La irrupción de los drones ha marcando un antes y un después en el sector de defensa a nivel mundial. Su uso en conflictos como el de Rusia y Ucrania ha puesto de manifiesto lo valiosos que pueden ser los vehículos no tripulados, no sólo aéreos, sino también marítimos y terrestres. Aunque la mayoría todavía está en fase de pruebas, estos últimos se están incorporando ya a las fuerzas armadas de muchos países. Es el caso de Themis, el 'terminator' de la OTAN que se prueba en Ucrania y que España ya tiene en su Ejército, pero también de plataformas como el tanque sin conductor de EEUU, con maniobrabilidad extrema y capaz de disparar misiles guiados.
El país norteamericano es el más avanzado en este terreno, en buena parte gracias a las aportaciones de DARPA, la agencia gubernamental que suele gestionar los programas más avanzados del Pentágono. Entre sus iniciativas destaca el programa RACER (siglas en inglés de 'autonomía robótica en entornos complejos con capacidad de recuperación'), que recientemente ha sometido con éxito a diversas pruebas al vehículo pesado RHP, llamado a ser una de las bases fundacionales de los tanques del futuro.
Estos enormes vehículos blindados, con un peso de 12 toneladas y orugas para poder desplazarse en todo tipo de terrenos, son el complemento perfecto de los RACER ligeros o RFV, que sólo pesan 2 toneladas, miden unos 3,35 metros y ya están en uso en maniobras con fuego real del ejército estadounidense.
"Disponer de dos tipos de vehículos radicalmente distintos nos ayuda a avanzar hacia el objetivo de autonomía agnóstica de la plataforma RACER en entornos todoterreno complejos y relevantes para la misión, significativamente más impredecibles que las condiciones en carretera", señaló en un comunicado de prensa Stuart Young, director del programa RACER.
Fase de pruebas
DARPA empezó a poner a prueba los vehículos del programa RACER en marzo de 2022, y a finales de 2023 incorporó por primera vez los RHP, en lo que consideran la segunda fase de estos experimentos. En estas maniobras, denominadas E4 y desarrolladas en zonas de entrenamiento militar de Texas, han participado equipos de la Universidad de Washington y del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
El gran añadido a estas últimas pruebas ha sido la inclusión por primera vez del RHP, un blindado autónomo basado en el M5 RIPSHAW de Textron Systems, firma especializada en todo tipo de armamento y equipamiento militar. Según la compañía, "el M5 puede maniobrar silenciosamente y seguir el ritmo de las fuerzas de maniobra actuales y futuras, llevando las capacidades más allá de la formación humana".
Entre sus principales ventajas, además de un motor híbrido diésel-eléctrico, incluye control e interfaces robóticas, conexión inalámbrica reforzada, blindaje, suspensión y transmisiones finales con diferentes configuraciones, además de tecnología de percepción de 360 grados TeledyneFLIR. Su mayor baza es su arquitectura abierta de carácter modular, lo que permite integrar distintos complementos dependiendo de la misión.
Entre esos añadidos se incluye un dron R80D SkyRaider, con o sin sujeción al vehículo blindado, lo que permite el vuelo persistente y la detección e identificación de objetivos a distancia. Además, incorpora un sistema de IA rápido y potente a la hora de reconocer las posibles amenazas presentes en el campo de batalla.
El otro vehículo autónomo que puede incorporar es el Marsupial Unmanned Ground Vehicle (MUGV), un pequeño dron terrestre con un alcance de 1 km, que se despliega directamente desde las tripas del M5 para ofrecer reconocimiento de rutas e interrogación de objetivos. Un nivel extra de alerta a distancia.
En cuanto a sus características básicas, el M5 tiene un peso en combate de 10,5 toneladas y capacidad de carga de 3,6 toneladas, con unas dimensiones de 6 metros de largo, 2,6 de ancho y 1,5 de alto. Su cubierta es plana para permitir distintas integraciones, por lo que no se descarta que pueda montar distintos tipos de armamento, ya sean ametralladoras, cañones o lanzamisiles.
Velocidad y autonomía
El M5 ha sido adaptado a las necesidades de DARPA con la colaboración de Carnegie Robotics, que lo "ha mejorado y respaldado para la integración de hardware y software de autonomía", según el comunicado de prensa de la agencia estadounidense. De lo que se trataba en el campo de entrenamiento de Texas era de poner a prueba el funcionamiento de sus algoritmos de navegación en terrenos muy variados y su rapidez a la hora de maniobrar de forma autónoma.
"Nuestros objetivos de velocidad autónoma media en todoterreno de la fase 2 son más elevados y con índices de intervención más bajos. Tanto los RFV como ahora los RHP permiten a RACER demostrar también la adaptabilidad y resistencia del software autónomo a escalas de robot terrestre múltiples e independientes de la plataforma en una serie de entornos complejos de relevancia militar", sostiene Young.
Los vehículos RACER demostraron su capacidad de movimiento autónomo dentro de un área de terreno de unos 40 km cuadrados con todo tipo de obstáculos, desde árboles y arbustos hasta rocas, pendientes, zanjas obstruidas y cruces de arroyos. El RHP no tuvo ningún problema en reconocer cada elemento y demostró una gran capacidad de adaptación.
En total, tanto la versión ligera como la pesada de estos vehículos autónomos realizaron más de 30 carreras autónomas, en recorridos de entre 5 y 15 km, logrando más de 240 km en total a velocidades de hasta 48 km/h. En concreto, el RHP operó durante unos 50 km en un modo autónomo de seguimiento de ruta sobre un terreno muy complejo y diverso, lo que permitió recoger conjuntos de datos de los sensores, evaluar la movilidad y refinar las operaciones de cara al futuro.
Ahora, DARPA ya prepara dos nuevos experimentos que tendrán lugar a lo largo de 2024 con la idea de seguir mejorando las prestaciones de estos vehículos. Su desarrollo es constante y los próximos cambios de software pretenden incluir planificaciones y razonamiento táctico a la IA destinada a controlar estos blindados autónomos en combate.