La industria armamentística en España podría sufrir una auténtica revolución gracias a las llamadas armas láser. Este tipo de armamento, que ya cuenta con activos como el Rayo de Hierro de Israel o el DragonFire británico, podrían configurar un futuro bélico en España que deje obsoletos los sistemas antiaéreos convencionales. Ahora, Reino Unido ha abierto la puerta a que su láser DragonFire se use nada menos que para apoyar a Ucrania en el campo de batalla.
Así lo ha deslizado Grant Shapps, actual secretario de defensa de Reino Unido, en declaraciones a la prensa. El mismo secretario que sufrió una intervención de Rusia en su avión mientras sobrevolaba el Báltico. En una visita de Shapps al centro de investigación militar Porton Down en Salisbury (Reino Unido), Shapps dijo que Inglaterra buscaría acelerar el desarrollo y producción de DragonFire para que los ucranianos pudieran "tenerlo en sus manos".
DragonFire es un sistema de armas de energía dirigida por láser (LDEW por sus siglas en inglés), y que destaca por tener el primer disparo de una plataforma de este tipo contra objetivos aéreos. El mismo Shapps dejó claro en el pasado que la precisión de DragonFire era tan extrema que podría acertar a una moneda de una libra a un kilómetro de distancia.
DragonFire podría acabar en Ucrania
Las declaraciones exactas de Shapps fueron las siguientes. "He decidido acelerar la producción del sistema láser DragonFire porque creo que, dado que hay dos grandes conflictos —uno marítimo y otro en Europa—, tener un arma particularmente capaz de acabar con drones podría tener enormes ramificaciones". Además, agregó que el arma no tendría por qué estar a pleno funcionamiento para que Ucrania la recibiese.
No es la única voz que ha dado pie a esta posibilidad. En marzo, Reino Unido publicó metraje de pruebas del DragonFire, en el que se podía observar al arma en acción. El político ucraniano Anton Gerashchenko, según apunta Business Insider, explicó que Ucrania estaba dispuesta a "aceptar y probar el funcionamiento de dicho complejo láser en condiciones de combate".
Además, agregó que el arma no tendría por qué estar a pleno funcionamiento para que Ucrania la recibiese. "[El DragonFire] está diseñado para no esperar a que tengamos esto al 99,9% de perfección antes de lanzarlo al campo, sino llevarlo al 70% y luego sacarlo y desarrollarlo a partir de ahí". No obstante, el jarro de agua fría llega aquí, ya que el secretario aclara que esto ocurriría en 2024, es decir, dentro de 3 años.
Y es que en un principio, Reino Unido esperaba que su láser militar pudiera estar disponible en 2032, pero la misma Royal Navy ha dejado claro que este láser se instalará en un buque de guerra el próximo año 2027. Eso sí, Shapps sigue siendo cauto al respecto de acelerar el desarrollo. "Por supuesto, veré qué podemos hacer para acelerar", agregó.
El láser militar DragonFire
Hay que aclarar que muchos detalles concretos del DragonFire siguen manteniéndose en estricto secreto por parte del Ministerio de Defensa británico. El organismo ha sido parco en información, pero ha compartido aspectos importantes como su ya mencionado alcance. Recordemos que la moneda de 1 libra que usó Shapps como ejemplo tiene un diámetro similar al de una diminuta moneda de un euro.
El láser DragonFire se concibió en 2017 en forma de un programa de desarrollo que tuvo al Laboratorio de Ciencia y Tecnología de Defensa (DSTL) como cabeza visible en conjunto con el contratista MBDA. Se realizó una inversión inicial de 30 millones de libras, que han acabado convirtiéndose en 100 millones. Además, han participado todo tipo de firmas, como QinetiQ o la división británica de la empresa Leonardo, ubicada en Italia.
Un reto enorme, ya que la principal característica de las armas bajo plataformas LDEW es la de conseguir la máxima potencia láser posible concentrada en un punto increíblemente preciso. Para conseguir que estas armas realmente sean efectivas y puedan causar efectos físicos a largas distancias —que es lo que se pretende—, es necesario que estas armas concentren su láser a través de un conjunto de espejos. Espejos que, a su vez, deben resistir importantísimos pulsos de luz.
Como decimos, estas empresas se han encargado de los aspectos más importantes del DragonFire, con este objetivo en mente. Por ejemplo, QinetiQ se encargó del láser de fibra de vidrio, mientras que Leonardo se hizo cargo del 'director de haz', el elemento principal que permite dirigir el arma. Para fabricarlo fue necesario recurrir a tecnologías de revestimiento de baja absorción y a los conocidos como "espejos de movimiento rápido" (FSM, por sus siglas en inglés).
Los FSM se usan para mantener el rayo láser en el blanco, de manera rápida y precisa, incluso si el blanco se mueve o la plataforma transporte del láser tiene movimientos o desplazamientos inesperados. Uno de los responsables de Leonardo explicó a Defense News que el director se "coordina estrechamente con cámaras de alta resolución y alta frecuencia de imagen, dotadas de algoritmos avanzados, para proporcionar información al director de haz".
Por otro lado, los expertos en láser de QinetiQ construyeron el láser, consistente en un sistema de fase combinada que puede generar aproximadamente 50 kW de potencia. Se espera desde el Ministerio de Defensa que dicha cifra acabe por multiplicarse de cara a que el DragonFire entre en servicio finalmente en 2027, si las previsiones de Shapps y de la Royal Navy se cumplen.
Las pruebas llevadas a cabo con el DragonFire han dejado claro que esta es un arma con línea de visión directa, que puede atacar cualquier objetivo visible. Esto incluye todo tipo de amenazas aéreas, que van desde misiles hasta drones. A su vez, DragonFire está montado en una torreta, que está equipada con una cámara electroóptica y un láser secundario para la adquisición de objetivos.
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La gran clave del DragonFire y en general de las armas LDEW es su coste reducido, especialmente respecto a otros sistemas antiaéreos. Según el DSTL, un disparo continuado de 10 segundos del DragonFire equivale a "utilizar un calentador normal durante una hora". Esto se traduce en un precio de menos de 10 libras, un coste ridículo si tenemos en cuenta los costes operacionales de los sistemas antiaéreos convencionales.
Actualmente, tanto el Ejército de Tierra Británico como la Royal Navy están sumergidos en la integración del DragonFire en sus equipos. Incluso se ha deslizado la idea de que DragonFire se integre en Tempest, el caza furtivo de sexta generación con capacidad supersónica que está desarrollando BAE Systems para la RAF.