La irrupción de la movilidad eléctrica también impacta de lleno con el transporte aéreo. Las políticas y normativas anticontaminación como las que impulsa España van poco a poco dirigiendo la tecnología hacia fórmulas antes inexploradas. Una de las más rompedoras que han aparecido recientemente es la propuesta de LuftCar, que utiliza una estructura de quita y pon para convertir una furgoneta en una aeronave eléctrica.
La compañía, con sede en Orlando (Florida, Estados Unidos), acaba de firmar un acuerdo de entendimiento con la filipina eFrancisco Motor Corporation (eFMC) para el desarrollo, la integración y el despliegue de esta nueva forma de movilidad tan particular en los próximos años.
Luftcar se encargará de liderar el desarrollo del prototipo aéreo, mientras que eFCM proporcionará el chasis del vehículo filipino. "Se espera que el prototipo volador esté terminado a finales de 2024, con las primeras aplicaciones en los sectores de la defensa y la logística", aseguran en un comunicado. Los estadounidenses fabricarán la aeronave en la región filipina de Camarines Norte.
"Nuestro concepto de vehículo volador y de carretera está hecho a medida para conectar los archipiélagos y atender a los sectores verticales de carga, ambulancia aérea, turismo y transporte regional", según explicó Santh Sathya, CEO de LuftCar, con relación al acuerdo con los filipinos.
Furgoneta voladora
El concepto por el que apuesta LuftCar es el de combinar lo mejor del mundo de transporte en furgoneta —que puede llegar a cualquier punto de un pueblo o ciudad— con el desplazamiento rápido de una aeronave que no está limitada por el tráfico. Además, incorpora la capacidad de despegue y aterrizaje en vertical que le confiere la flexibilidad operativa de un helicóptero, para luego convertirse en un avión de ala fija que alcanza mayor velocidad.
En cuanto a la propulsión, desde la compañía estadounidense indican que instalarán 6 motores eléctricos de hélice. Un total de 4 en las alas delanteras y otros dos en la cola. Todos ellos son giratorios con el fin de proporcionar empuje en las maniobras de despegue y aterrizaje —cuando se colocan en perpendicular al suelo— y en el vuelo sostenido.
Tal y como explican en un vídeo promocional, los diseñadores de LuftCar se han inspirado en la aeronave militar estadounidense V-22 Osprey. Este avión también recurre a un sistema de motores oscilantes para poder operar en las cubiertas de los barcos, pero tan sólo cuenta con un par de motores en las putas de las alas.
Además de la distribución y número de motores, el combustible es la otra gran diferencia respecto al Osprey. El LuftCar emplea una pila de hidrógeno para generar electricidad que, a su vez, se suministra a los motores.
El uso de hidrógeno en lugar de una batería de litio le confiere algunas ventajas como poder repostar en pocos minutos en las estaciones de destino y el menor peso en vuelo. Dos características clave en la aviación comercial actual. Sin embargo, el manejo del hidrógeno líquido a alta presión es mucho más delicado que el de las baterías.
En cuanto a la navegación, LuftCar no deja muy claro la necesidad de que un piloto vaya al mando de la aeronave. Tan sólo señalan que podrán alcanzar el nivel 3 o 4 de autonomía. En el primero y según la normativa internacional, un conductor debe ser capaz de tomar el control en un espacio de tiempo determinado. El nivel 4 ya se considera de total autonomía, aunque no llega al nivel 5 —el máximo— donde el vehículo ya no requiere llevar volante ni controles.
El LuftCar por el momento no ha pasado la fase de diseño por ordenador y la compañía espera desarrollar un prototipo en los próximos meses. Entre los puntos clave que deben de tratar está el del sistema de acople y desacople compuesto por 5 anclajes de la plataforma que da a la furgoneta la capacidad de volar.
"Nuestra propulsión de hidrógeno cubrirá las necesidades de transporte de carga útil y pesada de larga distancia en la región", declaró el mismo Sathya. Algo imposible de conseguir con otros esquemas de propulsión basados en baterías de litio.
También explica que LuftCar tiene un papel importante en el desarrollo de la defensa de la región, con un "papel importante" al permitir misiones que unan los barcos con las bases en tierra firme y, desde allí, a puestos avanzados. Quedan pendientes algunos datos clave como la capacidad de la furgoneta —tanto en metros cúbicos como en kilogramos— y la autonomía que proporcionará la dupla de motores y tanque de hidrógeno.
La propuesta de Airbus
La compañía paneuropea Airbus también se encuentra desarrollando aviones basados en hidrógeno a través de su programa ZEROe. En este caso se basan en un concepto de cápsula —pod, en inglés—, compuestas por la hélice, los motores eléctricos, las pilas de combustible, un tanque de hidrógeno líquido, un sistema de enfriado y un conjunto de equipos auxiliares.
La principal ventaja de su diseño es que estás cápsulas son intercambiables en sólo unos minutos. De forma que los técnicos encargados de la aeronave pueden retirarlos en destino y colocar unos nuevos llenos de hidrógeno para el vuelo de vuelta.
Las pilas de combustible funcionan transformando el hidrógeno en electricidad mediante una reacción química, emitiendo únicamente agua a la atmósfera. Esta alternativa a la combustión se ha conformado como la mejor posicionada para aviones con trayectos regionales, como los que podrían unir un día las más de 7.000 islas que conforman Filipinas.
Airbus tiene previsto lanzar su primera aeronave con este sistema para el año 2035, como parte de la nueva senda de la compañía aeronáutica para la fabricación de plataformas sin emisiones. Acomodará a menos de 100 pasajeros con una autonomía de unos 1.800 km.
También te puede interesar...
- Un cohete Starship militar, el plan del Pentágono para jubilar a los aviones de carga con envíos exprés
- Windracer Ultra, el dron todoterreno que explora la Antártida por sí mismo: vuela 1.000 km sin parar
- Así son los nuevos misiles de Ucrania para sus cazas F-16: destruyen edificios a 500 km de distancia