De un papel más pasivo en el campo de batalla, los drones poco a poco comienzan a ser plataformas mucho más semejantes a los cazas tripulados en la búsqueda de arriesgar lo menos posible las vidas humanas. En esta línea, algunas compañías están centrando sus esfuerzos en adaptar sus vehículos voladores equipándolos con inteligencia artificial para que se puedan desenvolver de forma autónoma y también con armamento hasta ahora solo compatible con aeronaves tradicionales.

A principios de 2022, la californiana JetPack Aviation mostró la moto voladora Speeder. Un concepto futurista que condensaba todo el conocimiento adquirido por la compañía en el terreno de los jetpacks —mochilas voladoras— en un vehículo más capaz y con una arquitectura abierta. Esta última cualidad fue clave, ya que permite la integración de un catálogo prácticamente infinito de sistemas y software con los que adaptarse a las necesidades de cualquier escenario.

Ahora, bajo su marca Mayman Aerospace, acaba de enseñar en la feria SOF Week 2024 su última iteración en forma de aeronave de guerra, mucho más parecida a un caza autónomo que a los drones que se acostumbran a ver en los teatros de operaciones actuales. Según indicaron en una publicación, el modelo expuesto es una maqueta impresa en 3D del Razor P-100, el más pequeño de una familia que promete ampliarse a próximamente.

Razor lanzando misiles Mayman Aerospace

"Ante la evolución de los conflictos globales, los comandantes militares necesitan nuevas herramientas que proporcionen una ventaja estratégica y, al mismo tiempo, garanticen la ejecución rápida, precisa y confiable de misiones complejas", explican desde Mayman Aerospace. Para ello han desarrollado el software de navegación y control Skyfield, apoyado en IA, y lo han integrado en las aeronaves Razor. 

Cuando estén desplegados, ambos sistemas "proporcionarán a los comandantes militares tecnología compatible para brindar un conocimiento situacional superior y una eficiencia aérea inigualable, especialmente en entorno donde el GPS esté comprometido o no es confiable".

Un caza sin piloto

"En Mayman Aerospace somos pioneros en el futuro de la guerra autónoma con una familia de aviones de despegue y aterrizaje vertical de alta velocidad", indican. "Redefinir las capacidades militares en el teatro de operaciones requiere la perfecta integración de la inteligencia artificial dentro de los marcos estratégicos, de vigilancia, navegación, control e inteligencia".

La IA se utiliza para capturar y analizar datos en tiempo real de la aeronave y del sistema de gestión de batalla (BMS, por sus siglas en inglés), "procesando amenazas instantáneamente y brindando información". De esta forma, la plataforma consigue ejecutar rápidamente operaciones estratégicas y tácticas críticas, basándose en la procedencia, la confiabilidad, la autenticidad y la capacidad de acción de los datos recopilados por los sensores integrados.

La malla Skyfield "responde inteligentemente a las decisiones de comando y control con un alto nivel de confianza". Y dispone de dos modos de trabajo: una en la que un humano está monitorizando en todo momento la aeronave —lo que se conoce como man in the loop u hombre en el bucle— y la otra cuando funciona de forma completamente autónoma.

Desde Mayman Aerospace también recalcan la capacidad de su caza para funcionar en entornos sin GPS, un escenario muy común debido al trabajo de los sistemas de guerra electrónica hacen su trabajo. "Nuestras aeronaves están diseñadas para actuar de manera decisiva y confiable de acuerdo con los objetivos de la misión, al mismo tiempo que tienen en cuenta los riesgos de vida o muerte de las acciones tomadas".

Diseño del Razor de espionaje Mayman Aerospace

La plataforma creada será capaz de dirigir escuadrones de vehículos aéreo que superen las 1.000 unidades. Por lo que se pueden desplegar varios cientos centradas en diversas tareas, desde operaciones de inteligencia y vigilancia a otras enfocadas a ejecutar ataques con misiles o a la logística.

La aeronave Razor cuenta con un sistema de propulsión compuesto por 4 motores de reacción pivotantes y empuje vectorial que pueden funcionar empleando cualquier tipo de combustible pesado y repostar en minutos. Algo que le diferencia de otras propuestas que recurren a propulsores eléctricos y baterías que necesitan de largos periodos de recarga.

Dependiendo de la variante, según recoge New Atlas, el dron puede levantar cargas que van desde los 45 a los 450 kilogramos, en ambos casos con opciones externas y en bahía interna, a una altitud máxima de 6.000 metros. Tan sólo necesita un espacio de 3x3 metros para despegar y aterrizar.

Mayman Aerospace ha obtenido en los últimos años unos 110 millones de euros en cartas de intención de compra provenientes tanto de potenciales clientes europeos como australianos. También ha recibido 3 millones de euros del Departamento de Defensa de Estados Unidos.

"Junto con nuestros colegas del Departamento de Defensa, nos estamos dando cuenta de toda la capacidad que ofrece el diseño único de Razor en escenarios de combate, operaciones humanitarias y de ayuda en casos de desastre, y entrenamiento", declaró David Mayman, CEO y fundador de la compañía, en una nota de prensa.

Espionaje y ataque

En su faceta como aeronave espía, Razor proporciona al operador una plataforma rápida y con capacidad para llevar a cabo todo tipo de misiones de adquisición de datos. Desde la compañía destacan la posibilidad del despliegue rápido desde áreas confinadas y de alcanzar una velocidad máxima de 800 km/h con una "tecnología de vigilancia avanzada" instalada a bordo.

Simulación de drones Razor en el campo de batalla Mayman Aerospace

"El avión ofrece una calidad de imagen superior a cualquier altitud", gracias a sus sensores electroópticos estabilizados y dirigibles. "Como plataforma autosuficiente, Razor garantiza inteligencia inmediata y confiable, mejorando la toma de decisiones en el campo de batalla".

Otro de los campos de actuación que plantean desde Mayman Aerospace es que la aeronave sirva como amplificador de rango de misiles. En este rol, el Razor equipa munición en sus anclajes bajo las alas con el fin de incrementar su autonomía y poder ejecutar ataques a mayor distancia desde el punto de lanzamiento. Según explican, es compatible con los misiles Brimstone y Hellfire, pudiéndolos desplegar a más de 600 km de distancia desde el punto de despegue.

Cuando no lleva misiles o sensores de espionaje, el Razor puede servir como plataforma logística. La compañía californiana indica que el vehículo es una décima parte del tamaño de cualquier avión tradicional con una capacidad de carga útil similar. "Nuestro sistema de control patentado para motores de reacción pivotantes y empuje vectorial permite el transporte rápido, seguro y eficiente de suministros críticos".

Por último, la aerona puede tomar un papel como plataforma desechable. El primer escenario es su uso como dron objetivo para ejecutar ensayos de interceptación por parte de sistemas antiaéreos o por parte de otros cazas o drones. El segundo es transformarlo en un misil —algo así como un dron kamikaze— en sustitución a un misil de crucero convencional.