Carlos, el malagueño de la NASA clave en la vuelta del hombre a la Luna: "Será un laboratorio para Marte"

En el lado norteamericano de esa conjunción de agencias espaciales se encuentra Carlos García-Galán. Carlos nació hace 49 años en Málaga y se ha convertido en uno de los ingenieros más importantes del citado programa Artemis. Su trabajo consiste en supervisar la integración del módulo de servicio (ESM) fabricado por Airbus —buena parte en Tres Cantos (Madrid)— en la nave espacial Orion que llevará a los astronautas de vuelta a la Luna.

El ESM es un encargo de la ESA a Airbus y una parte esencial para la ejecución exitosa de la misión, ya que de él depende directamente la vida y rumbo de la tripulación. Proporciona energía, agua, oxígeno, nitrógeno, mantiene el interior de la nave a la temperatura adecuada y, además, sirve como sistema principal de propulsión.

Nave Orión después de amarar NASA / James M. Blair

"Mi padre era piloto de Iberia y mi madre azafata, malagueña", cuenta Carlos García-Galán a EL ESPAÑOL - Omicrono con motivo del Foro Internacional de Pequeños Satélites y Servicios que se celebra estos días en la misma ciudad andaluza que le vio nacer. "Ellos veraneaban siempre aquí y, entre vacaciones, Navidad y demás, pasé por lo menos mis primeros cuatro meses en Málaga", explica. "Tengo mucha relación con el entorno".

García-Galán vivió luego buena parte de su juventud en Madrid, aunque siempre muy vinculado a Málaga donde todavía viaja "cada tres o cuatro meses aprovechando traslados de trabajo". Para la carrera cruzó el océano Atlántico hacia Estados Unidos. "Allí estudié el equivalente a ingeniería de telecomunicaciones y ciencias espaciales, una mezcla de física e ingeniería aeroespacial". Y, de ahí, a trabajar en la NASA.

Su primer trabajo en la agencia fue de controlador de vuelo de la Estación Espacial Internacional. "Parece que en la NASA sólo quieren gente con mucha experiencia, pero realmente lo que se necesitan son los conocimientos", recalca. "Ellos tienen un proceso muy bueno de enseñanza y de impartir la cultura de cómo se trabaja".

A la Luna para quedarse

La comparación del programa Artemis con el Apolo que protagonizó los primeros viajes al satélite natural de la Tierra es inevitable. La cuestión principal es por qué hace más de 50 años los astronautas consiguieron llegar y ahora resulta tan complicado colocar una sonda en la misma superficie. Los fracasos de algunas de las últimas misiones, como la estadounidense Peregrino, la japonesa SLIM y la rusa Luna 25, ha puesto el foco en esto.

"Todos los días que voy al trabajo me pregunto cómo es posible que ellos llegaran con la tecnología de computación que tenían", recoge García-Galán con relación a los vuelos Apolo. "No sabían casi nada de la Luna y construyeron un sistema que varias veces llegó allí sin perder a la tripulación por el camino".

"Queremos aprender cómo se generó entonces esa cultura de hacer algo diferente, intentamos duplicar eso" con Artemis. La gran diferencia es que el reto de Apolo era simplemente llegar allí y marcharse, "ahora eso para nosotros es tan sólo el primer paso".

Carlos García-Galán NASA

El concepto de programa que maneja la NASA con Artemis no es sólo alcanzar la Luna, sino establecer todo un ecosistema que permita a los astronautas permanecer en la superficie del satélite. Todo esto es "totalmente nuevo, por eso es tan difícil".

La creación de bases lunares está en los objetivos de la agencia espacial estadounidense a partir de la misión Artemis IV. Para ello se deben desarrollar algunos sistemas que todavía parecen de ciencia ficción, como vehículos lunares presurizados y con capacidad habitacional. Algo así como una autocaravana para viajar por la Luna. O conseguir explotar las superficies de agua helada que ya se han detectado para la obtención de combustible.

La NASA cuenta en la actualidad con un número casi incontable de ramas de programas que dependen directa o indirectamente de Artemis. También apoyados en compañías privadas como SpaceX de Elon Musk o Blue Origin de Jeff Bezos.

Retos de Artemis

La finalización de Artemis I supuso un gran hito tecnológico. Era la primera vez que el cohete SLS y la nave Orion despegaban juntos en misión oficial. También se demostró al buen funcionamiento de todo el sistema de navegación en su periplo hasta la órbita lunar y vuelta a la Tierra.

"Cuando conseguimos completar Artemis I, después de que todo se hubiera terminado y de haber estado tanto tiempo enfocado en la misión, te das cuenta de que eres parte de la historia", explica orgulloso. "Es increíble".

Sin embargo, hace poco más de un mes, el administrador de la NASA Bill Nelson comunicó un secreto a voces: el retraso de las siguientes misiones del programa Artemis. El segundo vuelo se llevará a cabo en septiembre de 2025 y el tercero en el mismo mes de 2026. Ambos serán tripulados, pero sólo en el último los astronautas pisarán suelo lunar.

Módulo de aterrizaje lunar basado en una Starship en Artemis III NASA / SpaceX

"Todo lo que estamos desarrollando, aunque son cosas que ya aprendimos una vez, es nuevo", señala. "Tenemos muy en mente que tenemos que hacerlo de una manera segura y que la vida de la tripulación depende de nosotros. No vamos a dejar cosas por hacer por intentar conseguirlo antes".

Uno de los campos en los que la NASA está trabajando es en el escudo térmico de la nave Orion que protagonizó Artemis I. Aunque consiguió completar la misión de forma satisfactoria, la revisión por parte de los ingenieros detectó algunos fallos en el escudo térmico que protegerá a los astronautas en la maniobra de reentrada, una de las más delicadas dado que se alcanzan temperaturas altísimas por el rozamiento atmosférico.

También encontraron algunos problemas en los sistemas electrónicos que controlar la provisión de aire y sacan el dióxido de carbono. "Aunque creemos que no tenemos este fallo en los componente de la nave que va a volar al espacio, no podemos arriesgarnos".

El diseño del sistema de almacenamiento de energía también ha supuesto un problema. En Artemis I utilizaron baterías de celdas grandes, "pero sabemos que dan problemas". Los ingenieros se encuentran actualmente trabajando en la calificación de un modelo nuevo de baterías que son más seguras. "Son cosas que nos hacen perder tiempo".

Lanzamiento de la primera Artemis. Bill Ingalls NASA

El otro pilar fundamental de las próximas misiones de Artemis pasa por la nave Starship de SpaceX acondicionada para servir de módulo de aterrizaje lunar. El plan previsto es que la Orion se acople a una Starship en la órbita de la Luna y que ésta última sirva para que los astronautas lleguen hasta la superficie.

"Están haciendo ahora pruebas con Starship y aprendiendo cosas que les va a llevar más tiempo", explica García-Galán. "Es parte del proceso de aplazar las fechas de lanzamiento". La NASA se encuentra en permanente contacto con la compañía de Elon Musk y acordaron las nuevas fechas en conjunto. "Va todo más o menos a la misma velocidad, esperamos que Orion, el cohete SLS y Starship estén listos al mismo tiempo".

"Son fallos en los que hay que diseñar algo diferente y nos va a llevar un poco de tiempo". García-Galán explica que en este tipo de aspectos no pueden recortar. "La tripulación nos ha pedido por favor que hagamos las cosas de la manera que pensamos que tenemos que hacerlas y que no nos preocupemos del tiempo".

De la Luna a Marte

Todo el conocimiento y experiencia que la NASA consiga en la Luna no se quedará en el satélite. Los planes a largo plazo apuntan a los viajes interplanetarios rumbo al planeta rojo como el siguiente gran objetivo expansionista de la humanidad.

"Los sistemas de generación de electricidad, los modos de vida de los astronautas, cómo se contamina todo con el polvo de Marte... Todo eso queremos probarlo primero en la Luna". García-Galán reconoce que hay muchas cosas que todavía los científicos no saben cómo hacerlas. "Por ejemplo, convertir agua y materiales en combustible o qué podemos utilizar para hacer crecer plantas".

"Creemos que la Luna es el sitio idóneo porque está relativamente cerca para poder llevar muchas cosas sin tener que invertir años y muchísimo dinero", indica. "Pero también está suficientemente lejos como para demostrar la capacidad que vas a tener en Marte, es ideal".

Representación de una base lunar P. Carril / ESA

Además de los desafíos tecnológicos de los sistemas de propulsión y la autonomía para llegar a Marte, los retos biológicos de la vida allí son también un fenómeno de estudio por parte de la NASA. "Ya ha habido mucha investigación en al Estación Espacial Internacional y seguimos en ello intentando acaparar expertos de todos los campos".

"Pero nos dicen que va a ser una cuestión que combine la parte física y psicológica, un componente muy importante al estar tan lejos de la Tierra". García-Galán también indica que hay que hay que seleccionar las tripulaciones individualmente y como grupo ya que pasarán muchos meses encerrados en una nave espacial. "No es lo mismo trabajar con un grupo de gente súper inteligente por separado que ir a hacer una excursión en el campo y que estén todos en la misma tienda de campaña", explica. "Estamos estudiando eso bastante".

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