La situación entre Israel y Hezbolá se encuentra en uno de sus momentos más complicados de las últimas décadas. Con la sombra de una tercera Intifada en Cisjordania sobrevolando el gobierno de Netanyahu, el grupo terrorista libanés se sumó el pasado octubre a los ataques realizados por parte de Hamás en la Franja de Gaza y, desde entonces, ha ido poco a poco incrementando su presión sobre la región más septentrional del territorio israelí.
Las respuestas por parte de las Fuerzas de Defensa comandadas desde Tel Aviv han sido igualmente expeditivas ejecutando misiones al otro lado de la frontera. Una de las últimas operaciones ocurrió este mismo sábado, cuando el espionaje israelí identificó a un militante de Hezbolá en la zona de Aitaroun, al sur del Líbano, y lanzó un ataque con dos misiles que resultó en la muerte del mencionado individuo.
Los misiles utilizados para la operación impactaron contra la cafetería de una gasolinera, según la agencia de noticias estatal libanesa, y alcanzaron a otra persona que se encontraba en las mismas instalaciones, hiriéndola de muerte. En un comunicado emitido tras el ataque, Hezbolá acusó a Israel de "atacar civiles", mientras que el ejército de Netanyahu dijo más tarde que sus fuerzas tenían como objetivo a un combatiente del grupo armado libanés.
El cruce de acusaciones pasó a mayores. También este sábado, Hezbolá comunicó que había disparado cohetes Falaq-2 contra un centro de mando militar en el norte de Israel. Una fuente de seguridad citada por Reuters dijo que era la primera vez que se disparaban este modelo de arma contra Israel, mientras que los Falaq-1 suponen una de las más empleadas en la contienda.
Además de estos cohetes, el pasado jueves Hezbolá lanzó misiles tierra-aire contra cazas de Israel, que tuvieron que abortar la misión en espacio aéreo libanés y regresas a su base. "Los muyahidines de la Resistencia Islámica dispararon misiles de defensa aérea contra aviones de combate enemigos que atacaban nuestros cielos y rompieron la barrera del sonido en un intento de aterrorizar a nuestros niños", señalaron en un comunicado.
Los misiles de Hezbolá
Los últimos informes sobre la fuerza militar de Hezbolá indican que está compuesta en buena parte por un arsenal de cohetes muy numeroso. Se estima que tiene más de 150.000 misiles y cohetes de diversos tipos y alcances, según el World Factbook de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.
Por su parte, Hezbolá dice que cuenta con cohetes que pueden alcanzar todas las zonas de Israel, aunque muchos de ellos no están guiados y la precisión se resiente a medida que el objetivo se establece es a más larga distancia. También disponen de otro tipo de armamento de precisión, drones y misiles antitanque, antiaéreos y antibuque.
El principal proveedor de armas de Hezbolá es Irán. Según datos de Ministerio de Defensa israelí, Teherán financia con unos 650 millones de euros al año al grupo libanés mientras que la Guardia Revolucionaria del mismo país les proporciona entrenamiento militar y asesoramiento en todo lo relacionado con la operativa.
Tal y como recoge Reuters, los expertos dicen que Teherán envía armas al grupo terrorista por tierra a través de Irak y Siria, ambos países de Medio Oriente donde Irán ha tejido vínculos muy estrechos y tiene gran influencia. Muchas de las armas desplegadas por el grupo chiita son modelos de fabricación iraní, rusa o china.
La última guerra abierta que se produjo entre Hezbolá e Israel ocurrió en el año 2006. En ese momento, la milicia libanesa disparó alrededor de 4.000 cohetes no guiados a suelo israelí y estuvieron representados fundamentalmente por armamento estilo Katyusha. Armas de fabricación rusa con un alcance de hasta 30 kilómetros.
La principal diferencia entre aquella contienda y la actual es la expansión de los sistemas de guiado que permiten ejecutar los ataques con una precisión nunca antes vista, según declara Sayyed Nasrallah, líder de Hezbolá. Ya en 2022, el grupo armado tenía la capacidad de modernizar miles de cohetes con esta nueva tecnología para convertirlos en misiles de precisión dentro del Líbano. Un cambio sustancial respecto a la dependencia de terceros en la que estaba sumida anteriormente.
En la actualidad, Hezbolá cuenta con modelos de ataque a tierra iraníes como los cohetes Raad (Trueno, en árabe), Fajr (Amanecer), Zelzal (Terremoto) y Fateh. Los tres primeros de esta lista son cohetes con alcances que van desde los 40 a los 210 kilómetros con hasta 600 kilogramos de carga explosiva a bordo. Todos estos parten de una plataforma no guiada, aunque es posible que existan versiones con algunos sistemas que sí lo permitan.
El modelo más avanzado de todos es el Fateh-110. Se trata de un misil balístico de corto alcance desarrollado por Irán y basada en el Zelzal-2, al que se ha añadido un sistema de guiado y control de vuelo. Tiene un rango de hasta 300 kilómetros, erigiéndose como el que más alcance proporciona a Hezbolá. Puede llevar en su interior una ojiva explosiva de hasta 500 kilogramos.
La primera vez que Hezbolá demostró capacidad antiembarcación fue en la misma guerra de 2006, cuando consiguió hacer blanco en un buque de guerra israelí a 16 kilómetros de la costa. El resultado fue muy negativo para las FDI, ya que consiguieron matar a 4 tripulantes y dañar el barco. Desde entonces, la milicia ha adquirido el misil Yakhont, de fabricación rusa, como punta de lanza en su capacidad marítima.
Cuenta con un alcance de 300 kilómetros con una carga explosiva de 200 kilogramos. Es supersónico, puede volar a muy baja cota para evitar ser interceptado y emplea un sistema de guiado por inerciales independiente al GPS. Estos ingredientes le hacen un arma muy poderosa y, aunque de momento el conflicto no se ha trasladado al lado naval, supone una proyección importante.
Algunos analistas son escépticos con la capacidad de Hezbolá de operar de forma autónoma el misil Yakhont y apuestan por una ayuda necesaria por parte de Irán o Siria, tal y como recoge Missile Threat. Israel considera a este misil como una de las principales amenazas por parte del grupo libanés.
Misiles antiaéreos y drones
La rama antiaérea es otra de las más importantes dentro del arsenal disponible. Hezbolá dijo el pasado 29 de octubre que había derribado un dron israelí sobre el sur del Líbano con un misil tierra-aire. Esa fue la primera vez que anunciaba el uso de este tipo de armamento, aunque ya se sabía que contaban con esta capacidad desde hace mucho tiempo.
Desde entonces, el grupo armado ha utilizado este tipo de misiles en varias ocasiones durante las últimas hostilidades y ha conseguido derribar drones israelíes Hermes 450 y Hermes 900. En cuanto a los sistemas antiaéreos utilizados, el más importante y capaz de todos es el Pantsir-S1, de desarrollo ruso en los años 90 del pasado siglo.
Se diseñó como un sistema de defensa de punto capaz de integrar misiles interceptores 9M335 con un rango operativo de 20 kilómetros a una altitud máxima de 15. El vehículo donde van montados también incorpora un radar y un par de cañones que se pueden utilizar para defensa corta. Hezbolá cuenta con más sistemas antiaéreos, la mayoría de ellos armamento portátil que puede operar una única persona.
El apartado de drones también es un pilar muy importante para Hezbolá, que ha lanzado drones kamikaze cargados de explosivos en numerosas ocasiones contra territorio israelí. También los han utilizado en algunas de sus operaciones más complejas, lanzando algunos destinados a mantener ocupadas a las defensas antiaéreas mientras que otras aeronaves no tripuladas se dirigían hacia objetivos.
Más recientemente, el grupo ha anunciado ataques utilizando drones que lanzan bombas y regresan al Líbano, en lugar de estrellarse contra su objetivo. Sin embargo, la información al respecto es muy escasa y desde Hezbolá nunca han informado sobre la carga que llegan este tipo de plataformas.
Lo que sí se conoce es que disponen de drones ensamblados localmente, como los Ayoub y Mersad, que los expertos califican como baratos y sencillos de fabricar en masa. Israel acusó a Irán el año pasado de construir una pista de aterrizaje en el sur del Líbano que podría utilizarse como base de operaciones de ataque por Hezbolá.