Tan sólo 15 días después del lanzamiento fallido del Falcon 9, SpaceX regresa al espacio exterior para poner en órbita 23 satélites de su constelación Starlink. Lo ha hecho a las 7:45 de la mañana —hora de España peninsular— desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA, ubicado en Florida (Estados Unidos).
La misión se ha ajustado según el plan de vuelo diseñado por SpaceX y la primera etapa regresó a la superficie sin novedades 8 minutos después del lanzamiento. La embarcación no tripulada de SpaceX nombrada como Just Read the Instructions (Sólo lee las instrucciones, en su traducción al español) la recibió en un punto del océano Atlántico, donde se posó y puso rumbo de vuela a la costa estadounidense.
La segunda y última etapa, que se encarga de colocar la carga en el momento y lugar establecidos, continuó su viaje según lo programado y desplegó los 23 satélites en una órbita baja de la Tierra (LEO, por sus iniciales en inglés), desde donde proporcionarán cobertura de internet a los clientes de Starlink. La misión duró 63 minutos desde el momento de lanzamiento.
Se trata del primer despegue de la compañía de Elon Musk desde el pasado 11 de julio, cuando uno de los Falcon 9 explotó después de una hora de viaje espacial. En ese momento y con el fin de estudiar lo ocurrido, todo el calendario de lanzamientos quedó paralizado y pospuesto a la espera de esclarecer las causas de la misión fallida.
Las primeras fases del vuelo marcharon según lo previsto y no fue hasta el encendido de la segunda etapa cuando SpaceX detectó que algo no iba bien. Según explicaron más adelante, la responsable del fallo de la misión fue una fuga de oxígeno líquido, un compuesto que se almacena a muy baja temperatura y se utiliza como comburente en los cohetes.
Esto provocó lo que SpaceX denomina "desmontaje rápido no programado" (RUD, por sus siglas en inglés), un término que suele utilizar la compañía para referirse a una explosión. Sin embargo y a pesar del percance, los satélites fueros desplegados de manera segura, según Sarah Walker, directora de la misión Dragon de SpaceX.
El cohete identificó el fallo en el sistema de propulsión y, de urgencia, desplegó los satélites situados a bordo, que se establecieron en una órbita más baja de lo previsto. Esto provocó una reentrada atmosférica prematura, aunque sin desencadenar peligro.
Walker también explicó el viernes que SpaceX determinó que la fuga fue causada por una grieta en la línea conectada a un sensor de presión, que sufrió un cierto desgaste por las vibraciones del motor. También al afloje de una abrazadera que debía sujetarlo, tal y como recoge CNN.
La fuga de oxígeno provocó un "enfriamiento excesivo" de las piezas del motor, explicó Walker. Lo que dejó al cohete sin combustible suficiente para funcionar correctamente.
La Administración Federal de Aviación (FAA), quien otorga licencias para despegues espaciales comerciales y se encarga de la evaluación de accidentes, publicó el pasado jueves que el cohete de SpaceX no provocó "problemas de seguridad pública". Allanando el regreso del Falcon 9 a la plataforma de lanzamiento.
"Esta determinación de seguridad pública significa que el vehículo Falcon 9 puede regresar a las operaciones de vuelo mientras la investigación general permanece abierta, siempre que se cumplan todos los demás requisitos de la licencia", indicó la propia FAA.