La creciente capacidad de ataque del ejército ucraniano, reforzada ahora por las defensas antiaéreas Patriot y SAMP-T anunciadas por Joe Biden con respaldo de la OTAN, está teniendo su reflejo en el refuerzo de los efectivos de Rusia sobre el terreno. Principalmente en el sector del armamento antiaéreo diseñado para interceptar cualquier tipo de amenaza —ya sean misiles o aeronaves—, proporcionando protección a determinada zona. El ejército de Moscú está desplegando el sistema S-350, uno de los más modernos que entró en servicio en 2019, y que en España tiene su equivalencia en el Patriot.

El propio Ministerio de Defensa ruso ha publicado una imagen que muestra por primera vez en la contienda una batería del S-350 Vityaz en una brigada de misiles en la región de Donetsk, en el este de Ucrania, tal y como recoge Defence Blog. Hace sólo unos días, Zelenski visitó esta región para "estar al tanto de la situación de la seguridad" de sus tropas.

Y es que, Donetsk es una de las zonas más complejas de cuantas se encuentran actualmente en disputa. Poco después de la visita del presidente ucraniano, sus tropas dieron un paso atrás en su resistencia frente al ejército ruso y se retiraron de una zona estratégica de Chasiv Yar, una de las plazas donde se habían hecho fuertes las tropas ucranianas.

Escudo antiaéreo

La compañía de defensa Almaz-Antey fue la encargada de desarrollar el sistema S-350 Vityaz a principios de los años 90. Una vez finalizada la fase temprana de diseño, la primera referencia pública que existe data del año 1998 y tenía el propósito de servir como complemento a los S-300 y S-400 que por entonces ya estaban a pleno rendimiento.

Almaz-Antey fue un socio estratégico y tecnológico de Corea del Sur durante los trabajos de ingeniería del sistema interceptor KM-SAM, hoy en activo. Esa experiencia acumulada ayudando al país asiático en el desarrollo de su propia arma cristalizó en paralelo en el S-350 que se estaba planteando en Rusia.

Dos vehículos lanzadores de S-350 Ministerio de Defensa de Rusia

En 2007, Moscú redobló su apuesta por el sistema antimisiles y finalmente entró en servicio en 2019. Durante este tiempo y desde que Putin ordenara la invasión de Ucrania, se ha desplegado en algunos puntos estratégicos como Moscú o San Petersburgo como defensa antiaérea temiendo ataques ejecutados desde Ucrania.

Los misiles interceptores que se integran en los lanzadores del S-350 suponen el eje central de la capacidad de todo el sistema. Existen en la actualidad dos versiones compatibles dedicadas cada una de ellas a derribar las amenazas según las necesidades.

La primera versión es la correspondiente con el misil 9M96 diseñado para derribar amenazas a medio y largo radio, pudiendo llegar hasta los 120 kilómetros y a 30.000 metros de altitud. La segunda es la denominada 9M100 y su área de funcionamiento se sitúa en el corto radio, pudiendo alcanzar esas mismas amenazas a sólo 1,5 kilómetros y a 10 metros de altitud, como cotas más reducidas en las que el S-350 puede funcionar.

Cada uno de los vehículos lanzadores puede integrar hasta 12 misiles tierra-aire que equipan, a su vez, sistemas de guiado activo en forma de radar y cinturones de control dinámicos de gas, que permiten la interceptación cinética de objetivos que maniobran en condiciones de hasta 25 G, según indica Army Recognition.

Despliegue de la cúpula antiaérea S-350

Se trata también de un escudo antiaéreo móvil gracias a que va montado a bordo de camiones con tracción 8x8 que les permite un rápido despliegue en cualquier lugar, así como un reposicionamiento ágil en caso de ser necesario. También incluye un radar multifuncional y vehículos de mando y control que coordinan el lanzamiento y el guiado de los misiles.

Entre los objetivos que dice Rusia haber interceptado con el S-350 se incluyen cohetes ATACMS —como los que acaba de comprar Marruecos— y drones ucranianos. "Recientemente trabajamos en una gran andanada de cohetes HIMARS, entre 12 y 16 objetivos", ha declarado un comandante ruso apodado Lev, a la agencia RIA Novosti. "El sistema interceptó a todos con éxito, impidiendo que alcanzaran sus objetivos previstos".

Preparando el F-16

El despliegue del S-350 en Donetsk llega en un momento clave que puede suponer un punto de inflexión en la guerra: la llegada de los primeros cazas F-16 a Ucrania. Si bien la fecha se mantiene por el momento en secreto, las últimas informaciones apuntan a que será este mes de julio cuando las primeras unidades recalen en el país y se pongan bajo las órdenes de Zelenski.

Este modelo de aeronave proporcionará a Ucrania una capacidad aérea nunca antes vista, con plataformas más o menos modernas si se comparan con los Sukhoi que protagonizan actualmente su flota. Rusia ya se ha afanado en intentar paralizar la entrega bombardeando las bases aéreas desde donde operará el caza occidental.

Entre compromisos y confirmaciones, Ucrania podría recibir un total de 93 aparatos en los próximos años. Los primeros contratos de entrega se cumplen este mismo año y queda por ver si incluso puede llegar alguna unidad a suelo ucraniano en verano. A esta flota estadounidense hay que añadir los Mirage 2000-5 franceses que Macron anunció hace sólo unas semanas, antes de las elecciones generales. La cesión no tiene un número cerrado, aunque los analistas apuntan a 30 unidades.

El sumatorio entre ambos modelos occidentales se acerca a las peticiones de Zelenski, quien ha declarado en varias ocasiones la necesidad de recibir entre 120 y 130 aviones operativos para "tener una fuerza aérea poderosa que impida que Rusia domine el espacio aéreo".

Dos F-16 volando en formación Lukasz Glowala Reuters

"Los F-16 añadirán una capa adicional de defensa a los actuales sistemas de artillería de defensa aérea de Ucrania", explica Kristen D. Thompson, comandante de la Fuerza Aérea de EEUU, en un análisis publicado en Council on Foreign Relations. "Es probable que Ucrania los utilice para interceptar misiles de crucero rusos y otros misiles tierra-aire menos avanzados".

La capacidad aire-aire del F-16 es uno de sus pilares fundamentales, principalmente por la extensa carta de armas compatibles con los que se puede equipar. "Puede disuadir a Rusia de obtener el control sobre espacio aéreo adicional y ayudar a que sus aviones realicen operaciones cercanas de apoyo aéreo a lo largo de las líneas del frente".