Tras semanas de retrasos y fallos, SpaceX ha cumplido su objetivo de lanzar la nave espacial X-37B. Ha conseguido despegar a bordo de un cohete Falcon Heavy, el más potente de los que tiene en servicio la compañía espacial de Musk, en la madrugada de este viernes sobre las 2:07 de la noche hora de España peninsular, como estaba previsto. Esta plataforma no tripulada es propiedad de la NASA, pero al contrario que en el resto de misiones de la agencia espacial, no se conocen datos sobre la órbita ni el tiempo que durará la misión que le han encomendado a esta nave.
Desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA, situado en Cabo Cañaveral (Florida), la empresa de Elon Musk, en colaboración con la NASA, ha mostrado en directo el lanzamiento de esta carga tan especial por lo que se desconoce de ella. El Falcon Heavy protagonizaba un nuevo despegue sin contratiempos, pero la transmisión online se cerraba antes de que la nave X-37B se desplegara en su órbita final a petición de la Fuerza Espacial de EEUU, según indica el medio Space.com.
Una serie de tres cuentas regresivas de lanzamiento se abortaron a principios mes por mal tiempo y problemas técnicos que la NASA y SpaceX no han especificado. Esto obligó a los equipos de tierra a llevar la nave espacial de vuelta a su hangar hasta el último intento de lanzamiento. Este ha terminado siendo el definitivo y el quinto despegue y aterrizaje de los propulsores laterales —también conocidos como boosters— del Falcon Heavy, que anteriormente sirvieron en misiones de la Fuerza Espacial de Estados Unidos y otras de carácter científico como JUPTR 3 y Psyche.
De lo poco que se sabe, en esta séptima misión el objetivo de la operación es explorar nuevos regímenes orbitales, experimentar con futuras tecnologías de conocimiento del dominio espacial e investigar los efectos de la radiación en los materiales proporcionados por la NASA, tal y como explican desde la Fuerza Espacial del país norteamericano.
Uno de los pocos experimentos que van en la aeronave y se han hecho públicos es el Seeds-2 de la NASA. Se trata de una prueba de exposición a la radiación de semillas de plantas para comprobar cómo se comportan en los vuelos espaciales de larga duración. El desarrollo de la prueba se basará en anteriores ensayos, "allanando el comino para futuras misiones espaciales tripuladas".
La nave espacial tiene una longitud de 8,9 metros, una envergadura de 4,5 y una altura de 2,90. En su interior puede albergar hasta 227 kilogramos de carga que será la que emplee la Fuerza Espacial para llevar a cabo sus experimentos. El peso máximo al despegue asciende hasta los 5.000 kilogramos donde se incluye el combustible para su propulsor.
No está claro cuánto durará la séptima misión de esta nave, las seis misiones anteriores del X-37B duraron más de siete meses cada una, ampliando el periodo de la anterior con cada nuevo vuelo. En ellas la nave se sitúo en una órbita baja terrestre, pero esta vez, al ir a bordo del Falcon Heavy podría llegar más lejos, hasta la órbita geosincrónica, a unos 35.000 kilómetros de altura, aunque no está claro si ese es el objetivo.