La Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), que tiene los días contados ya que está previsto que se estrelle contra la Tierra en menos de 10 años, acaba de vivir una situación de alarma. Y, en esta ocasión, no tiene nada que ver con una señal de emergencia falsa, sino que un satélite ruso se ha roto en más de 100 pedazos en el espacio y ha obligado a los astronautas a refugiarse.
Según informan desde Reuters, las agencias espaciales estadounidenses han informado que un satélite ruso desaparecido se ha roto en más de cien pedazos de escombros en órbita, lo que ha obligado a los astronautas de la Estación Espacial Internacional a refugiarse durante aproximadamente una hora; y que se ha sumado a la masa de basura espacial que ya está en el espacio.
Por el momento no se han compartido detalles sobre la posible causa del satélite ruso de observación de la Tierra, el RESURS-P1, que el país liderado por Vladímir Putin dio por muerto hace dos años. Sin embargo, el Mando Espacial de Estados Unidos, que rastrea el enjambre de escombros, ha señalado que en ese momento no existía amenaza inmediata para otros satélites.
Un suceso que ha tenido lugar en torno a las 04:00 hora de España peninsular de este viernes, cuando la Expedición 71 de la ISS recibió instrucciones de la NASA para refugiarse en sus naves de retorno durante aproximadamente una hora como medida de precaución ante el posible impacto de los múltiples fragmentos del satélite ruso. Después de 60 minutos, los astronautas pudieron salir de nuevo y reanudar sus operaciones normales. Por su parte, la agencia espacial rusa Roscosmos, que operaba el satélite, no se ha pronunciado al respecto.
El Comando Espacial de Estados Unidos, que cuenta con una red mundial de radares de rastreo espacial, ha señalado que el satélite se rompió y creó inmediatamente "más de 100 piezas de escombros rastreables". De hecho, la compañía ha llegado a detectar al menos 180 piezas. Y aunque estos sucesos son poco frecuentes, lo cierto es que o dejan de ser preocupantes a medida que el espacio se llena de redes de satélites vitales, como de comunicaciones, y de otros que ya no se utilizan.
Según se ha podido saber, la rotura del satélite ruso se produjo a una altitud de unos 355 kilómetros en la órbita terrestre baja, que es una popular región del espacio en la que operan miles de satélites pequeños y grandes, como la red Starlink de SpaceX. "Debido a la órbita baja de esta nube de escombros, estimamos que pasarán semanas o meses antes de que el peligro haya pasado", ha señalado LeoLabs en un comunicado al mismo medio.