El terreno de la aviación militar es la tarea pendiente de modernización de Irán si quiere convertirse en una potencia armamentística de primer nivel. En la actualidad, la mayor parte de la flota de cazas está compuesta por aeronaves con varias décadas a sus espaldas y muy por detrás desde el punto de vista tecnológico respecto a las plataformas más actuales. Teherán es consciente de esta carencia y se ha aliado con Rusia —su socio preferente— para poner solución al problema a golpe de talonario.
La Fuerza Aérea de Alí Jamenei adquirió un número no desvelado de cazas Sukhoi Su-35 en un acuerdo cerrado en noviembre de 2023. "Se han finalizado los planes para que los aviones de combate Su-35, los helicópteros Mil Mi-28 y los aviones de entrenamiento Yak-230 se unan a las unidades de combate del ejército de Irán", dijo el viceministro de Defensa de Irán, Mehdi Farahi, en el momento de la compra.
En los últimos días, se han publicado algunas informaciones respecto a la posible llegada de los primeros cazas a territorio iraní como respuesta casi inmediata a la escalada con Israel. A las pocas horas, funcionarios del país persa negaron la recepción de las aeronaves rusas sin ofrecer más detalles sobre cuándo está prevista la incorporación.
Y es que, una gran parte de la flota de aviones militares de ataque la componen unidades de la era del Shah Mohammed Reza Pahlavi, que estuvo al frente de Irán desde 1941 a 1979. Según el informe World Air Forces de Flight Global, el país basa su rama aérea tripulada en 64 aeronaves F-4 estadounidenses de los años 60, 41 unidades del F-14 y 35 del F-5, estos dos últimos cazas de los 70.
También dispone de modelos como los Sukhoi Su-24 o los MiG-29 de diseño soviético representadas con 23 y 18 unidades, respectivamente. Esto deja en evidencia la carencia de capacidad aérea de Irán —respecto a los F-35 israelíes—y lo importante que es para el régimen la introducción en la flota de los nuevos Sukhoi Su-35, un aparato más moderno y capaz que supondría un importantísimo impulso para la rama aérea de las Fuerzas Armadas.
"El Su-35 sería el avión de combate más moderno que Irán haya desplegado y el primer sistema nuevo que Teherán haya comprado desde 1990, cuando la República Islámica adquirió los MiG-29 y Su-24 a la Unión Soviética", según explicó Robert Czulda, analista y antiguo profesor invitado en la Universidad Islámica Azad (Irán), en un artículo del Centro Stimson.
El iraní más moderno
El Sukhoi Su-35 es una evolución directa del exitoso caza soviético Su-27. Este último, desarrollado en los 70 en plena Guerra Fría, supuso una de las plataformas más capaces y flexibles de la época que ha servido como base a otros cazas de diseño posterior. Tanto fue así que durante los primeros años de vida del Su-35, la denominación oficial era Su-27M.
El cambio de designación comercial atendió a un mero movimiento de marketing. Mientras la Unión Soviética se desintegraba en 1992, los oficiales rusos que acudieron a la Feria Aeronáutica de Farnborough decidieron renombrar al aparato y al mismo tiempo comenzar una serie de demostraciones internacionales que no dieron resultado para inaugurar la lista de países interesados, más allá de la propia Rusia.
A medida que la plataforma acumulaba horas de vuelo, los cambios estructurales incorporados alteraron de forma importante la aerodinámica del caza. Esto supuso que los ingenieros incorporaran algunas tecnologías que se estaban probando en otro caza de forma experimental, como los motores de empuje vectorial capaces de variar el ángulo de propulsión y que permiten mejor maniobrabilidad.
Todos esos conocimientos acumulados y algunos cambios más cristalizaron en la versión Su-35S, la más moderna de las disponibles en actualidad. Su desarrollo de ingeniería no fue nada sencillo. El Kremlin decidió incorporar la tecnología más avanzada que había disponible a principios de los años 2000, acercándose más a los cazas de cuarta generación que por aquel entonces eran los más populares. Finalmente, consiguió levantar por primera vez el vuelo en febrero de 2008. Prácticamente 20 años después de que lo hiciera el Su-27M.
Uno de los cambios más importantes, alineándose con el resto de cazas de cuarta generación, fue la incorporación de pantallas LCD dentro de la carlinga en lugar de los paneles de tubo de rayos catódicos con los que contaba la versión anterior. Esto permite que la aeronave muestre más información al piloto e incrementar su capacidad de toma de decisiones.
Del mismo modo, los Su-35 emplean un radar de barrido electrónico pasivo Irbis-E que puede detectar y rastrear hasta 30 objetivos aéreos a la vez y atacar hasta 8. Todo ello con un alcance de hasta 400 kilómetros, según las fuentes rusas más optimistas, y hasta 350 kilómetros las que lo son menos.
El futuro caza de Irán también cuenta con contramedidas electrónicas dedicadas a distorsionar las señales electromagnéticas enemigas que llegan al avión. Por ejemplo, ayuda a retrasar la detección de la aeronave ante los radares o dificulta su captura como objetivo de armamento no aliado. Los ingenieros también han aplicado materiales absorbentes en diversas zonas de la planta motriz para reducir al máximo su sección transversal a ojos de los radares.
"Un avión moderno es un sistema compuesto por varios elementos (mantenimiento de base, misiles, radares, aviónica, intercambio de información...) que deben estar estrechamente integrados", aseguró el analista Robert Czulda. "Es necesario capacitar a los pilotos y al apoyo técnico, y construir la infraestructura adecuada. Esto requiere dinero, tiempo y conocimiento". Se desconoce por el momento si Irán ha mandado a personal a Rusia para sumergirse en los entresijos del caza, aunque sí que lo han hecho en anteriores ocasiones.
Armamento avanzado
"Los Su-35 son más versátiles que la actual fuerza iraní de MiG-29, que fueron diseñados principalmente para interceptar a otros aviones, y que los Su-22 y Su-25, que son adecuados para atacar objetivos terrestres", aseguró Czulda. La próxima plataforma iraní se encuadra dentro de la categoría de cazas multipropósito, "adecuado tanto para superioridad aérea como para operaciones de ataque a tierra".
La carta de armamento compatible y disponible para el Su-35 es una de las más largas de todo el panorama mundial. La veteranía de la plataforma junto al nutrido arsenal con el que cuenta Rusia hace de este caza el más polivalente de cuantos fabrica en la actualidad. Asimismo, y a pesar de las buenas relaciones entre Teherán y Moscú, se desconoce qué misiles, cohetes y bombas proveerá Rusia a su aliado Irán.
El cuadro de munición base lo componen un cañón de 30 milímetros con 150 cartuchos y un total de 12 puntos de anclaje —uno en cada punta alar y otros 10 bajo las alas y el fuselaje—. Puede albergar cohetes, misiles aire-aire, aire-superficie, antiembarcación e incluso antirradiación; cada una de estas categorías con varios modelos de diferente alcance y rendimiento.
En cuanto a los ataques a tierra, puede llevar hasta 8 bombas KAB-500 de todo tipo. Desde algunas guiadas por láser a otras que emplean satélite. Tienen un peso de alrededor de 500 kilogramos, 195 kilogramos de cabeza de guerra y hasta 40 kilómetros de rango operativo.