La falta de artillería por parte de Ucrania junto con la pérdida de la ciudad de Avdivka dan alas al ejército comandado desde el Kremlin. Dentro de esta misma ecuación se encuentra las recientes incorporaciones dentro del arsenal, como el misil de crucero Kh-69 que Rusia ha comenzado a utilizar en el campo de batalla. Se trata de una de las municiones más avanzadas y modernas de cuantas tiene a disposición la Fuerza Aérea Militar de Putin.
Varios reportes de inteligencia de fuentes abiertas han publicado en los últimos días que Rusia ha utilizado por primera vez este misil en combate. En particular, habrían lanzado un total de 3 unidades contra posiciones ucranianas y los restos de fuselaje encontrados en la zona del impacto confirman su uso, según recoge The War Zone.
El pasado mes de septiembre, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) británico ya avisó de que el Kh-69 se encontraba inmerso en un programa de pruebas de vuelo. Una de las últimas fases antes de su entrada en servicio. El mismo IISS lo definió como un "misil de crucero lanzado desde el aire" a bordo de cazas y con un planteamiento similar a los europeos Storm Shadow y Taurus.
El despliegue del misil Kh-69 ha desatado las sospechas de que Rusia podría estar ya empleando su caza de quinta generación Su-57 Felon en Ucrania. El desarrollo de ambas plataformas ha estado muy unido desde el principio y coincide con la entrega hacer unas semanas de un lote de este modelo de caza. La incorporación de este nuevo armamento junto con el lanzamiento del misil hipersónico Zircón da una idea del importante avance industrial y tecnológico que Rusia está experimentando en los últimos meses.
Misil de crucero preciso
El Kh-69 comenzó su desarrollo dentro de la familia de misiles de crucero Kh-59, cuyas primeras unidades y versiones entraron en servicio en los años 80. El éxito de la plataforma —también en el plano comercial y de exportación— llevó a Moscú a apostar por nuevas variantes actualizadas con tecnología más moderna hasta llegar al Kh-59MK2.
Esta última nomenclatura corresponde con el nombre original con el que nació el programa Kh-69 que Rusia acaba de emplear en Ucrania. Una de las novedades de esta versión, presentada en 2009, pasaba por incorporar un método de navegación inercial combinado con GPS y GLONASS. También incorporó un sistema electroóptico que comparaba imágenes captadas con la cámara en tiempo real con las precargadas en el misil para saber dónde ejecutar el ataque.
Sin embargo, 6 años después de esa primera aparición pública, el Kh-59MK2 comenzó un proceso de rediseño desde la base, convirtiéndose en el Kh-69. Tan sólo el sistema de navegación se mantuvo entre las dos versiones del mismo misil. Ahora cuenta con un aspecto cuadrado en lugar del redondeado original para caber dentro de la bahía de armamento del Su-57 Felon.
En la aparte superior incluye un par de alas desplegables con cuatro aletas en la parte trasera que también se despliegan una vez en vuelo solitario. También aplicaron cambios importantes en el propulsor, que ahora permanece totalmente integrado en el fuselaje, aunque se desconocen más detalles sobre él.
La primera vez que el Kh-69 se mostró al público fue en agosto del 2022 dentro de la feria internacional Army. "Está diseñado para atacar una amplia gama de objetivos terrestres estacionarios con coordenadas conocidas antes del lanzamiento", según recogieron en su día en la agencia rusa Tass.
El alcance máximo de vuelo es de hasta 290 kilómetros a una velocidad que va desde los 700 a los 1.000 kilómetros por hora. "Dependiendo de la configuración, la masa de la ojiva es de 300 a 310 kilogramos y se puede colocar tanto en acoples exteriores como en los compartimentos interiores de las armas".
A pesar de haberse diseñado específicamente para trabajar dentro del Su-57, el fabricante también indica la compatibilidad con otros cazas de factura rusa. Por ejemplo, con el Su-34 y Su-35 que la Fuerza Aérea ha empleado desde el principio de la invasión de Ucrania.
Su-57 Felon
El fabricante aeronáutico ruso Sukhoi ganó el contrato para la fabricación de un caza de quinta generación en el año 2002. Se impuso Mikoyán, el otro gigante de la aviación militar rusa, con el objetivo de plantar cara al F-22 Raptor estadounidense que en aquel momento se encontraba en sus últimas pruebas antes de ponerse en servicio.
El tiempo jugaba en contra de Rusia por lo que pronto desecharon la idea de crear una plataforma totalmente nueva y apostaron por la reutilización de algunos componentes clave. Por ejemplo, el sistema de propulsión o la aviónica que se habían desarrollado para el caza Su-35 —una variante modernizada del Su-27— con el fin también de ahorrar costes.
En 2007 se anunció la finalización de la etapa de diseño y las instancias militares de Moscú ordenaron el inicio de la fabricación del primer avión experimental de este modelo. A partir de ese momento, los retrasos y los problemas orbitaron alrededor de la plataforma que oficialmente no se puso en servicio hasta finales del año 2020.
Sin embargo, el número de unidades es escasísimo, los últimos reportes indican que la Fuerza Aérea Militar de Rusia tendría disponibles unos 20 Su-57 Felon. Debido a esto, el modelo de caza ha sido una de las grandes ausencias desde el principio de la guerra.
"Los rusos no han avanzado mucho en términos de producción de este avión", dijo Mike Dahm, ex oficial de inteligencia de la Marina de EEUU, a Business Insider el pasado octubre. "Todavía están solucionando fallos en este avión y realizando modificaciones sustanciales". Una de las más importantes son los motores, en los que Rusia ya está trabajando para que tengan menos firma en el radar y conseguir la capacidad de vuelo sigiloso.
En cuanto a especificaciones, el Sukhoi Su-57 cuenta con un peso máximo al despegue de 35.000 kilogramos y tendrá un par de motores con empuje vectorial (capaz de dirigir el empuje) de 107.9 kN. La velocidad máxima se estima en Mach 2 (dos veces la velocidad del sonido o 2.400 km/h) con un crucero sostenido de Mach 1.6, una altitud máxima de 20.000 metros y un rango de 1.500 kilómetros en 'modo' supersónico.
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