En paralelo al FCAS de España, Francia y Alemania, otros países se encuentran desarrollando su propio caza de sexta generación con vistas a revolucionar el segmento de la guerra aérea en las décadas venideras. Estos son Reino Unido, Italia y Japón, quienes han aprovechado el Salón Aeronáutico de Farnborough (Inglaterra) para mostrar sus avances e iteraciones de la plataforma que ha dado recientemente un salto hacia un "nuevo modelo conceptual".

"El nuevo modelo [...] presenta un diseño mucho más evolucionado con una envergadura mayor que los conceptos anteriores para mejorar la aerodinámica del futuro avión de combate", según recoge BAE Systems, el contratista principal de Reino Unido. En el desarrollo de la aeronave también participa Leonardo, en el lado italiano, y Mitsubishi Heavy Industries, en el japonés.

La novedad que más destacada que han integrado en esta última maqueta es el formato de ala delta modificada y ampliada que proporciona mayor control y flexibilidad en la misión. También las entradas de aire ahora tienen una forma diferente y se han diseñado para incrementar la capacidad del aparato de ser transparente a los radares de los enemigos.

Maqueta del GCAP en el Salón Aeronáutico de Farnborough BAE Systems

Las toberas de escape de gases de los motores también parecen haber pasado por un rediseño para reducir su huella en el radar y una firma infrarroja más baja. En el apartado de la propulsión, han elegido a un par de motores Rolls-Royce que generan 10 veces más energía eléctrica que unos equivalentes actuales. Esto permite poder llevar más equipamiento a bordo y abre la puerta a la integración de armas láser.

Los ingenieros de las tres compañías, según explican, "están trabajando juntos bajo un acuerdo de colaboración en el diseño y desarrollo" de la plataforma que se lleva a cabo bajo el paraguas del Global Combat Air Programme (GCAP). Esta iniciativa tuvo su pistoletazo de salida en diciembre de 2022 y la firma final de las tres partes se produjo justo un año después.

Sexta generación

Con los primeros Eurofighter cumpliendo dos décadas de servicio continuado, los países participantes en el programa desde sus orígenes ya se encuentran inmersos en el desarrollo de un sustituto a medio plazo. El factor determinante, al igual que lo fue en el mencionado Eurofighter, es alcanzar un elevado grado de independencia tecnológica que garantice el acceso a las aeronaves sin importar los desbalances geopolíticos del futuro.

Sin embargo, el desarrollo completo de una plataforma nueva lleva aparejados algunos desafíos muy importantes tanto desde el punto de vista técnico como económico que se reparten entre los países de la alianza. Con el fin de aligerar la carga de trabajo inicial, la base del GCAP es el caza Tempest de Reino Unido que se mostró al mundo por primera vez en 2018 dentro del mismo Salón Aeronáutico en el que ha participado el GCAP.

Representación de dos cazas GCAP volando en formación BAE Systems

El primer país en aliarse con Reino Unido para trabajar en el Tempest fue Suecia seguido de Italia, ambos en 2019. Japón se unió en 2023 y, casi al mismo tiempo, desde Estocolmo decidieron que la participación sueca se desvinculaba del programa tras algunas dudas mostradas tanto por los británicos como los italianos.

Arabia Saudí también mostró gran interés por incorporarse al programa GCAP como un socio más. Al parecer, Italia y Reino Unido sí estaban de acuerdo con la incorporación, pero Japón se opuso y el país árabe finalmente quedó fuera. Al menos de momento.

A pesar de llevar cierto tiempo de desarrollo, este tipo de alianzas suelen estar abiertas a otros países aliados. De hecho, no son pocas las voces —entre ellas algunas desde Airbus— que abogan por la fusión de los programas GCAP y FCAS. E incluso algunos rumores apuntaron en noviembre de 2023 que Alemania tenía la intención de abandonar su participación en este último para integrarse en el liderado por Reino Unido. Algo que finalmente no ha sucedido.

El concepto de caza de sexta generación va más allá de una mera aeronave. Las arquitecturas aéreas que vienen tienen un planteamiento de ser un sistema compuesto de otros sistemas, donde el caza es sólo uno de los vectores que componen todo el despliegue.

Por ejemplo, se tendrá en cuenta el despliegue de drones autónomos como vehículos aéreos de apoyo que realizarán misiones tanto de ataque como de defensa e información. Así como la interconexión con otros tipos de fuerzas mediante una nube de combate que reúna a efectivos en tierra, mar y aire. Esto último ya existe en las Fuerzas Armadas de los países más avanzados —incluido España—, aunque con el caza de sexta generación se potenciará sensiblemente.

"El avión de combate, que entrará en servicio en 2035, será uno de los aviones más avanzados, interoperables, adaptables y conectados del mundo", señalan. También indican que "contará con un sistema de armas inteligente, una cabina interactiva basada en software, sensores integrados y un potente radar de nueva generación capaz de proporcionar 10.000 veces más datos que los sistemas actuales". Todo ello, "le otorga una ventaja para ganar en las batallas".

Video promocional GCAP

Además del mencionado Tempest británico, el GCAP bebe directamente del caza japonés Mitsubishi F-X. Este último fue la respuesta de Tokio ante la prohibición de exportación del caza F-22 Raptor por parte de Estados Unidos a finales de los años 90.

Desde entonces, la compañía y el Ministerio de Defensa del país asiático fueron desarrollando toda la tecnología necesaria para desarrollar su propia aeronave de sexta generación hasta que Japón se internó dentro del programa GCAP. A partir de ese momento, todos los conocimientos acumulados y tecnología diseñada se han centrado en el caza multinacional.

FCAS

El proyecto de España, Francia y Alemania comprende el desarrollo del caza, de una plata motriz completa, un sistema de drones, una nube de combate, sensórica, tecnología furtiva de baja observabilidad en radar y un laboratorio de simulación. Más que un único modelo de aeronave, lo que se busca es crear todo un ecosistema de guerra aérea en la misma línea que en la que trabajan otras potencias mundiales como Estados Unidos.

Las conversaciones entre Berlín y París sobre el proyecto llevan cociéndose a fuego lento desde el año 2017 y España se unió oficialmente al programa en el París Airshow de mayo del 2019. Con un coste estimado que supera los 100.000 millones de euros entre los tres países, el FCAS tiene planeado entrar en servicio en los diferentes ejércitos para el año 2040, teniendo la primera unidad de demostración para el 2026.

FCAS junto a los drones que le acompañan

"El FCAS es especial porque será mucho más que un mero avión de combate", señalan desde Airbus. El futuro de la aviación militar pasa por un ecosistema compuesto de elementos tanto tripulados como no tripulados. Los primeros tomarán un papel de coordinadores y se situarán como centros de control aéreo de los segundos que tienen previsto realizar otro tipo de misiones.

Airbus lo describe como un "sistema de sistemas complejo y completamente interconectado". Y es que los aviones no tripulados —drones al fin y al cabo— serán los encargados de ejecutar las misiones más peligrosas y actuar de "compañeros leales" a los aviones tripulados. Un hecho que ya podemos ver en Estados Unidos con proyectos mucho más avanzados que el FCAS europeo, pero exactamente con el mismo planteamiento de drones guardaespaldas.

"Protegerán a los pilotos y les darán soporte en las misiones de combate", apostillan en Airbus sobre los drones. Quien también indica la posibilidad de integrar y sincronizar con el FCAS las plataformas militares existentes. "En el corazón del sistema hay una nube de combate aéreo, que proporciona a los participantes de la misión toda la información relevante en tiempo real".