El Sol está experimentando su fase más activa este año, aumentando la frecuencia de las llamaradas o tormentas solares. Para muchos esto significa poder ver imponentes auroras boreales desde España, pero para los sistemas de telecomunicaciones o para las sondas espaciales es un riesgo importante. Mucho más si estás pasan muy cerca del astro rey, como ha sido el caso de la misión OSIRIS-APEX.
Si no le suena esta misión, quizá sí recuerde los meses de angustia que vivieron los ingenieros de la NASA por culpa de unos tornillos. Tras regresar con restos del asteroide Bennu, dos tornillos impedían abrir la cápsula que transportó la nave OSIRIS-REx para extraer y estudiar la muestra.
Mientras los investigadores resolvían este contratiempo en tierra firme, la nave ya se dirige hacia su segunda misión. Ahora el objetivo es un nuevo asteroide, Apofis, por lo que fue rebautizada como: OSIRIS-APEX. Alcanzará el asteroide al pasar a 38.000 kilómetros de la Tierra, pero antes debía acercarse al Sol y atravesar temperaturas más altas de las se pensó que soportaría cuando esta sonda fue diseñada. Tendrá que repetir este paso, cada vez más cerca en futuras vueltas.
Un viaje abrasador
Esta semana, la NASA celebra el buen desarrollo de esta misión, a pesar del difícil reto al que se enfrenta en su camino. "Es fenomenal lo bien que la configuración de nuestra nave espacial protegió a OSIRIS-APEX, por lo que estoy realmente alentado por este primer paso cercano al perihelio", dijo Ron Mink, ingeniero de sistemas de misión para OSIRIS-APEX en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Maryland.
OSIRIS-APEX se encuentra en una órbita elíptica alrededor de nuestro sol, esto significa que cada nueve meses debe acercarse muy cerca de la gran estrella. Ese primer paso rozando el astro rey se produjo el pasado 2 de enero. La NASA no ha podido confirmar el éxito de este proceso hasta ahora, pues entre diciembre de 2023 y marzo de 2024, OSIRIS-APEX estuvo inactivo y el equipo en la Tierra solo dispuso de datos de telemetría limitados.
El equipo a cargo de la misión confirmó que la nave espacial había salido ilesa de la experiencia después de descargar datos de telemetría que estuvieron almacenados hasta mediados de marzo. También han podido poner a prueba los instrumentos de OSIRIS-APEX a principios de abril, una vez que la nave espacial estuvo lo suficientemente lejos del Sol para volver a sus operaciones normales.
Para proteger la nave de ese abrasador paseo, además de apagar la mayoría de sistemas, el equipo colocó uno de los dos paneles solares de OSIRIS-APEX, de manera que protegiera los instrumentos más sensibles de la sonda, mientras que el segundo panel se enfrentaba al sol para impulsar la nave espacial.
El próximo acercamiento más cercano al sol está programado para el 1 de septiembre, entonces la nave espacial se acercará una vez más a 74,8 millones de kilómetros de la superficie del sol, dentro de la órbita de Venus y mucho más allá de los límites operativos para los que originalmente fue diseñada la sonda.
Instrumentos reparados
La NASA se ha mostrado especialmente sorprendida de la resistencia de algunos instrumentos como una cámara, que tras someterse a esas altas temperaturas, funciona mejor de lo esperado y se usará mapeará Apophis. No obstante, con las últimas pruebas se experimentó una reducción del 70% en puntos blancos llamados píxeles calientes desde abril del año pasado, la última vez que se probó la cámara.
Estos píxeles calientes se producen debido a la exposición prolongada a la radiación solar, un problema común para las cámaras en el espacio, pero que tiene solución. "Creemos que el calor del Sol restablece los píxeles mediante el recocido", dijo Amy Simon, científica del proyecto OSIRIS-APEX, con sede en NASA Goddard. Los científicos informaron que la cámara de OSIRIS-APEX se restauró de forma natural, gracias al aumento de calor durante el encuentro con el sol. Ese recocido se provoca la mayoría de las veces, pero esta vez ha sido involuntario.
Por otro lado, una roca bloqueaba el espectrómetro visible y de infrarrojo cercano desde su encuentro con el asteroide Bennu; la roca parece haberse desprendido. Los científicos volverán a comprobar el espectrómetro cuando OSIRIS-APEX pase cerca de la Tierra el 25 de septiembre de 2025, en busca de un impulso gravitacional.
El equipo puede respirar hondo, por ahora. OSIRIS-APEX debe ejecutar cinco pases más cercanos al Sol, junto con tres asistencias de gravedad de la Tierra, para llegar a su destino. No saben cómo esta actividad podrá afectar a la nave a largo plazo, cuando alcance el asteroide Apofis.