SpaceX ha pisado el acelerador. La empresa espacial de Elon Musk ha dejado claro este año que pretende realizar seis o más vuelos de prueba con su inmenso cohete, Starship. Para ello, los lanzamientos se sucederán cada dos meses y así completar el mayor número de fases del viaje para el que está destinado este modelo. El pasado 6 de junio se pudo seguir desde España el último vuelo de prueba de esta enorme nave y ya se vislumbra el siguiente reto, el más completo.
Elon Musk ha vuelto a adelantarse a toda información oficial con un escueto comentario en su red social, X, (antes Twitter). El quinto lanzamiento de prueba, para el que ya se han visto algunos preparativos, se realizará a "finales de julio". Sin entrar en más detalles, el multimillonario ha dejado esta perla como comentario a un vídeo que ilustra el próximo gran desafío de la nave.
En este quinto ensayo, Mechazilla, tendrá un gran protagonismo. Lo que se podría describir como una gigantesca máquina atrapa cohetes será el cierre definitivo del cohete en la siguiente prueba. La estructura deberá sujetar al cohete durante su aterrizaje de regreso, una operación realmente compleja.
En el último vuelo de prueba, la fase crucial ha sido más la vuelta que el propio despegue. A principios de junio, el propulsor Super Heavy consiguió regresar con éxito y amerizar suavemente en el golfo de México, en el océano Pacífico. Este acontecimiento se pudo ver en directo gracias a las cámaras de la nave.
Después le tocaba el turno a Starship, la segunda etapa viajaba alrededor del mundo a una altitud de 159 kilómetros y una velocidad de más de 26.000 kilómetros por hora hasta regresar sobreviviendo al intenso calor del reingreso a la atmósfera. Era la primera vez que superaba esta prueba, aunque con la desintegración de algunas partes. Algunos trozos taparon las cámaras, por lo que no fue posible ver como Starship lograba realizar el amerizaje en el océano Índico.
Del océano, ahora el objetivo de la siguiente prueba será repetir la hazaña en tierra firme. Como muestra el vídeo comentado por el propio Musk, el brazo robótico de proporciones épicas será el encargado de atrapar el cohete en su descenso. En concreto la primera etapa, el Super Heavy, para volver a colocarlo en la plataforma de lanzamiento e instalar después una nueva primera etapa de cara al siguiente despegue. Un sistema que pretende automatizar y acelerar los vuelos espaciales a un nivel nunca antes visto.
Hace años, cuando presentaron la idea, aseguraron que así es posible completar el proceso en menos de una hora. De conseguirlo, el periodo de lanzamiento actual con distancia de dos meses parecerá una eternidad en comparación.