Starship ha vuelto a hacer historia. El cohete más grande jamás construido, que pertenece a SpaceX, la empresa de transporte espacial del multimillonario Elon Musk, ha conseguido volar con éxito en su cuarto lanzamiento de prueba, amerizando por primera vez el Super Heavy. Tras recibir la aprobación de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) casi a última hora, el ensayo ha tenido lugar este jueves 6 de junio sobre las 14:50 hora de España peninsular desde las instalaciones de la compañía en Boca China, en Texas (Estados Unidos); y llega tras el realizado el pasado mes de marzo donde el lanzador alcanzó órbita.
La cuarta prueba de vuelo se ha podido seguir en directo y la trayectoria ha sido similar a la del lanzamiento anterior; con el objetivo de que Starship cayera en el océano Índico. El enorme cohete de Elon Musk ha despegado en apenas unos pocos segundos con los 33 motores Raptor del propulsor Super Heavy encendidos y dicho módulo se ha separado sin problemas cuando llevaba apenas tres minutos en el aire durante la primera etapa del lanzamiento mientras viajaba "más rápido que la velocidad del sonido".
Y poco después Super Heavy ha conseguido por primera vez regresar con éxito y amerizar suavemente en el golfo de México, en el océano Pacífico. Mientras que la segunda etapa Starship se ha ido adentrado más en el espacio para viajar alrededor del mundo a una altitud de 159 kilómetros y a una velocidad de más de 26.000 kilómetros por hora, y dirigirse al océano Índico, donde realizará un segundo intento de sobrevivir al intenso calor del reingreso a la atmósfera; y que ha sido uno de los puntos clave de este cuarto lanzamiento, ya que es justo aquí donde la compañía erró en el anterior lanzamiento, que acabó con el lanzador explotando.
En esta ocasión, y mientras Starship realizaba el reingreso a la atmósfera terrestre, la nave se ha ido desintegrando, con partes del vehículo que se han quemado y desprendido. Incluso los restos y partes del lanzador han ido cubriendo las cámaras. Momento en el que la compañía de Elon Musk ha aprovechado para recordar que lo importante de este cuarto lanzamiento es recolectar datos para aprender cómo mejorar la nave. Y aunque no se ha podido apreciar en la retransmisión, SpaceX ha confirmado en X que Starship ha logrado realizar el amerizaje en el océano Índico.
La cuarta prueba de vuelo ha pasado de centrarse en alcanzar la órbita a demostrar la capacidad de retorno y la reutilización de Starship y del propulsor Super Heavy. Entre los objetivos principales marcados por SpaceX en este ensayo se encontraban ejecutar un quemado de aterrizaje y un amerizaje en el golfo de México con el propulsor, y lograr una entrada controlada de Starship. Para conseguirlo, la empresa de Elon Musk ha realizado varias actualizaciones de software y hardware con el fin de aumentar la fiabilidad general y abordar las lecciones aprendidas en el tercer lanzamiento.
SpaceX ha introducido mejoras significativas en el propulsor Super Heavy, incluyendo actualizaciones en los sistemas de filtrado y en las estructuras internas. Unos avances que se han diseñado para asegurar que la maniobra de giro tras la separación de etapas no comprometa el rendimiento de las cámaras de combustión, optimizando así la eficiencia general del cohete. En cuanto a Starship, ha incorporado propulsores de control del balanceo adicionales para reentrar de panza en la atmósfera, y lograr que el rozamiento del aire caliente se concentrase en el escudo térmico.
Un escudo térmico que también se ha modificado: SpaceX ha añadido un nuevo método y material para fijar las losetas cerámicas. Además de todo ello, en este cuarto ensayo la compañía de Elon Musk ha probado a eyectar un anillo de separación en caliente, que es una pieza de nueve toneladas que se ha añadido entre el propulsor y el lanzador para asegurar la separación de etapas a partir del segundo vuelo. También se ha llevado a cabo cambios operativos, como la expulsión de la etapa caliente del Super Heavy tras el retroceso para reducir la masa del propulsor en la fase final del vuelo.
Con cada lanzamiento anterior Starship ha logrado llegar cada vez más lejos en sus objetivos de prueba, aunque el final en todos ellos ha sido el mismo: la nave ha terminado explotando. En el primero, que tuvo lugar en abril de 2023, el cohete estalló minutos después del despegue; mientras que en el segundo intento, que llevó a cabo en noviembre del año pasado, explotó, pero antes consiguió la separación con el propulsor Super Heavy. Fue con el tercer vuelo de prueba donde se dio un mayor avance al lograr el cohete entrar en órbita, aunque terminó perdiéndose en su reentrada en la atmósfera y explotando.
Un tercer vuelo de prueba que, al igual que este último, supuso un importante avance hacia un futuro de cohetes reutilizables de rápida fiabilidad y en el que el gigantesco cohete logró completar varias primicias importantes, como la primera reentrada de Starship desde el espacio, la primera apertura y cierre de la puerta de carga útil del lanzador en el espacio, y una demostración exitosa de transferencia de propulsante. También proporcionó datos valiosos para eventuales transferencias de propulsante de nave a nave, que permitirán misiones como el regreso de astronautas a la Luna en el marco del programa Artemis de la NASA y llevar tripulación y carga a Marte y más allá.