúan la casa víctima del choque en las inmediaciones de Berdiansk, ciudad costera bañada por el Mar de Azov. Por el momento; se desconoce cuál era el objetivo del Skyline y, a tenor por las fotos y el vídeo, tampoco parece que la cabeza de guerra con la que suelen ir equipados los drones haya explotado.
El puerto de Berdiansk, ciudad ocupada por Rusia desde el principio de la guerra, es uno de los enclaves marítimos más importantes para Putin y ha sido allí donde las tropas ucranianas han logrado hundir el buque Novocherkassk el pasado martes. Al cierre del artículo se desconoce si detrás del ataque naval han estado drones como el UJ-25.
Este tipo de accidentes, sean provocados o fortuitos, son de gran utilidad para los ingenieros del ejército del bando contrario. Según se puede ver en las fotos y el vídeo, el dron Skyline parece estar bastante entero como para que los científicos del Kremlin comiencen su estudio pormenorizado. Este tipo de autopsias a material militar enemigo son claves para el desarrollo de sistemas de contrataque mediante técnicas de ingeniería inversa.
El dron secreto ucraniano
La primera vez que el mundo tuvo constancia de la existencia de los UJ-25 Skyline fue el pasado septiembre cuando Mykhailo Fedorov, ministro de Transformación Digital de Ucrania, lo mencionó en una entrevista en la CNN. Desde entonces y hasta ahora nada más se supo del dron, cuya información técnica oficial es inexistente al tratarse de una de las apuestas más recientes y avanzadas de la industria de defensa de Kiev.
Durante la entrevista, Fedorov no aportó más datos sobre el dron mientras que los analistas de defensa se pusieron manos a la obra para intentar extraer la máxima cantidad de información. Se conoce que está fabricado por la compañía ucraniana Urkjet y que es muy similar a un dron conocido y del que existen muchos datos como es el UJ-23 Topaz.
Este último se concibió como una plataforma de entrenamiento para servir de blanco en las maniobras y para realizar evaluaciones. Sin embargo, Urkjet también indica que se pueden integrar sensores para realizar labores de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR, de sus siglas en inglés). Tanto el UJ-23 como el UJ-25 cuentan con la misma forma externa con el fuselaje similar a un misil, alas en flecha invertida, configuración de cola en forma de V con dos planos verticales y tomas de aire montadas en la parte superior trasera del fuselaje.
Sin embargo, el corresponsal de guerra y ex-Navy Seal Chuck Pfarrer ha publicado en la red social X (antes conocida como Twitter) algunos detalles sobre las entrañas del UJ-25 que no saltan a la vista. La primera característica está relacionada con las misiones en las que el Skyline podría participar gracias a los equipos instalados a bordo: ISR, guerra electrónica, como contramedidas, señuelo, supresión de defensas aéreas enemigas y misiones de ataque de largo radio.
Para ello, dispone de un sistema modular para diferentes tipos de cagas cerca del morro de la aeronave. En las misiones de recolección de información puede llevar sensores electroópticos —tanto para el espectro visible como infrarrojos— y equipos de guerra electrónica con los que anular los radares enemigos. En el apartado de los ataques, Pfarrer indica que integra hasta 10 kilogramos de cabeza de guerra de alto explosivo y también un formato de ojiva dual de fragmentación.
Otro de los puntos que comparten el UJ-25 con el UJ-23 es en el propulsor. La toma de aire presente en el fuselaje junto con la carencia de unas hélices indican que ambas plataformas cuentan con un motor a reacción. Las especificaciones técnicas del mismo también se desconocen, aunque sí han trascendido otros datos como que la velocidad máxima es de 800 km/h, el techo de vuelo de 6.000 metros y el radio de combate de 1.200 km; con una autonomía de vuelo superior a los 90 minutos.
Para el guiado emplea un sistema redundante de geoposicionamiento GPS combinado con otro inercial independiente de cualquier constelación satelital. Este último método es primordial para la navegación en zonas donde el espectro electromagnético está comprometido por guerra electrónica. Pfarrer también indica que dispone de comunicaciones bidireccionales encriptadas para la transmisión de datos de forma segura.
Su relativo reducido tamaño —se cree que mide menos de 3 metros— junto con la forma heredada del UJ-23 indican que dispone de cierta capacidad furtiva; gracias a la cual puede pasar inadvertido a los sistemas de detección de las tropas enemigas. Esta cualidad junto con la velocidad y la maniobrabilidad hacen del Skyline un dron especialmente concebido para ejecutar ataques tras las líneas enemigas. Algo en lo que Ucrania lleva trabajando desde prácticamente el principio de la invasión rusa y que ya ha dado sus frutos en forma de ataques en el corazón de Moscú.
Reservas bajo mínimos
Desde el mismo comienzo de la invasión, los drones han servido como plataformas clave en las diversas operaciones de resistencia y contraofensiva ucranianas. Pero también suponen una de las pérdidas tecnológicas y económicas más importante de todas. Uno de los informes más esclarecedores al respecto lo publicó en junio el Instituto Real de Servicios Unidos británico, donde detallaron que las tropas de Zelenski pierden en el campo de batalla alrededor de 10.000 drones todos los meses.
Una cifra que sería imposible de asumir si no fuera porque el ejército de Ucrania emplea drones comerciales para sus operaciones de índole militar. Varias brigadas de las fuerzas armadas y compañías privadas del país se han especializado en la modificación de estas pequeñas aeronaves que cualquier persona puede comprar, dotándolas de algunas particularidades interesantes como la capacidad de dejar caer granadas o pequeñas bombas.
Sin embargo, la complicada —prácticamente nula— logística en la que está inmerso el país hace que las tropas sean muy dependientes de la ayuda exterior, principalmente de los países de la OTAN. Un reciente reportaje de la CNN relata que la falta de drones en el país que se verá acrecentada en las próximas semanas tras el bloqueo en el Senado de Estados Unidos del proyecto de ley que abogaba por ampliar la ayuda económica a Ucrania.
Las unidades de drones no son las únicas afectadas. El Times of London recogió el viernes pasado las declaraciones un sargento ucraniano de la 47ª Brigada Mecanizada, en las que aseguraban sufrir de falta de municiones de artillería. Por otro lado, y según expone Business Insider, artilleros de mortero se han visto obligados a dejar de atacar unidades rusas pequeñas debido a su falta de proyectiles, usualmente suministrados por Estados Unidos.