Las rachas de frío que han azotado este invierno en España han obligado a más de uno a raspar el hielo del parabrisas o proteger las ruedas del hielo de las carreteras, algo para lo que surgen cada día nuevos inventos. Este problema también lo sufre la Agencia Espacial Europea (ESA), pero a muchos kilómetros de distancia. Una capa de hielo está bloqueando los sistemas de su telescopio Euclid.
Lanzado hace menos de un año, esta nave tiene como objetivo estudiar uno de los grandes misterios de la cosmología, la energía oscura. Cerca de James Webb, este equipo tiene la misión de dar sentido a la actual expansión del universo, algo que no podrá hacer si se congela su sistema.
Los científicos de la ESA a cargo de este proyecto detectaron una disminución de la luminosidad de las estrellas que estaban observando. El hielo es el responsable, se ha instalado en los espejos de la nave reduciendo la cantidad de luz estelar que el telescopio puede capturar y, por tanto, poniendo en peligro todo el trabajo.
Aunque la capa de hielo es más fina que el ancho de una cadena de ADN, su impacto en la misión requiere de una acción rápida. Como respuesta, los científicos han comenzado a calentar algunas partes ópticas, una maniobra de bajo riesgo que sirve de detonante para iniciar el proceso de descongelación. No supone un peligro alto, pues esas secciones del telescopio no se verían afectadas por la liberación de agua cuando se descongele.
"El deshielo debería restaurar y preservar la capacidad de Euclid para recolectar luz de estas galaxias antiguas, pero es la primera vez que realizamos este procedimiento", dijo Reiko Nakajima, científica de Euclid en la Universidad de Bonn en Alemania. Ya estaban preparados para este inconveniente, pues es más frecuente de lo que pueda parecer "es muy difícil construir y lanzar una nave espacial desde la Tierra sin que parte del agua de la atmósfera de nuestro planeta penetre en ella", indica la agencia.
El problema salió a la luz por primera vez en uno de los dos instrumentos científicos de Euclid, llamado instrumento visible (VIS). Para ayudar a catalogar 1.500 millones de galaxias y sus poblaciones estelares, VIS recopila luz visible de las estrellas de forma similar a cómo funciona la cámara de un teléfono inteligente, sólo que con 100 veces más píxeles. Su resolución equivale, por tanto, a una pantalla 4K.
La solución más sencilla sería calentar toda la nave espacial, pero hacerlo también calentaría la estructura mecánica del telescopio, cuyos componentes se expandirían. El problema radica en que no necesariamente volverían a su estado original incluso después de una semana, dicen los científicos de la misión.
Para evitar esta situación se realizó una "campaña de desgasificación" poco después del lanzamiento, en la que el telescopio se calentó mediante calentadores a bordo y se expuso parcialmente al Sol. Se consiguió eliminar una cantidad considerable de agua, pero otra fracción ha sobrevivido al ser absorbida por el aislamiento multicapa y ahora está siendo liberada lentamente en el vacío del espacio.