Ya hay material de la cara oculta de la Luna en el planeta Tierra, China ha logrado lo que nunca se había hecho antes. Su sonda Chang’e 6’ ha completado una misión crucial en la madrugada de este 25 de junio, prácticamente dos meses después de iniciar el viaje. El orbitador ha soltado el módulo de reentrada con las muestras del proyecto al entrar en la órbita terrestre, antes de llegar con éxito a la zona prevista a las 8:07 horas de España peninsular.
La cápsula de la sonda china Chang’e 6 comenzó su misión hace casi dos meses, alunizando en la cara oculta de la luna el domingo 3 de junio. Estas primeras fases de la misión ya fueron todo un reto, siendo la segunda vez que la agencia espacial china consigue ser el único país en alcanzar esa región del satélite. Allí pasaría pocos días explorando y recopilando materiales para emprender el viaje de vuelta.
Prácticamente ha pasado otro mes hasta que esas valiosas muestras de material lunar han llegado a la Tierra. Este martes a primera hora de la mañana, la agencia ha recogido el fruto de esta compleja misión en la región septentrional china de Mongolia Interior. Así se convierte China en el primer país capaz de recolectar muestras lunares de la cara oculta del satélite natural de la Tierra.
Muestras de la cara oculta
El módulo de aterrizaje recogió alrededor de 2 kilogramos de material lunar utilizando una pala y un taladro. En la Tierra ya se han podido examinar otras muestras del suelo lunar gracias a misiones anteriores de la Unión Soviética, Estados Unidos y China. Sin embargo, todas pertenecían a la cara visible y siempre cercana a este planeta.
En el lado lejano, más difícil de alcanzar y explorar, las muestras pueden ayudar a comprender los inicios del sistema solar y la formación de sus planetas y demás astros. La cuenca SPA de donde se han extraído las muestras se formó hace 4.260 millones de años, unos cientos de millones de años después que la mayoría de los cráteres lunares, que fueron destruidos por asteroides y cometas durante un período violento conocido como el Bombardeo Intenso Tardío.
Esta nueva información permitirá comparar las diferencias entre la zona oculta, el polo sur rico en hielo que se está explorando actualmente por diferentes agencias y otras regiones que ya han sido exploradas en décadas pasadas.
El viaje
Chang'e 6 consta de cuatro módulos: un módulo de aterrizaje lunar, una cápsula de retorno, un orbitador y el pequeño cohete que la permite ascender de nuevo al módulo de aterrizaje. El pasado 3 de mayo, todo el equipo despegaba en la plataforma de lanzamiento en China para alcanzar la órbita lunar cinco días después.
No sería hasta el 1 de junio cuando el módulo de alunizaje emprendiera el descenso hasta el cráter Apolo, dentro de la cuenca Aitken del Polo Sur (SPA), una zona de impacto de 2.500 kilómetros (1.600 millas) de ancho en la cara oculta de la Luna.
Entre las complicaciones que tiene llegar a ese lado oscuro está la falta de comunicación con las sondas. China se ha estado preparando con antelación, en el mes de marzo colocó un satélite en órbita estable que da vueltas a la Luna de 24 horas, manteniendo la comunicación con las dos estaciones terrestres y la cara oculta de la luna. Queqiao-2 de 1.200 kilogramos, lleva una antena parabólica de 4,2 metros y ha sido el puente entre el equipo en China y la nave Chang'e-6.
Una vez allí, se recogían las muestras y la carga ascendía a principios de junio para encontrarse poco después con el orbitador de la misión. Aunque la agencia espacial china ha proporcionado pocas actualizaciones sobre el plan del viaje, la NASA informaba el pasado 21 de junio que el orbitador se dirigía a la Tierra transportando la cápsula de retorno.
Este es solo el comienzo de los ambiciosos planes espaciales que se ha marcado China, en paralelo con los de la NASA y las misiones Artemis. La nación asiática planea lanzar Chang'e 7 y Chang'e 8 en 2026 y 2028, respectivamente. Esta última misión probará las tecnologías necesarias para establecer una base lunar, que China pretende construir cerca del polo sur, rico en hielo de agua, en la década de 2030.